Breve historia del Tanque

sábado, 2 de febrero de 2019

La revolución tecnológica de los tanques cambió la naturaleza de los enfrentamientos militares durante gran parte del siglo XX. Cuando estalla la guerra en 1914, todos los estados mayores de los ejércitos enfrentados esperaban que el conflicto se resolvería como había sucedido 100 años antes, en Waterloo: dos ejércitos maniobrando y enfrentándose en campo abierto al estilo de la época napoleónica. En el verano de 1914, cuatro millones de soldados marcharon hacia los campos de combate de Europa. El General Alfred von Schlieffen antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército alemán desde 1891 hasta 1906, había propuesto a principios del siglo XX atacar a Francia por el flanco derecho (desde el punto de vista alemán) avanzando por la costa del Canal de la Mancha y cruzando el Somme para luego caer al oeste de París y cercar al ejército francés, obligando a este a capitular. Aunque este plan obtuvo algún éxito en la primera fase de la guerra, la ofensiva alemana pronto fue perdiendo empuje hasta que finalmente se detuvo en el Marne originando una sangrienta guerra de desgaste. La guerra de movimientos había terminado y todos los planes habían fracasado. Los ejércitos combatientes establecieron entonces líneas estáticas de fortificaciones, las trincheras que concebidas inicialmente como un sistema defensivo provisional, en pocas semanas se extendieron desde la costa del Canal de la Mancha a la frontera Suiza. Los hombres caían antes de poder acercarse siquiera al enemigo. Para la navidad de 1914, un millón de hombres habían muerto y el frente occidental esta completamente estancado.

Poco a poco las lineas de trincheras serán cada vez más sofisticadas; las tropas en primera línea vivían en «refugios subterráneos», en barracones bajo tierra y en almacenes construidos en la pared de las trincheras, orientados de cara a las posiciones enemigas para protegerse de los proyectiles. La línea, construida en zigzag, para estar al abrigo del fuego enemigo, estaba protegida por varios cinturones de alambradas; los ejércitos podían cavar simultáneamente varias líneas de trincheras para guardarse así las espaldas ante una posible retirada. Aunque esto no era algo nuevo, ya que durante siglos los ejércitos habían desarrollado sistemas de defensa similares, la novedad de la situación de 1914 radicaba en sus dimensiones: millones de hombres, mucho mejor abastecidos y atendidos que las tropas del pasado, estaban absolutamente estancados en unas líneas situadas en ocasiones a cien metros de distancia. Las trincheras fueron sustituidas por zonas defendidas compuestas de emplazamientos de ametralladoras estratégicamente separadas en fortines de hormigón, defendidos por alambradas de espino y cubiertos por una línea de artillería. El grueso de la infantería se mantenía atrás, fuera del alcance de los cañones enemigos, preparada para el contraataque. Detrás de estas posiciones avanzadas había otras zonas mucho más profundas que hacían casi imposible cualquier intento de avance.

Ambos ejércitos intentaban romper la línea enemiga con el uso masivo de la artillería, primero, para pasar a métodos nuevos más tarde. La creencia más extendida es que fueron los alemanes los primeros en utilizar gases durante el conflicto (ver nuestro post sobre en empleo de gases en la Primera Guerra Mundial https://www.facebook.com/…/rpp.1258935342…/989225714602617/…), sin embargo fueron los franceses los primeros en emplear el gas lacrimógeno (bromuro de xililo);el primer gas letal empleado fue el cloro, utilizado por primera vez por los alemanes el 22 de abril de 1915 al norte de Ypres (Bélgica). Sin embargo, los gases no consiguieron el objetivo de la ruptura del frente enemigo, a pesar del rápido y letal desarrollo de los mismos. Por su parte, los ingenieros británicos cavaban túneles bajo el enemigo y los llenaban de explosivos. Pero las armas modernas permitían a los ejércitos establecer posiciones defensivas inexpugnables, y ni los cuerpos de oficiales ni los Estados Mayores generales supieron utilizar la tecnología moderna o desarrollar concepciones tácticas para irrumpir en tales defensas hasta 1918.

Imposibilitados para romper la líneas enemigas, ante cuyas alambradas y ametralladoras murieron centenares de miles de soldados, los británicos decidieron fabricar un acorazado terrestre al que, para mantenerlo en secreto, llamaron water tank for Palestine (tanque de agua para Palestina,ya que parecían tanques de agua). Aunque tradicionalmente se ha venido atribuyendo la paternidad de este invento a Inglaterra, ya en 1911 el ingeniero del ejército austro-húngaro Gunther Adolf Burstyn había desarrollado, producido y patentado el primer diseño de un vehículo de combate campo a traves con torreta giratoria basada en un tractor agrícola estadounidense; llamó a su tanque el Motorgeschütz. Su revolucionario diseño, más avanzado que la mayoría de los diseños de tanques de la Primera Guerra Mundial, fue rechazado tanto por Austria-Hungría como por el Imperio Alemán y no se produjo ningún prototipo. Otros proyectos similares fueron desarrollados en otros países pero en todos los casos serán rechazados, ya que los ejércitos del momento no veían la necesidad de un arma como esta.

La necesidad de un vehículo que pudiese atravesar la tierra de nadie y que combinase movimiento y potencia de fuego era evidente desde el inicio del conflicto. La desconfianza entre británicos y franceses llevó a la creación de modelos diferentes, de forma independiente y sin compartir los avances tecnológicos. En el bando francés, el coronel Jean Estienne persuadió al Alto Mando de comenzar un programa de tanques. En el verano de 1915 fue informado de que Eugène Brillié de la Schneider Company y Jules-Louis Bréton (entonces miembro del parlamento) estaban desarrollando un vehículo cortador de alambre de púas en un chasis de tipo Holt con orugas. Estienne proponía que el ejército francés emprendiera un proyecto similar; en particular, abogó por la creación de una fuerza de vehículos blindados todo terreno lo suficientemente grandes como para ayudar a 20,000 soldados de infantería a romper la profundidad de una posición defensiva alemana. Armados con artillería ligera, los vehículos también servirían para transportar hombres, equipos y suministros a lo largo de los 40 km que separaban las áreas de reunión francesas del terreno abierto detrás de las posiciones defensivas alemanas.El 12 de diciembre de 1915 presentó al Alto Mando un plan para formar una fuerza de blindados, equipados con vehículos oruga, aprobado el 1 de enero 1916 por el Comandante en jefe, Joffre, que ordenó la producción de 400 unidades del nuevo tanque francés, el Schneider CA-1. Para el espectador moderno habituado a la familiar silueta de un tanque, este carro de combate no es reconocible como tal. No tiene torreta, y su armamento principal no es muy prominente, un cañón corto Blockhaus Schneider de 75 mm, colocado en la esquina delantera derecha; dos ametralladoras Hotchkiss de 8 mm, con una proyección de los flancos en afustes hemisféricos, complementan al pequeño cañón. Otra característica es el voladizo de la parte delantera del chasis diseñado para aplastar el alambre de púas. El compartimiento interior era muy estrecho y la velocidad máxima era de tan sólo 8 km/h. Estaba protegido por un blindaje de acero de 11 mm de espesor, más tarde mejorado por un blindaje espaciado de 5,5 mm, aumentando el peso hasta las 13,5 toneladas.

Schneider CA-1

Los británicos habían estado desarrollando en secreto desde 1915 vehículos oruga blindados. El tanque Mark I había sido desarrollado para ser capaz de cruzar trincheras, resistir disparos de armas ligeras, viajar a través de terreno difícil, transportar pertrechos y capturar posiciones enemigas fortificadas.Era un vehículo con forma romboidal con un bajo centro de gravedad y largas orugas, capaz de transitar por terreno removido y cruzar trincheras. Pesaba 28 toneladas ( a diferencia del diseño francés, el Mark I estaba concebido para aplastar las alambradas por su peso) y contaba con una tripulación de ocho hombres. Tenía una velocidad máxima de 6 kilómetros por hora sobre terreno plano y duro que no abundaba en el frente occidental. Su armamento principal iba montado en barbetas a los lados del casco. El interior no estaba compartimentado y la tripulación compartía el mismo espacio con el motor.Su sistema de tracción a orugas no estaba aún perfeccionado, y aunque podía realizar giros grandes, tenía dificultades para efectuar pequeños giros que sólo ajusten ligeramente la dirección hacia donde avanzaba. Para solventar ese problema técnico, se le equipó en retaguardia con una “cola de viraje”, que consistía en dos grandes ruedas a modo de timón naval, una de las cuales podía bloquearse el cualquier momento para conseguir un pequeño cambio en el rumbo del vehículo. Las temperaturas internas eran increíblemente altas, llegando a veces a alcanzar los 50 grados. El ruido era tan infernal que los tripulantes no podían oír nada, y se veían obligados a comunicarse entre sí con gestos de mano. Para protegerse de los fragmentos y esquirlas que pudiesen saltar del casco, como consecuencia de sufrir el fuego enemigo, los tripulantes se veían obligados a llevar máscaras de hierro y cotas de malla. Dentro del tanque, los hombres estaban aislados del resto del mundo por lo que para poder comunicarse, las tripulaciones contaban con palomas mensajeras (alojadas en una jaula); escribían el mensaje, se lo ponían a la paloma en una pata y la liberaban con la esperanza de que alcanzase sus lineas y entregase el mensaje.

El tanque debía alcanzar las trincheras alemanas y una vez en ellas, destruirlas; construyeron dos tipos: la hembra, con dos ametralladoras en cada costado y el macho que presentaba un cañón en cada lado. Los primeros modelos eran mecánicamente defectuosos y tan torpes que solo sus más entusiastas protagonistas esperaban que pudieran hacer algo más que ayudar a la infantería a romper la primera línea de defensa enemiga. El 15 de septiembre de 1916, 50 tanques modelo Mark I se desplegaron para asaltar las trincheras alemanas en el Somme, donde debían abrir una brecha por la cual penetrasen el resto de sus fuerzas. A las 6:10 AM, los tanques británicos se lanzarán sobre las líneas alemanas, que por primera vez en la historia serán víctimas de un ataque con tanques. Los atónitos alemanes observaban como unas enormes cajas de metal avanzan lentamente hacia ellos, extendiéndose el pánico entre sus líneas. Tras varios meses empantanados, los soldados aliados conseguían en unos pocos días la captura de más de 4 km de la tercera línea alemana, si bien es cierto que no se lograron todos los objetivos planeados.Sin embargo, los tanques no fueron tan fiables como en principio pudiera parecer, ya que seguían siendo vulnerables a la artillería pesada, sufrían constantes fallos mecánicos y quedaban prisioneros de los obstáculos más grandes. De hecho, sólo 21 de los 50 tanques disponibles el 15 de septiembre de 1916 llegaron a entrar en combate (y sólo 10 lograrán regresar a sus lineas) y la decisión de usarlos le valió no pocas críticas a Douglas Haig, a quien se acusó de mostrar el arma secreta demasiado pronto como para elevar su rendimiento hasta límites más aceptables.

Los británicos descubrieron una nueva utilidad para este arma, la propaganda. La nueva arma había dejado de ser secreta pero ahora atraía la atención de las masas. Alemania había ostentado hasta este momento la ventaja tecnológica, al ser la primera en utilizas efectivamente gases venenosos, por su flota de dirigibles (ver nuestro articulo sobre el arma Zeppelin alemana http://quevuelenaltolosdados.blogspot.com/…/el-arma-de-zepe… ) y también por sus bombardeos sobre Londres.De repente, con los tanques, los británcos recuperaban esa ventaja. En agosto de 1916, Jean Estienne y Bréton viajaron juntos a Londres donde intentaron convencer al gobierno británico de posponer el primer uso de tanques hasta que los tanques franceses estuvieran listos. No tuvieron éxito, pero la acción británica tuvo un efecto secundario beneficioso, ya que el primer uso de los tanques Mark I británicos el 15 de septiembre creó el ambiente de euforia que aceleró los desarrollos y el 30 de septiembre Estienne fue nombrado Comandante de la Artillerie Spéciale: el nuevo cuerpo de tanques del ejército francés. Faltaba personal y recursos, pero Estienne pasó varios meses creando una nueva fuerza desde cero: primero reclutó al personal, luego construyó campos de entrenamiento y por fin el 1 de diciembre le fue entregado el primer tanque Schneider CA-1 para que pudiera comenzar con el entrenamiento. Durante estos meses,también cooperó con Renault en el desarrollo del Renault FT. El 16 de abril de 1917, el nuevo comandante supremo, Robert Nivelle, ordenó emplear la fuerza blindada (132 tanques disponibles) prematuramente cerca de Berry-au-Bac, acción que terminará en un completo fracaso: 57 tanques fueron destruidos por la artillería alemana que utilizó cañones de campaña a corta distancia en fuego directo, disparando en trayectorias planas. Al menos un Schneider CA1 fue entregado a Italia, que después de probarlo abandonó el plan de construir 1.500 de ellos.

Aunque los ingenieros desarrollaron vehículos similares, los oficiales mantenían diferencias sobre cómo debían ser utilizados. El mayor general Sir Ernest Dunlop Swinton deseaba tanques que apoyasen a la infantería y proponía concentrarlos todos y utilizarlos por sorpresa para romper el frente tras el cual se infiltraría la infantería y la artillería. Por su parte, el general Hugh Ellis, que se convertiría en comandante del Cuerpo de Tanques, defendía que los estos debían tener un papel independiente del de la infantería. De hecho, consideraba que todo el ejército debía estar mecanizado. Cuando la batalla de Flandes se estancó, Ellis dio a entender que una incursión de carros de combate contra las posiciones alemanas alejadas de Flandes podría obtener algún éxito. Sometido a presiones políticas por parte de Lloyd George por el elevado número de bajas sufridas en Flandes, Haig accedió. La posición era ideal: un terreno llano, seco, que no había sido afectado por el bombardeo. En la mañana del 20 de noviembre de 1917, tras un breve cañoneo preliminar, los tanques británicos atacaron posiciones alemanas frente a Cambrai. Los defensores no disponían de reservas, y las divisiones defensivas eran de «Clase B», las más débiles del ejército alemán. La posición se derrumbó; en un día, y con un coste de menos de 5000 bajas, los tanques británicos y la infantería de apoyo conquistaron más territorio que el ganado en tres meses por la ofensiva de Passchendaele. El ataque en Cambrai había sido un tremendo éxito, abriendo una brecha en el frente alemán de 10 km. Sin embargo, los sistemas de comunicación aun eran muy primitivos y las divisiones de caballería británicas no se enteraron de esto hasta las 3 de la tarde y no llegó a tiempo para explotar la victoria. Un mortífero contraataque alemán golpeó las posiciones británicas en torno a Cambrai utilizando por primera vez una nueva doctrina ofensiva formulada por Ludendorf y sus planificadores e hizo retroceder a los británicos más allá de sus líneas de partida. 179 tanques británicos fueron destruídos por la artillería alemana y mucho otros fueron capturados. Haig y Ludendorff concluyeron erroneamente que el tanque era un arma fallida.

Mark I británico

A pesar de la derrota en Cambrai, los periódicos ingleses exaltaron la «gran victoria» de sus tanques; el gobierno decidió aprovechar la popularidad y envió tanques a las principales ciudades inglesas para recaudar fondos para la construcción de más tanques.Fue un éxito enorme y las ciudades compitieron para ver cual recaudaba mas dinero. Glasgow, la vencedora,conseguirá recaudar 16 millones de libras. Ahora no sólo era un arma poderosa en el campo de batalla, sino también era un símbolo.

Los alemanes concentraron sus escasos recursos en otras armas, en particular los proyectiles con gas, debido a la superioridad de la industria química alemana sobre el resto. Alemania llegó tarde a la carrera armamentística de tanques, pues durante mucho tiempo no le dieron demasiada importancia a la amenaza que suponían y se limitaron a intentar neutralizarla con medidas defensivas. Sin embargo, trató de desarrollar su programa de tanques propio, con el Sturmpanzerwagen A7V, el primer tanque alemán. Al ingeniero Joseph Vollmer se le encargará la construcción de 200 unidades. Debía ser más grande, mas veloz y estar mejor blindado y armado que los modelos británicos. Vollmer diseñará un vehículo de 30 toneladas de peso, con una plataforma superior en la que se situaban el conductor y el comandante (para dotarles de una mejor visibilidad) que necesitaba de 18 tripulantes y estaba armado con seis ametralladoras y un cañón (el cual a veces era sustituido por otras dos ametralladoras). Sus capacidades todoterreno eran pobres, y se atascaba con facilidad. Además, su bajo piso le impedía cruzar trincheras o terrenos pantanosos. Sin embargo, su potencia de fuego era superior a la de otros vehículos, lo cual era ventajoso si podía combatir en terreno abierto. A estas alturas del conflicto, la Alemania del Kaiser ahogara por el bloqueo naval aliado, era incapaz de producir en masa este tipo de vehículos, dada la carencia absoluta de materias primas por lo que solamente se construyeron tan sólo 20 tanques. No había acero para construir mas. La mayoría de los tanques utilizados por Alemania serían tanques capturados al enemigo.

En 1918, los «viejos» tanques Schneider CA-1 fueron eliminados gradualmente en favor del nuevo modelo Renault FT, era radicalmente distinto al resto de los tanques construidos hasta ese momento; era mucho más pequeño, solamente necesitaba 2 personas para tripularlo (conductor y artillero) y era mucho már rápido. Su innovación principal provenía del vehículo blindado de Gunther Adolf Burstyn, un cañón situado en una torreta giratoria que le permitía disparar en cualquier dirección en movimiento. Renault, un patriota,renunció a las ganancias para que el ejército pudiese construir en grandes cantidades este modelo. Pero ante todo, era un empresario, por lo que cuando en 1917 los Estados Unidos entran en la guerra en el bando aliado, les venderá su diseño que comenzará a ser fabricado bajo licencia en Norte América, con un gran beneficio; el gobierno estadounidense encargó de inmediato 4.400 unidades.

Renault FT

Vollmer diseñará un tanque de emergencia, aprovechando los motores de viejos coches y piezas de repuesto; a diferencia del enorme y pesado A7V, este tanque era pequeño y manejable; el alto mando alemán encargará la construcción de 400 unidades pero ya era demasiado tarde e incluso había escasez de piezas de repuesto. Construyeron señuelos de madera que situaron a la vista de los aliados y el 21 de marzo de 1918 atacaron. Rápidamente, se extendió el rumor entre las filas aliadas: ¡tanques alemanes¡. Algunas unidades rompen la linea y retroceden; los alemanes avanzan sobre París. En un bosque a las afueras de la ciudad, los Renault FT franceses tendrán su bautismo de fuego, avanzando hacia el ejército alemán en gran número, permitiendo a los franceses contraatacar de manera efectiva por primera vez desde 1914. Los alemanes perderán casi todos sus tanques.

Sturmpanzerwagen A7V alemán

El 8 de agosto de 1918, soldados del Imperio británico —australianos y canadienses—, apoyados por un gran número de tanques británicos, atacaron cerca de Amiens a un adversario escasamente preparado. La artillería británica eliminó a la enemiga, mientras los tanques cubrían la infantería que cruzaba la zona batida. Seis divisiones alemanas se desplomaron. Los vehículos blindados británicos se introdujeron en las zonas de la retaguardia alemana y echaron por tierra los preparativos de la reserva para un contraataque. Más de dos tercios de las pérdidas alemanas fueron prisioneros de guerra —lo cual constituía un signo peligroso—. Ludendorff admitió más tarde que el 8 de agosto había sido el «día negro de la guerra para el ejército alemán». Aquel asombroso éxito británico estuvo acompañado por un número mínimo de bajas. Los tanques fueron un factor ganador en la guerra y, aunque todavía eran relativamente escasos, los británicos podrían haber lanzado, no obstante, al menos uno y, probablemente, dos ataques más utilizando como eje su fuerza de carros de combate; pero los principales dirigentes de la Fuerza Expedicionaria Británica no lograron percatarse del potencial de aquella arma. Haig se sirvió, en cambio, de los tanques en pequeñas concentraciones y confió, como de costumbre, en una combinación de artillería e infantería para lograr el éxito en las operaciones ofensivas. No obstante, en septiembre, la Fuerza Expedicionaria Británica había roto las principales defensas alemanas en el oeste —la Línea Sigfrido—, alejado al enemigo de la costa belga y recuperado casi Bruselas.

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