A mediados de marzo de 1943, poco después de la batalla del paso de Kasserine y casi dos meses antes de la victoria final en Túnez, el teniente general británico Frederick Morgan fue nombrado jefe de Estado Mayor del comandante supremo aliado, y encargado de «coordinar y desarrollar las operaciones planeadas para cruzar el canal de la Mancha de ese año o el siguiente»; las directrices definitivas emitidas a finales de abril, ordenaban a Morgan comenzar la planificación de un asalto a gran escala sobre el continente en 1944 (cualquier sitio comprendido entre Holanda y Brest) tan pronto como fuera posible. Morgan reunió a un grupo de oficiales americanos y británicos, nombrando al mayor general Ray Barker del Ejército de los Estados Unidos como su ayudante, y lo bautizó con las iniciales de su título, COSSAC.
Una vez que el Alto Mando Aliado decidió que el desembarco se produciría en Normandía, para reforzar la necesidad de que los alemanes mantuvieran sus ejércitos Panzer al nordeste del Sena, el Alto Mando de las fuerzas aliadas propuso (y Eisenhower, después de asumir el mando, organizó) un elaborado plan de engaño. Su nombre en clave era Operación Fortitude o Fortaleza; el objetivo no era otro que engañar a Hitler y a sus generales y hacerles creer que el ataque se estaba produciendo en otro sitio. Así, el asalto de verdad les parecería una engaño. Para cumplir este objetivo resultaba primordial hacer creer a los alemanes que las fuerzas aliadas tenían un potencial doblemente superior al que tenían en realidad. Fortitude se desarollaría a partes iguales, entre británicos y americanos haciendo uso del contra espionaje británico, del Ultra, de ejércitos figurados, de informaciones radiadas falsas y de un elaborado sistema de precauciones y contaba con infinidad de elementos diseñados encaminados a hacer creer a los alemanes que el verdadero ataque vendría por la costa del golfo de Vizcaya o entrando por la región de Marsella o incluso por los Balcanes. Las partes más importantes del plan se situaban en Fortitude Norte, que establecía a Noruega como un posible objetivo (donde se situaban las bases de U-boats, esenciales para sus últimas operaciones ofensivas, constituyendo un área extremadamente vulnerable), y Fortitude Sur, con el paso de Calais como posible objetivo.
Para conseguir que los alemanes dirigieran sus miradas hacia Noruega, primero los aliados debían convencerles de que disponían de refuerzos suficientes para llevar a cabo una maniobra de diversión o un ataque secundario. Ello resultaba doblemente difícil debido a la acusada escasez de lanchas de desembarco que acusaban los aliados, hasta el extremo de que justo hasta el día D existían serias dudas acerca de si el número de embarcaciones disponibles sería suficiente para transportar seis divisiones hasta las playas de Normandía, tal como estaba planeado. En consecuencia, los aliados debían crear divisiones ficticias, así como lanchas de desembarco a gran escala. Esta acción fue realizada básicamente por el Double Cross System (el sistema de contra espionaje) y los talentos británicos y americanos de la industria del cine, así como mediante señales de radio.
Como parte del plan, situarán en Escocia al 4° Ejército británico, con los planes de invadir Noruega a mediados de julio, un ejército que únicamente existía en las ondas de radio. A principios de 1944, unas dos docenas de oficiales británicos veteranos viajaron hasta el extremo norte de Escocia, dedicándose durante meses a intercambiarse mensajes. Llenaron las ondas con duplicados exactos del tráfico inalámbrico que suele acompañar la reunión de un ejército real, comunicándose a baja frecuencia y facilitando el descifrado de los mensajes a los alemanes. En su conjunto, los mensajes crearon la falsa impresión de la existencia de cuarteles generales de cuerpos de ejército y de divisiones a lo largo del territorio escocés. Pero engañar a los alemanes solamente con emisiones de radio no era nada fácil ya eran expertos en descifrar mensajes radiados falsos. Los espías alemanes reconvertidos en el Reino Unido como agentes dobles fueron puestos a trabajar: mandaron informes al Abwehr acerca del intenso tráfico de trenes que tenía lugar en Escocia, indicios de la aparición de tropas, nuevas divisiones por las calles de Edimburgo y rumores acerca de unidades dirigiéndose a Noruega. Además, se situaron bombarderos bimotores de madera en los campos de aviación escoceses. Comandos británicos realizaron algunos ataques por sorpresa sobre las costas de Noruega, indicando con toda precisión los emplazamientos de radar, extrayendo muestras del suelo, y en general, intentando aparentar la acción de una fuerza previa a la invasión en toda regla. Y como resultado de estas operaciones, hacia finales de la primavera, Alemania había dispuesto nada menos que trece divisiones en Noruega (junto a 90 000 hombres de la Marina y 60 000 de la Luftwaffe). Tropas que no se dispondrían a lo largo de la Muralla del Atlántico en Francia.
Fortitude Sur implicaba una mayor complejidad y dificultad. Basaba su eficacia en el Primer Grupo de Ejércitos Americano (First U. S. Army Group [FUSAG]), basado en Dover y alrededores (East Anglia y el sureste de Inglaterra) dispuesto a atacar Calais. Pero como ocurría con el 4° Ejército británico, el FUSAG tampoco existía. En 1943, los aliados occidentales crearon el «Ejército Fantasma», una unidad formada por expertos en efectos especiales, actores e incluso, tanques, jeeps, camiones y vehículos de todo tipo simulados en cartón y caucho, con la única finalidad de hacer creer a los alemanes que el desembarco aliado en Francia se realizaría en el paso de Calais y no en Normandía. El el cometido de este ejército era que el Alto Mando Alemán creyera que los aliados disponían de una gran cantidad de tropas adicionales, ubicándose en varios puntos estratégicos de Inglaterra para dispersar a las fuerzas alemanas a lo largo de toda la costa francesa y así, debilitar las defensas de Normandía, objetivo real del verdadero asalto. Los aliados buscaban una manera de amenazar el Paso de Calais antes, durante, y después de la invasión verdadera para distraer el esfuerzo defensivo de los alemanes. Si la amenaza era creíble, Hitler no pensaría que era seguro mover sus reservas hacia Normandía.
Una vez constituido formalmente, el FUSAG comenzó a recular a sus integrantes, principalmente actores, expertos en efectos especiales de la época, guionistas, especialistas en comunicación y un par de unidades militares reales para dar más credibilidad al engaño si fuera necesario. En los emplazamientos establecidos para las distintas unidades empezaron a edificarse auténticos campamentos militares, falsos y que no contenían más que aire ya que en el interior de las tiendas de campaña no había ni un solo soldado, los cajones de madera no guardaban munición alguna y los bidones no contenían ni gota de gasolina. Al cabo de un mes, comenzaron a llegar a Inglaterra grandes cantidades de tanques Sherman junto con camiones Dodge y piezas de artillería de campo ligera y pesada para el FUSAG, sólo que llegaban en paquetes del tamaño de una maleta. Aunque habían encargado la construcción de réplicas de tanques Sherman exactamente iguales a los reales y piezas de artillería de campaña, este material de atrezo se fabricaba en principio de madera por parte de carpinteros experimentados, no obstante, terminó haciéndose de caucho para ahorrar tiempo y dinero.
Las unidades imaginarias tenían que parecer activas por lo que se dispusieron grandes campamentos con tiendas de campaña por todo el este de Inglaterra; había comedores, hospitales, depósitos de municiones e incluso plantas de tratamiento de aguas residuales. Se construyeron depósitos de combustible y se instalaron parques para camiones, tanques, jeeps y ambulancias, todos falsos. Como los vehículos falsos no dejaban huellas al moverse, se encargó a los soldados que realizaran surcos en la tierra similares a los que hacían las orugas de los blindados. En los puertos de Ramsgate, Dover y Hastings se situaron 250 falsas lanchas de desembarco con gran cantidad de vehículos para el desembarco también falsos, expresamente mal camuflados. Por la noche, las zonas portuarias estaban iluminadas con luces apagadas para simular las actividades de carga. La RAF mantuvo patrullas de combate para proteger los muelles simulados y los trabajadores portuarios quemaron petróleo crudo para mantener las instalaciones en una bruma. Debido a que el muelle estaba al alcance de los cañones alemanes situados el cabo Gris Nez, se simularon daños ocasionados por impactos ocasionales.
Muchos sacerdotes locales de East Anglia escribieron a los periódicos locales «quejándose del mal comportamiento” de las tropas extranjeras y el departamento de heráldica del ejército estadounidense diseñó y fabricó todo tipo de insignias y distintivos de hombro de las divisiones fantasma para que los soldados de permiso los lucieran bien visibles. Incluso los campamentos fantasma recibieron también las visitas del rey Jorge VI y del alcalde de Dover. Uno de los principales agentes dobles que trabajó para los servicios de inteligencia británicos en el marco de la Operación Fortitude Sur fue un español, Juan Pujol, cuyo nombre en clave era «Garbo». Junto con su agente de los servicios de seguridad, construyó una red de veintisiete subagentes totalmente inventados y bombardeó la central de inteligencia alemana en Madrid con informaciones minuciosamente preparadas por Londres. Unos quinientos mensajes fueron emitidos por radio en los meses anteriores al Día D. Esos comunicados ofrecían una serie de detalles que poco a poco iban tejiendo el entramado con el que el Comité de la Doble Equis quería persuadir a los alemanes de que el gran ataque iba a tener lugar más adelante en el paso de Calais .
Con el sistema de Double Cross funcionando a toda máquina, los agentes dobles informaban de una anormal e intensa actividad en los alrededores de Dover, que incluía construcciones, movimiento de tropas, tráfico de trenes, etc. También indicaron que el extraño muelle petrolero, fabricado por escenógrafos de la industria del cine, se hallaba en plena actividad. Una concentración de tropas tan grande como el FUSAG debía generar un importante volumen de tráfico de radio, por lo que se encargó a un grupo del Cuerpo de Señales del Ejército de los Estados Unidos que emitiera por radio todo tipo de mensajes (codificados y sin codificar) simulando desde órdenes, a falsas notificaciones que informaban de la llegada de unidades extranjeras. Cada vez que una «unidad fantasma» llegaba a Gran Bretaña, acampaba, se preparaba para la invasión y se generaba una gran cantidad de tráfico de radio para crear impresión realista para los curiosos oídos de la Abwehr.
Aviones de reconocimiento alemanes volaban a 33,000 pies sobre la campiña inglesa tratando de detectar unidades de FUSAG y registrar sus actividades y movimientos. Las fuerzas aéreas británica y estadounidense tuvieron buen cuidado de permitir a la Luftwaffe fotografiar los campamentos y aeródromos falsos en tierra, sin dejar que los vuelos parecieran tan fáciles como para levantar sospechas.
El FUSAG estaba compuesto por divisiones reales y ficticias;el orden de batalla del Grupo incluía el 3 Ejército de los Estados Unidos, real pero que en su mayor parte se encontraba en
Estados Unidos, el 4 Ejército británico, totalmente imaginario como ya hemos visto, y el 1 Ejército canadiense, auténtico y establecido en Inglaterra. Existían fuerzas adicionales, supuestamente unas cincuenta divisiones de segundo escalón establecidas en Estados Unidos, organizadas como el 14 Ejército, meramente conceptual, esperando a ser embarcadas para dirigirse al paso de Calais una vez que el FUSAG hubiera establecido una cabeza de puente. Muchas de las divisiones del 14 Ejército existían realmente y se hallaban
asignadas al 1 Ejército de los Estados Unidos bajo el mando de Bradley, en el sudoeste de Inglaterra.
Pero lo que probablemente terminó de convencer a los alemanes fue el comandante al que se le otorgó el mando del FUSAG: el teniente general George Patton. La elección no podía ser más acertada, pues este oficial era uno de los pocos generales americanos que generaba cierto respeto en los alemanes, que consideraban a Patton el mejor comandante del bando aliado y suponían que él dirigiría el asalto. Eisenhower, que prefería reservar a Patton para la fase de explotación de la campaña y decidió sirvirse ahora de la reputación y atracción de Patton para reforzar Fortitude Sur. Patton se había vuelto «disponible» para el papel al convertirse en un autentico relaciones públicas durante su campaña para invadir Sicilia en 1943, durante la cual y hasta en dos ocasiones distintas, Patton había abofeteado a soldados por ser tratados por fatiga de combate. La tormenta resultante en la prensa estadounidense llevó a Patton a perder el mando, así que en lugar de comandar tropas en una campaña en Italia,se le ordenó participar en una serie de viajes alrededor del Mediterráneo, haciendo discursos, inspeccionando instalaciones y tomándose fotos.
Una vez que Patton «asume» el mando, se le encargó una gira europea en la que fue ampliamente fotografiado. El 26 de enero de 1944, Patton fue finalmente llevado a Inglaterra para comandar al FUSAG que pasó a conocerse coloquialmente como Grupo de Ejércitos de Patton. Los espías informaron acerca de su llegada a Inglaterra y de todos sus movimientos. Así lo hicieron también los periódicos británicos,a disposición de los alemanes con un par de días de retraso vía Portugal o España; además, los agentes alemanes operando en Dublín tenían acceso a los periódicos de Londres el día de su impresión, de manera que podían mandar por radio las informaciones más valiosas. Las señales de radio enviadas por el Grupo que comandaba Patton informaron a los alemanes de sus idas y venidas, así como del hecho de que había cogido el pulso a su nuevo mando. Solo después de cumplir con este rol recibiría Patton el mando del Tercer Ejército de los Estados Unidos, una vez estuviera listo para desplegarse en Francia.
Cuando el último comandante del Deutsches Afrika Korps, el general Hans Cramer, capturado en mayo de 1943, fue devuelto a los alemanes debido a su mala salud, este reforzó, involuntariamente las sospechas de los servicios de información alemanes. En el camino a casa, Patton lo había invitado a cenar una noche, en su papel de comandante de FUSAG. Patton debió haber desempeñado bien el papel de un comandante algo despreocupado (de hecho se sabía que en ocasiones era indiscreto). Otros oficiales aliados también dejaron escapar fragmentos de información aparentemente sensible sobre FUSAG y el Paso de Calais. El general Cramer fue puesto en un barco neutral para su regreso a Alemania, donde fue interrogado exhaustivamente.
A finales de mayo, los alemanes creían que las fuerzas aliadas comprendían 89 divisiones, cuando de hecho su número era de de 47 y estaban convencidos de que los aliados poseían los medios suficientes para trasladar unas 20 divisiones hasta la costa en la primera oleada del desembarco, cuando en realidad apenas eran capaces de transportar seis. En parte debido a que los alemanes valoraron en exceso el potencial aliado, en parte porque entraba dentro de la lógica militar, lo cierto es que pensaban que la verdadera invasión estaría precedida o seguida por diversas maniobras de distracción. El éxito o fracaso de las operaciones venideras depende de si el enemigo puede obtener información verídica de antemano, declaró Eisenhower en su memorándum del 23 de febrero de 1944.
Finalmente sólo restaba por poner en práctica la última parte del plan: hacer creer a los alemanes el propio Día D que recibirían tres grandes ataques en varios puntos de la costa norte de Francia. Para ello, la noche del 5 de junio,pocas horas antes de la invasión, se preparó a varias unidades con el fin de simular la movilización de una ingente cantidad de hombres y barcos.Varios bombarderos lanzaron tiras de aluminio para simular en la pantalla de los radares la aproximación de un convoy invasor a la costa del Cap d´Antifer. Esta medida fue acompañada de una artimaña naval consistente en utilizar lanchas a motor y torpederos que arrastraban globos reflectantes, para que en el radar parecieran grandes buques. La operación funcionó a la perfección, pues los alemanes enviaron instantáneamente comunicaciones informando de que en Calais y Dunkerque, zonas alejadas de Normandía, se esperaba la llegada de una gran flota aliada. De hecho incluso dispararon contra la flota fantasma del ejército invisible.
Las decodificaciones Ultra revelaron en mayo que los alemanes habían realizado ejercicios de maniobras anti-invasión, basados en el supuesto de que los desembarcos aliados iban a tener lugar entre Ostende y Boulogne. Finalmente, el 2 de junio, Bletchley consideró que tenía los suficientes datos para emitir el siguiente comunicado: «Las pruebas más recientes indican que el enemigo supone que los aliados ya han finalizado todos los preparativos. Espera que un primer desembarco tenga lugar en Normandía o en Bretaña, y que a continuación se materialice el grueso de la operación en el paso de Calais«. Los alemanes habían mordido el anzuelo creyéndose a pies juntillas la información difundida por la Operación Fortitude.
Inmovilizado en Inglaterra desde el momento de la invasión, Patton había estado terriblemente inquieto. «Es un infierno estar en el banquillo y ver que toda la gloria pasa de largo junto a mí«, había escrito a su esposa el Día D. Empezó a llevar la pistolera bajo el brazo «para acostumbrarme al papel» y a continuación se preparó para pasar a Francia, aunque no había ninguna perspectiva inmediata de que lo llamaran allí. De momento, debía desempeñar su papel de comandante en jefe del I Grupo de Ejército americano, una unidad ficticia que constituía un elemento fundamental de la Operación Fortitude ya que los alemanes aún seguían convencidos de que iba a ponerse al frente, de una segunda invasión por el paso de Calais.
Fortaleza había logrado que los alemanes no adivinaran dónde se produciría el desembarco real, pero la prueba real, sin embargo, vendría iniciado el desembarco. Si los alemanes dejaran de creer en la amenaza FUSAG, sus fuerzas que custodiaban el Pas de Calais serían enviadas a Normandía y el resultado podría ser el fracaso de Overlord por lo que la operación continuó en marcha aun después de la invasión. A medida que los verdaderos ejércitos aliados desembarcaban en las playas y entraban en el interior de Normandía, los puertos del este de Inglaterra estaban repletos de embarcaciones de desembarco ficticias y una serie de buques de guerra reales para crear el impresión de que el FUSAG estaba a punto de embarcarse para Calais. Por la noche, las luces apagadas se encendieron en los muelles para simular la carga de material y suministros para los desembarcos del Paso de Calais. Los puntos de transmisión de radio, que habían estado zumbando con el tráfico programado prescrito para FUSAG, se quedaron en silencio, tal como lo harían en la víspera de una invasión. La actividad naval, incluida la colocación de cortinas de humo y el barrido de minas, se intensificó para reforzar aún más la ilusión de un ataque a través de canales.
Los agentes dobles britanicos informaron a los alemanes el 8 de junio que el Grupo de Ejércitos Patton se estaba preparando para trasladarse a sus puntos de embarque en las costas del este de Anglia y del sureste de Inglaterra. Habría cinco divisiones aerotransportadas y al menos diez divisiones de infantería involucradas en el asalto. Poderosos refuerzos para el frente de Normandía esperaban en Calais, específicamente, los tanques y la infantería del 15 Ejército alemán. En una conferencia de medianoche el 9 de junio, Hitler canceló las órdenes para enviar esas fuerzas a Normandía. Debían quedarse en el Pas de Calais. De hecho, incluso los refuerzos que actualmente se dirigían a Normandía debían desviarse a Calais. El ejército fantasma había ganado su batalla.
El 7 de junio de 1944, un zapador alemán de la 352.a División de infantería encontró una copia del plan operativo de los americanos en el cadáver de un joven oficial de la 29.a División. Se lo entregó al coronel Ziegelmann, que apenas pudo dar crédito a sus ojos. Los puntos clave del mismo fueron notificados al general Marcks aquella misma noche pero el documento no llegó a manos de Rommel y del OB West hasta dos días después. El jefe del Estado Mayor de Rundstedt, Blumentritt, escribió que el documento demostraba con toda claridad que aquello era «Die Invasión«, pero que el Führer en persona siguió contando con una segunda invasión a través del canal contra el 15.° Ejército hasta comienzos de agosto de 1944. Los alemanes pensaron que las formaciones del FUSAG estaban siendo canibalizadas por Eisenhower para reemplazar las pérdidas en Normandía. De hecho, dos divisiones aerotransportadas estadounidenses ficticias del FUSAG se disolvieron y se reconstituyeron como una sola división ficticia, con la aparente explicación de que las dos unidades originales habían sido fuertemente aprovechadas para refuerzos y reemplazos. El engaño de la Operación Fortitude había resultado más eficaz de lo que los aliados hubieran podido imaginarse nunca. El día de la liberación de París se decidió que podían ser desmantelados los campamentos falsos y los carteles e indicaciones relativos al quimérico I Grupo de Ejército americano inventado para la Operación Fortitude. El SHAEF insistió, sin embargo, en que la falsa emisora de radio debía mantenerse para que los alemanes siguieran haciendo conjeturas acerca de esa fuerza fantasma .
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