Dien Bien Phu, supuso el fin de la presencia colonial francesa en Indochina (Vietnam).Aunque la presencia misionera de Francia se remonta a 1627 y hubo acuerdos de asistencia militar con Luis XVI, fue Napoleón III, en 1859, después de la segunda guerra del Opio, quien decidió que Saigón, en el corazón del delta del río Mekong, fuera la base para la expansión colonial francesa en la que más tarde sería conocida como la perla del imperio. Tras la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, Francia intentó reanudar su presencia colonial pero sus esfuerzos chocaron con la declaración de independencia de Vietnam, proclamada el 2 de septiembre de 1945 por Ho Chi Minh. Durante los años siguientes el Gobierno galo intentó hacer valer la Unión Francesa para dominar Laos, Camboya y mantener la unidad de Vietnam, donde controlaban el sur (Cochin) y el centro (Annam), pero una amplia zona del norte (Tonkín) estaba controlado por el Vietminh, Liga para la Independencia de Vietnam, creada por Ho Chi Minh para luchar contra la ocupación francesa.
Entre 1946 y 1954, Francia se preparó para negociar un acuerdo político desde una posición de fuerza. Para lograrla necesitaba resultados favorables en el terreno bélico y, sobre todo, mostrar la imposibilidad de que las fuerzas de Ho Chi Minh podían ganar la guerra.Estancada la Guerra de Indochina, en este contexto, Henri Navarra ,comandante en jefe de las fuerzas francesas en Indochina, tomó la decisión de establecer una guarnición en Dien Bien Phu con la intención de garantizar la independencia de Laos, leal a la Unión Francesa, disuadiendo al Vietminh de aumentar su actividad en aquel país.
A finales de 1953, Navarre estableció fortificaciones en el valle de Dien Bien Phu, a unos 450 kms de la capital norteña de Hanoi, un valle remoto rodeado de colinas y montañas selváticas.¿Por qué los franceses decidieron establecer su guarnición en un valle tan remoto que sólo podían avituallar por aire?. Dien Bien Phu era una base estratégica que cubría el vecino Laos y, al mismo tiempo, amenazaba las líneas de aprovisionamiento vietnamitas. Los franceses buscaban provocar aquí una batalla ofreciendo al Viet Minh un objetivo suficientemente tentador, pero lo bastante fuerte para resistir un ataque, plantear un asalto convencional y aniquilarlo gracias a la superioridad de la artillería y la aviación francesas. El mando francés opinaba que dadas las condiciones geográficas, era muy difícil que el enemigo lograra llegar con armamento pesado por lo que el plan partía del presupuesto de que el Vietminh no podría llevar armamento pesado hasta Dien Bien Phusu y su error fue subestimarlo. El 20 de noviembre de 1953, dos batallones franceses se lanzaron en paracaídas sobre Dien Bien Phu, en la provincia de Lai Chau, cercana a China. A los tres días, había 9.000 efectivos bajo el mando del coronel Christian de Castries. Establecieron alrededor del pueblo una decena de fortificaciones a las que pusieron nombres femeninos –Beatrice, Gabrielle, Elianne. Habían dispuesto sus tropas en el fondo de un valle sin controlar las montañas circundantes,una trampa mortal.
Mientras tanto, el 18 de febrero de 1954, el Gobierno francés, de acuerdo con las potencias aliadas, acordó celebrar conversaciones de paz para resolver la situación en Indochina, en el marco de la conferencia internacional de Ginebra que se celebraría a finales de abril para discutir el armisticio coreano. Las futuras negociaciones dejaron claro a los contendientes que Dien Bien Phu sería decisivo.
Durante dos meses, los rebeldes vietnamitas parecieron ignorarles, pero el general Vo Nguyen Giap ya había decidido desafiar a los franceses, convencido de que la batalla cambiaría la guerra. Precavido, abortó la ofensiva planificada para el 26 de enero, mandó construir refugios difíciles de detectar por la aviación enemiga y reforzó sus posiciones en las montañas que rodeaban Bien Dien Phu. Ho Chi Minh ordenó a Giap lanzar toda la fuerza disponible contra las tropas francesas, consciente del cada vez mayor compromiso estadounidense a la causa francesa. El apoyo chino fue definitivo; en febrero y marzo China había aumentado los suministros de alimentos y material bélico a los vietnamitas; la mayoría de las piezas de artillería que utilizó el Vietminh habían sido capturadas a los americanos y a los surcoreanos durante la guerra de Corea. Desmontaron las piezas de artillería y empleando a miles de porteadores, la mayoría de ellos mujeres, trasladaron las armas a través de la selva hasta Dien Bien Phu, donde las volvieron a montar. Para ello movilizaron cerca de 100.000 trabajadores, 18.000 caballos, 3.000 bicicletas modificadas y otras tantas balsas de juncos.
Con ellas, bombardearían las posiciones francesas.
El 13 de marzo, los vietnamitas lanzaron su ofensiva sobre Dien Bien Phu. La intensidad de los bombardeos sorprendió a los franceses, que estupefactos recibieron un diluvio de más de 9.000 obuses sólo durante el primer día. Dos días más tarde, habían perdido dos fortificaciones y la situación comenzaba a ser preocupante. Ante el rotundo fracaso, el comandante de artillería francesa se suicidó. La combinación del fuego continuado de la artillería y los ataques de oleadas humanas que recordaban a los cargas de la infantería china en Corea caracterizaron los ataques vietnamitas sobre las posiciones francesas durante los primeros días. El coste humano para los vietnamitas fue muy alto -9.000 bajas, entre ellas 2.000 muertos- y Giap cambió la táctica. Cesaron los ataques a cuerpo descubierto y comenzó un asedio lento y concienzudo mediante trincheras y túneles para aproximarse al enemigo, minimizando las bajas. En el campo francés, los alimentos y las municiones comenzaron a escasear; desde los primeros días el abastecimiento aéreo había sido problemático ya que los vietnamitas habían dañado las dos pistas de aterrizaje y los suministros tuvieron que ser lanzados en paracaídas, cayendo muchos de ellos en manos enemigas. Otro de los elementos decisivo para el resultado de la batalla será precisamente la destrucción de las pistas de aterrizaje, que dejó a los desgraciados soldados franceses dependiendo de lo poco que pudieran suministrarles mediante el lanzamiento de paquetes con paracaídas.
Cercados por cinco divisiones del Vietminh (unos 50.000 hombres), los franceses lanzaron a finales de marzo una serie de valerosos contraataques, pero insuficientes para cambiar el devenir de la batalla. Aislados, a miles de kilómetros de tierra amiga y sin poder ser evacuados por aire, el cuerpo expedicionario francés fue destruido en un agónico combate de desgaste, que la prensa internacional relataba día a día. El 22 de abril, los vietnamitas controlaban la mayor parte del valle y los lanzamientos en paracaídas eran prácticamente imposibles. Además, la llegada del monzón hizo impracticables los vuelos y el campamento se convirtió en un campo de fango donde flotaban los cadáveres. De Castries ( que había recibido su estrella de general entre los suministros lanzados en paracaídas) solicitaba desesperado municiones, alimentos e incluso botas de agua.
La única forma de salvar a las tropas del coronel De la Croix consistía en bombardear desde el aire las posiciones del Vietminh y destruir así su armamento pesado. Ante la situación desesperada de las tropas embolsadas, el Gobierno de París envió al jefe del Estado Mayor, Paul Ely, a Washington para discutir una intervención estadounidense. La Junta de Jefes de Estado Mayor norteamericana elaboró un plan al respecto, a llamada operación Buitre que tenía por objetivo aliviar las presiones sobre Dien Bien Phu con bombardeos masivos nocturnos a las posiciones del Vietminh y sus líneas de suministro. Pero el proyecto no contó con la aprobación del presidente Eisenhower que intentó obtener el respaldo del Congreso y no lo logró. El mundo que los norteamericanos querían para la segunda mitad del siglo XX era uno sin imperios coloniales. Los ingleses lograron convencerlos de que los de las potencias vencedoras, es decir, el suyo propio y el de Francia, tenían que ser conservados, pues de otro modo la victoria sería sentida como una derrota. Estados Unidos necesitaba a Gran Bretaña y a Francia para enfrentarse a la URSS en la Guerra Fría, de forma que toleró de mala gana que sus dos aliados europeos conservaran sus colonias… en la medida en que fueran capaces de hacerlo por sus propios medios.Pero en Indochina estaba claro que Francia no era capaz de hacer frente por sí sola al movimiento independentista. Washington no le hubiera prestado ayuda alguna si no fuera porque ese movimiento nacionalista estaba en realidad controlado por los comunistas, y aunque la influencia de Moscú y Pekín era limitada, los estadounidenses no lo veían así.
El 8 de abril, día en que Washington comunicó la noticia de su objeción a París, el secretario de Estado estadounidense John Foster Dulles ofreció el canciller francés Georges Bidault la posibilidad de lanzar dos bombas atómicas para salvar la posición gala. El Gobierno francés rechazó la oferta. Washington deseaba un Vietnam unido e independiente que no fuera comunista; pero, enfrentado a la imposibilidad de lograr este objetivo y teniendo que elegir entre un Vietnam colonizado por los franceses y un Vietnam comunista, prefería lo primero. La cuestión es que no creía en la viabilidad a largo plazo de un Vietnam colonia francesa. Creía que París debía poco a poco dar satisfacción al movimiento nacionalista vietnamita, asegurándose, eso sí, de que no cayera en manos de los comunistas y prometiendo a la vez la independencia junto con pasos generosos hacia ella.Para los franceses, no tenía sentido para ellos invertir dinero y la vida de sus soldados en un país al que luego tuvieran que conceder la independencia y no pudieran explotar económicamente. Hicieron limitadas concesiones a la autonomía, pero con el tiempo estuvo cada vez más claro que no tenían intención de irse de Vietnam como no fuera por la fuerza.
Los franceses resistieron asaltos masivos el 1 y el 6 de mayo, perdiendo una a una casi todas las fortificaciones. El 7 de mayo, Giap ordenó el ataque final. A primeras horas de la tarde, De Castries radió a Hanoi que los vietnamitas estaban en todas partes y que aunque el final se estaba acercando, lucharían hasta el final. Menos de veinticuatro horas antes de la apertura prevista de las negociaciones sobre Indochina en Ginebra, Dien Bien Phu cayó en manos del Vietminh. Para Francia la derrota tuvo un impacto social y político inmenso. El asedio había durado cincuenta y seis días. Los franceses sufrieron cerca de 7.200 bajas, entre ellas casi 1.200 muertos y 1.600 desaparecidos. Los 11.700 hombres capturados (entre ellos, el general De Castries y la enfermera Geneviève de Galard, la heroína de la epopeya) fueron la tercera parte del total de prisioneros de toda la guerra. Para todos ellos comenzaba un largo calvario. 3.200 nunca fueron repatriados. Los vietnamitas perdieron 7.900 muertos y más de 15.000 heridos.
Para los Estados Unidos, de todas las opciones, la menos mala podía haber sido la de ayudar a los franceses a ganar la guerra, pero Eisenhower prefirió abandonarlos y dejarlos perder. Es probable que lo decisivo fuera la decisión de Londres de no intervenir en Indochina. Washington habría estado dispuesto a hacerlo como un miembro más de una coalición anticomunista, pero la negativa de Churchill lo dejó ante la única vía de tener que acudir en solitario para que una vieja potencia colonial siguiera poseyendo y explotando sus colonias. La victoria de Dien Bien Phu permitió a los vietnamitas deshacerse de golpe del dominio colonial francés. En la conferencia de paz de Ginebra, celebrada el mes de julio de 1954, Francia reconoció la independencia de Camboya, Laos y Vietnam (si bien éste dividido en dos: Norte y Sur). Soviéticos y chinos obligaron a Ho Chi Minh a aceptar la división del país en un Norte comunista y un Sur pro-occidental. Pero el Vietnam dividido tendría que enfrentarse a dos décadas de guerra civil con la presencia de una nueva potencia extranjera, los Estados Unidos.
Los antiguos puestos de mando franceses Eliane, Dominique, Gabilelle, Claudin y Beatrice, son ahora cosas del pasado. Los 20.000 habitantes de Dien Bien Phu ni siquiera los recuerdan. El pueblo parece más próspero que la mayoría de los pueblos vietnamitas, por la presencia del Ejército. Como hace 30 años, Dien Bien Phu sigue siendo una guarnición, pero hoy los vietnamitas están en guardia ante lo que consideran una amenaza de China.
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