Cercanos al poder y al mismo tiempo alejados de él por la misma característica, la castración, los eunucos han disfrutado del privilegio o sufrido la marginación en distintos períodos de la historia.La misma anomalía que les privaba de una vida normal les abrió las puertas del templo, el teatro, el palacio y el harén. Todos los círculos de poder estuvieron a su alcance, y reaccionaron a veces como leales servidores y otras como intrigantes y conspiradores en los imperios babilonio, chino, persa, bizantino, árabe y turco.
El individuo castrado antes de la pubertad, que es considerado el eunuco «convencional» se caracteriza sobre todo por un crecimiento exagerado de sus los miembros inferiores tanto en la pierna como en los segmentos crurales. Estos castrati son personas de piernas largas,pero aunque esta macroskelia generalmente va acompañada de una elongación general del cuerpo, también se observa incluso si la altura del sujeto es casi normal. Otro rasgo: la masa cráneo-encefálica casi nunca alcanza su desarrollo completo y, debido a este hecho, transforma al individuo respectivo en un microcephal o persona de cabeza pequeña. Además, el rostro parece liso, ya que las características sexuales secundarias no tienen la oportunidad de desarrollarse en razón de la precocidad de la intervención sufrida. En cuanto al tórax, generalmente permanece estrecho, pero los pechos sobresalen completamente, las caderas se llenan, las extremidades se vuelven redondas; y si la obesidad logra echar raíces, es solo un fenómeno incidental. Las personas que han sufrido castración pospuberal se presentan bajo un aspecto totalmente diferente; hipertrofia generalizada de la panícula adiposa [crecimiento excesivo de la grasa abdominal] y un desarrollo peculiar de los senos. Las localizaciones de grasa suplementaria recuerdan a las del cuerpo femenino, y también causan una cascada de pliegues grasos a nivel de la pared abdominal.
Los casos más antiguos de castración humana que se han registrado se remontan a la época de los sumerios, y se ubican en la ciudad textil de Lagash durante la III dinastía de Ur (2120-2003 a. C.). Aquellos primeros eunucos tenían una baja consideración social, aunque algunos lograron ocupar posiciones de confianza. Los sumerios observaron que la castración privaba al eunuco de toda aspiración a perpetuarse y hacía de él un individuo sin ligazones, lo cual facilitaba su gobierno.
Los reyes persas poseían amplios harenes con multitudes de mujeres y de eunucos para la asistencia personal de estas. Los eunucos cumplían su función cortesana a la perfección, ya que su ausencia de virilidad les impedía relacionarse con mujeres o lo que es mas importante, concebir hijos. Ciro el Grande disponía de una guardia personal de 300 eunucos en los que confiaba ciegamente. Para Ciro, solo los eunucos, privados de mujer e hijos, podían entregarse por entero a su persona. Su teoría estaba lejos de ser infalible. Fue el caso del eunuco Bagoas, que llegó a ser general de los ejércitos persas en tiempos de Artajerjes III; acaparó tal poder que se dedicó a poner y quitar reyes, envenenando al monarca y luego a su hijo Arses. La preferencia de Dario III por el eunuco Bagos dará lugar al dicho: «En Persia antes gobernaba un eunuco y ahora gobierna otro», en referencia a Bagoas, otro eunuco, gran visir y gobernante del imperio en tiempos de Artajerjes III Oco (358 a. C. – 338 a. C.). También eran más sumisos y débiles físicamente, cualidades que satisfacían el ideal de pareja homosexual de la época, formada por un hombre mayor y más poderoso (protector) y uno más joven y débil.
Los eunucos desempeñaron papeles administrativos importantes en los tribunales asirios, persas y romanos. En Egipto específicamente, hay referencias textuales a los eunucos cubriendo funciones administrativas en los tribunales ptolemaicos. Los griegos emplearon a eunucos como tutores de sus hijos, confiados en que no tratarían de seducir a sus retoños. Del griego eunouchos (guardianes del lecho) procede el término eunuco, aunque estos no participaron en las instituciones helenas. Su presencia había llegado en buena medida a través de los sacerdotes eunucos del templo de Artemisa –situado en la vecina ciudad de Éfeso, en Turquía– y de los cultos frigios a la Diosa Madre, muy extendidos en las ciudades griegas de Asia Menor.
Roma conocía el uso lascivo que los persas daban a sus eunucos. Los preferidos para aquel placer eran los spadones o espadones (de Spada, ciudad persa donde al parecer se testimonian los primeros casos de euniquismo), eunucos a los que solo se había extirpado los testículos y que agradaban tanto a hombres como a mujeres ya que acarreaba la esterilidad pero no la impotencia funcional del miembro viril.Era evidente que este tipo de individuos fue muy estimado en su momento por determinados colectivos femeninos a la vista de su incapacidad reproductiva, puesto que garantizaba nulas consecuencias a sus infidelidades. A juicio de muchos autores esta peculiaridad explica la frecuente presencia de eunucos en los gabinetes privados de las emperatrices, y en la alta aristocracia, tanto en Roma como en Constantinopla. Los eunucos nunca estuvieron bien considerados en Roma, pero muchos de ellos alcanzaron puestos notables. Además, en el culto a la diosa Cibeles, llegado a Roma durante la segunda guerra púnica, los sacerdotes, conocidos como galli, se practicaban incisiones en brazos y labios mientras bailaban ritualmente, hasta alcanzar un clímax en el que algunos se mutilaban el sexo. El Imperio Romano proscribía la castración penal al menos en lo que a los ciudadanos romanos se refería; la castración en Roma tenía un alto componente punitivo y su propósito era humillar al vencido, evitar su reproducción y rebajar su agresividad.
En el Imperio romano de Oriente, posteriormente Bizantino, los eunucos podían acceder a todos los altos cargos religiosos, militares o políticos; solo el trono les estaba vetado. Con un fenomenal desempeño en los asuntos de la corte, los eunucos bizantinos formaron una especie de lobby palaciego. A menudo obraron en su propio provecho, lo que les dio fama de ambiciosos e intrigantes. Su proximidad al poder hizo que muchos bizantinos castrasen a sus hijos con la esperanza de otorgarles un futuro mejor. La castración, al igual que la ceguera, era uno de los medios utilizados para descartar eventuales concurrencias en la línea sucesoria, pues incapacitaba a los herederos de los emperadores depuestos. No es extraño pues que se acudiera a ella para eliminar esa posibilidad. Tal acaeció así con los hijos varones del Emperador Mauricio 582-602, Miguel I 811-813, León V 813-820. Basilio Lecapeno, el hijo de Romano I (870-948) también lo era. Todo lo cual les inhabilitaba para aspirar al trono vista la imposibilidad de engendrar heredero.Las zonas próximas al Mar Negro y las montañas del Cáucaso fueron el semillero principal de eunucos del Imperio Bizantino, donde era una práctica habitual.
En estos casos, los hombres socioeconómicamente acomodados del país, encomendaban a los eunucos especialmente el cuidado de las mujeres del harén. Algunos eunucos llegaron a ser importantes funcionarios y alcanzar una considerable influencia política, los más hábiles incluso se las ingeniaban para decidir políticas de Estado que afectaban las relaciones internacionales con los países vecinos alcanzando fama,riquezas y poder.
Durante la dinastía china de los Ming (1368-1644) se llegó a registrar cien mil eunucos, de los que setenta mil se agrupaban en Pekín. Al final del período Ming surgiría la figura de Wei Zhongxian, el eunuco más influyente de la historia de China. El emperador Tianqi le puso al frente de su gobierno, delegando en él todas sus funciones. Su poder fue tan grande que Wei quiso perpetuarlo con un hijo, acaso la única ambición que le había sido vetada. Con la muerte de Tianqi, fue denunciado por sus crímenes, desterrado, y se quitó la vida ahorcándose con su propio cinturón. Durante el califato abasí, Bagdad alojó a más de once mil eunucos, empleados en el servicio en palacio, el cuidado del harén y no pocas veces también el desahogo sexual. Los más apreciados eran los eslavos y los africanos. Los musulmanes no solían emascularse, pero sí fueron activos comerciantes de eunucos. Sin tener un especial apego por ellos, les encomendaron el más alto de los servicios: la custodia de los santos lugares del islam en las ciudades de Medina y La Meca.
Se tiene noticia de los castrati en Italia desde el ecuador del siglo XVI, y vivieron su edad de oro una centuria después, con el apogeo de la ópera barroca. En aquella tierra nacerán los grandes virtuosos del género –Farinelli , Caffarelli, Salimbeni, Marchesi…–. Los castrati italianos fueron estrellas a la altura de los más grandes artistas de nuestro tiempo: llenaban teatros, hacían giras triunfales por Europa y vivían lujosamente. El fin de la era de los castrati llegó con el inicio de la Ilustración y el florecimiento de la música romántica. Sin embargo, estos siguieron existiendo hasta el siglo XIX. La Iglesia empezó a condenar tajantemente esta práctica, aunque todavía en el XX habría un reducto para los castrati: el Vaticano. La voz de Alessandro Moreschi, el último castrato del coro vaticano –se retiró en 1913– y el primero y único en ser grabado, quedará para la posteridad.
Curioso es el caso de Kondraty Selivanov, que sigue la génesis de uno de tantos visionarios (o charlatanes, según se mire) rusos; origen humilde, pero dotado de una gran personalidad y capacidad de liderazgo.se le franqueó la entrada en salones de la aristocracia y ejerció una poderosa influencia en niveles funcionariales tales que, le permitieron entrevistarse personalmente con el zar Pablo I. Como resultado de esta reunión el zar enviará a Selivanov directamente a un hospital psiquiátrico. Y no era para menos, toda vez que el místico le había pedido al zar que se castrara. Selivanov, un campesino del distrito ruso de Oriol,fundará una secta cristiana, los Skoptsy también llamados Blancas Palomas, en 1770. Practican la castración obligatoria, como medio de asegurar la castidad;sostenían que Cristo y los primeros cristianos seguían esta práctica.A finales del siglo XIX empezaron a permitir que los adeptos tuvieran uno o dos hijos antes de amputarse.Las mujeres mutilaban sus órganos genitales, se seccionaban los pezones, y en ocasiones los pechos enteros.Los skoptsy llegaron a tener hasta cien mil miembros a principios del siglo XX, aunque muchos fueron perseguidos y juzgados. La represión y colectivización del periodo soviético redujo su número a unos pocos millares para 1929, y se cree que están desaparecidos en la actualidad. Aún hoy existen en la India eunucos,conocidos como hijras.
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