Como ya había hecho en otras ocasiones desde el comienzo de la guerra, en la mañana del 23 de julio de 1941 y rodeado de sus más íntimos colaboradores, Hitler se trasladó en automóvil desde la Cancillería del Reich en Berlín a la cercana estación de Anthal, donde el Führersonderzug Amerika esperaba. A las 12.30 hrs. de la mañana partía en dirección a Prusia Oriental. Estaba muy pasada ya la medianoche cuando una larga columna de automóviles cruzaba el cordón de seguridad que rodeaba un oscuro bosque situado a unos 8 km de la población de Rastemburg (hoy Ketrzyn, Polonia), en las profundidades de Prusia Oriental: era la 1.30 de la madrugada del 24 de junio de 1941 cuando Hitler entraba por vez primera en el imponente conjunto de edificaciones que constituían su nuevo cuartel general, desde donde dirigiría las operaciones que conducirían a la derrota de la Unión Soviética, o al menos, eso esperaba él ( la previsión inicial era ocupar el cuartel general durante unos 3 meses aproximadamente). Durante este viaje en tren, el Führer decidió que su nuevo cuartel general se denominaría “la guarida del Lobo” (Wolfsschanze). Cuando una de sus secretarias le preguntó: “¿Y por qué lobo otra vez, igual que el otro cuartel general?” Hitler respondió simplemente: “Mi nombre en clave durante los años de lucha”.
La “Wolfsschanze” o Guarida del Lobo, será utilizada por Adolf Hitler como su principal Cuartel General desde el verano de 1941 hasta finales de 1944 y es sin duda el más famoso de los cuarteles generales del Führer durante la guerra y el más conocido por el público en general, sobre todo a raíz de las últimas y dudosas producciones cinematográficas realizadas tras el aniversario del atentado del 20 de julio de 1944. En el pasará más de 800 días. Se trató del mayor cuartel general de todos los construidos para Hitler encargándose como en otras ocasiones Frtiz Todt personalmente de un proyecto que alcanzará los 36 millones de Reichmarks y llegará a emplear hasta 40.000 trabajadores durante sus diversas fases de construcción y ampliación.
Las instalaciones del complejo que eran formidables, sin duda, en calidad y cantidad – era 8 veces más grande que el Felsenet – se extendían a ambos lados de una carretera de asfalto que atravesaba el bosque, de Oeste a Este, desde a ciudad de Rastemburg hasta Angerburg (hoy Wegorzewo), donde se situaba el cuartel del Estado Mayor General. Las dimensiones totales del conjunto eran de casi tres kilómetros cuadrados y contaba, además de con los diversos bunkers y barracones que alojaban y daban servicio al personal, con dos aeropuertos y una estación de ferrocarril, una gran central de telecomunicaciones, instalaciones para la generación de electricidad y de purificación de aire, un sistema propio de tratamiento de aguas, alcantarillado y calefacción. Todo ello articulado en torno a tres zonas de seguridad o Sperrkreis concéntricas (zonas de seguridad I,II y III) , desde la Sperrkreis I o Zona de Seguridad I, en el centro a la Sperrkreis III o Zona de Seguridad III, la más exterior. 34.000 minas rodeaban el complejo, protegido por 1500 soldados de las SS.
Durante su etapa de planificación y construcción inicial, en el verano de 1940, fue denominado Anlage Nord o Anlage N, “Instalación Norte” o “Instalación N”. Incluso será denominado “fábrica de Productos químicos Askania”, ya que esta era la coartada para que los habitantes de la zona desconociesen su verdadera finalidad: se les había dicho que se iba a construir una fábrica de productos químicos, como medida de seguridad. Todos los bunkers del complejo estaban construidos sobre el suelo, o sólo parcialmente bajo el suelo y esto se debía a que se trataba de un terreno pantanoso, lo que hacía muy complicado construir en profundidad bajo la superficie.
Una de las dos secretarias privadas de Hitler hizo una descripción detallada de sus impresiones de la Guarida del Lobo el 28 de junio de 1941: “ ….Las chicas estamos alojadas igual que los hombres. Los blocaos están diseminados en el bosque formando grupos de acuerdo con la clase de trabajo que cada cual desarrolla. Cada departamento está aislado. El bunker en el que dormimos, amplio como un vagón de ferrocarril, tiene un aspecto muy cómodo forrado con paneles de hermosa madera de color claro. Cuenta con una pileta para lavarse, oculta, y un espejo, una pequeña radio Siemens con la que podemos captar los programas de gran número de emisoras e incluso tenemos estufas eléctricas y la iluminación mediante atractivas lámparas de pared es clara y buena. Hay un colchón estrecho y duro de paja. Estamos un poco apretujadas, pero no tanto como para que el alojamiento resulte incomodo (…)”.
“Hay duchas colectivas pero todavía no las hemos usado debido a que, al principio, no había agua caliente y ahora preferimos dormir hasta el último instante, como de costumbre (…). A pesar de todo lo dicho, el sitio es maravilloso con la salvedad de la plaga de mosquitos. Tengo las piernas hechas trizas y cubiertas de ampollas. El líquido contra los mosquitos que nos dan es sólo eficaz un rato muy corto, por desgracia. Los hombres están más protegidos que nosotras gracias a sus botas altas de cuero y sus uniformes de gruesa tela; su único punto vulnerable es el cogote. Algunos van cubiertos todo el día de una grasa antimosquitos. Lo probé una tarde pero me pareció muy incómodo. Dentro de los bunkers esos pequeños monstruos no molestan tanto. Cuando aparece un mfosquito lo perseguimos hasta derribarlo. En los primeros días esto planteó inmediatos problemas de jurisdicción ya que el Jefe (Hitler) dijo que solo la Luftwaffe podía encargarse del asunto. Se dice que los mosquitos pequeños son sustituidos por una especie mucho más desagradable a fines de junio, cuya mordida es mucho más potente.¡ Que el señor se apiade de nosotros¡”.
“(…) aquí la temperatura es sorprendentemente agradable. En los interiores quizá sea incluso excesivamente fresca. El bosque impide que el calor penetre. Y una no se da cuenta hasta el momento en que sale al exterior y queda inmediatamente agobiada por el calor.” “Poco después de las 10 de la mañana nosotras dos vamos al bunker llamado “comedor número 1”, que es un cuarto encalado, alargado, semi-subterráneo, de manera que las ventanas cubiertas con gasa quedan muy altas. En las paredes hay xilografías, una de ellas representando cestos; otra a Enrique I, etc.. Una mesa para veinte personas ocupa toda la longitud del cuarto; allí el Jefe almuerza y cena en compañía de sus generales, de sus oficiales de Estado Mayor, ayudantes y médicos. A la hora del desayuno y del café de media tarde, las dos chicas vamos también allá. El Jefe se sienta de cara a los mapas de Rusia que cuelgan de la pared frontera y eso, como es natural, le induce a hacer constantes observaciones acerca de la Rusia Soviética y de los peligros del bolchevismo (…)”. “Luego, a la una de la tarde, asistimos a la conferencia acerca de la situación general, que se celebra en la sala de los mapas, donde ya el coronel Schmundt, ya el coronel Engels, exponen la situación. Esas sesiones son extremadamente interesantes. Se dan las estadísticas de aviones y tanques enemigos destruidos (…) y se muestra en los mapas el avance de nuestras tropas”. (…) “Después de la conferencia sobre la situación general llega la hora del almuerzo que nosotras tomamos en el comedor 2”.
La Guarida del Lobo presenta tres grandes fases de construcción:
1ª Fase (1940-1941); durante la etapa inicial de construcción, se edificarán casas, barracones y pequeños bunkers de ladrillo y hormigón, eclipsados posteriormente por los grandes bunkers de hormigón armado. Se construirán diez refugios antiaéreos adicionales, donde serán situados los dormitorios, estableciéndose las áreas de trabajo en los pequeños bunkers, menos protegidos.
2ª Fase (1942-1943); durante esta fase serán ampliados y fortificados los bunkers existentes y se construirán nuevos bunkers de cemento armado y ladrillo, que servirán tanto de alojamientos como de zonas de trabajo. Las ventanas se protegerán con persianas de acero. Y se construirá gran sala de conferencias en el bunker de Hitler.
3ª Fase (1944). El 22 de febrero de 1944, Hitler abandona la Wolfsschanze y con el todo el Führerhauptquartier (FHQ- Cuartel General del Führer) se trasladará al Berghof, en Berchestgaden hasta el verano, con motivo de las obras de ampliación del Cuartel General que por entonces se encontraba ya al alcance de la aviación soviética. Durante esta última fase de construcción, todos los bunkers serán reforzados con más hormigón. Hitler personalmente ordenará que en su bunker se colocase una capa de grava entre las capas de hormigón como protección adicional contra la explosión de bombas. Será durante esta última fase de ampliación cuando se construya un refugio antiaéreo al sur de la carretera y el enorme bunker – aunque el mayor de todos será el Führerbunker – para el Reichsmarshall Göring en el que sobre el techo destacaban dos grandes plataformas antiaéreas y orientada hacia el bosque, también sobre el techo, una torreta tobruck para situar una posición ametralladora.
Para 1944, la Guarida del Lobo era una pequeña ciudad en sí misma, que albergaba a más de 2.000 personas, 1.200 oficiales y soldados del Batallón de Escolta del Führer, unos 200 miembros del RSD (Reichssicherheitsdients, el equivalente de las SS del Servicio Secreto norteamericano) y mas de 300 chóferes, camareros, operadores de teléfono, mecanógrafos, mecánicos, y toda clase de personal administrativo y de mantenimiento.
De la protección del Cuartel General se encargaba el Führer-Begleit-Bataillon (FBB – Batallón de Escolta del Führer ) del ejército. Estos hombres eran reclutados entre los miembros del Regimiento Grossdeutschland y estaban extremadamente bien entrenados y equipados con armas modernas, lo que corresponde a una unidad dada una tarea tan importante. Mientras que el FBB era responsable de la seguridad externa del recinto, el Reichssicherheitsdienst (RSD – Servicio de Seguridad del Reich) era responsable de la seguridad interna. El RSD se dividía en una serie de departamentos, como el Dienststelle 1 (Bureau 1) específicamente responsable de la seguridad del Führer. La mayoría de los miembros de la RSD eran ex policías, lo que reflejaba la naturaleza de su trabajo, reuniendo información sobre posibles amenazas y verificando rutas y lugares que Hitler usaría. Los oficiales de RSD también fueron responsables de examinar a los trabajadores involucrados en la construcción del cuartel general. Se les dio rangos y uniformes de las SS, pero, estaban bajo el mando directo de Hitler en lugar de Himmler, el Reichsführer-SS.
Además del RSD, el SS-Begleit-Kommando o FBK (destacamento de escolta SS que no debe confundirse con el FBB) también se ocupaba de la seguridad personal del Führer. Estos hombres eran reclutados de las SS y, más específicamente, del SS-Leibstandarte Adolf Hitler; solo unos 30 hombres fueron asignados para proteger a Hitler, aunque el FBB también era responsable de las tareas cotidianas como preparar su ropa, asistentes, ayudantes de cámara, camareros, y mensajeros. Más de 100 fueron empleados en las residencias y oficinas de Hitler. Mientras se encontraban de servicio, solo los miembros del FBK tenían permitido estar cerca de Hitler y no estaban obligados a entregar sus pistolas Walther PPK 7.65, ni tampoco a ser registrados o cacheados. Aunque el FBK y el RSD trabajaban juntos para garantizar la seguridad y protección del Führer durante sus viajes y eventos públicos, en la práctica funcionaban por separado como dos organismos distintos, y tampoco utilizaban los mismos vehículos. Johann Rattenhuber, el jefe del RSD, tenía el mando general de todo el dispositivo de seguridad, mientras que el jefe del FBK actuaba como su adjunto.
En su libro “Hasta el ultimo momento”, Traudl Junge cuenta como en el Cuartel General “se había declarado la llamada enfermedad de las barracas, que afectaba a muchos de los grados superiores. Todo el mundo quería vivir en una barraca y los bunkeres se empleaban para dormir; Speer se construyo una urbanización entera, Göring, el palacio mas puro, los médicos y ayudantes, sus residencias de verano y a Morell se le permitió incluso un cuarto de baño”. Todo el conjunto de edificaciones no era visible desde el aire ya que estaba oculto por una red de camuflaje que pendía de los árboles. Periódicamente, la Luftwaffe testaba la eficacia del camuflaje mediante reconocimientos con fotografía aérea, verificando así que el complejo era invisible para el enemigo.
Esta red de camuflaje consistía principalmente en hojas artificiales de bakelita, entrelazadas con alambre. El techo de varios de los bunkers fue cubierto por césped o pintado de verde o gris como camuflaje adicional, incluso se situaron árboles y musgo artificiales suministrados por una empresa jardinera de Stuttgart. No había carretera ni callejón que no estuviese cubierto de redes verdes y toda línea recta se había disimulado con árboles y arbustos artificiales. Las bombillas del exterior eran de color azul oscuro e incluso los puestos de observación, que llegaban a los treinta y cinco metros de altura, se habían dispuesto de tal manera que pareciesen pinos. Wilhelm Hirsch será el responsable del sistema de camuflaje de la Guarida del Lobo y gracias a su trabajo los aliados no conseguirán hasta 1943 la situación exacta de la Wolfsschanze. En el caso de los Soviéticos llama poderosamente la atención el alto grado de ignorancia sobre la “Guarida del Lobo” del que adolecían, hecho que resulta en especial sorprendente si se tiene en cuenta el elevado número de generales que habían capturado e interrogado entre la rendición de Stalingrado y los albores de 1945. En Enero de 1945 ¡habían tardado casi dos semanas en encontrar aquel complejo de cuatro kilómetros cuadrados¡. Esta red de camuflaje consistía principalmente en hojas artificiales de bakelita, entrelazadas con alambre. El techo de varios de los bunkers fue cubierto por césped o pintado de verde o gris como camuflaje adicional, incluso se situaron árboles y musgo artificiales suministrados por una empresa jardinera de Stuttgart. No había carretera ni callejón que no estuviese cubierto de redes verdes y toda línea recta se había disimulado con árboles y arbustos artificiales.
En 1941, la Sperrkreis I o “Zona de Seguridad 1” estaba formada por un conjunto de barracones de madera y de blocaos de cemento de una sola planta, divididos ambos en compartimentos. Fríos y húmedos bunkers en los que uno se moría de frío por la noche y dónde el constante zumbido de la ventilación eléctrica y sus corrientes de aire no dejaban dormir. A decir verdad, había sido construido en una de las zonas más pantanosas de la región de Masuria. Incluso el propio Hitler llegó a decir resignado: “no cabe duda de que algún departamento ministerial descubrió que aquí, el terreno era más barato”. En una carta fechada el 27 de junio, el cronista oficial del Estado Mayor de Jodl se quejaba a su familia de que “ …los más horrendos mosquitos nos torturan. Es difícil encontrar un sitio más absurdo que este bosque de hoja caduca con zonas pantanosas, tierra arenosa, lagunas de agua estancada, todo ideal para que proliferen aquellas odiosas criaturas”. Y es que en esas praderas pantanosas vivían enjambres de mosquitos que le hacían la vida imposible a todo el personal del complejo, llegando incluso los centinelas a tener que ponerse mosquiteras delante de la cara. Hitler odiaba el clima de la zona por lo que en la mayoría de las ocasiones a Blondi, su pastor alsaciano, la sacaba a pasear el sargento Tornow, jefe de perros, mientras el permanecía confortablemente en el frescor de las habitaciones de hormigón de su bunker.
Dentro de la “zona de seguridad 1”, en la parte norte, se encontraba el bunker del Führer y muy cerca, la sala de conferencias denominada “lagebaracke”, donde tendrá lugar el célebre atentado del coronel Conde von Stauffemberg el 20 de julio de 1944. Las habitaciones del Führerunker estaban dotadas de un ultra moderno sistema de ventilación que ofrecía protección contra ataques de gas y disponía de sensores para su detección inmediata. Sólo había una habitación en todo el bunker con luz natural.
El interior era un auténtico laberinto; desde el exterior se alcanzaban las habitaciones a través de dos cámaras de compresión en el corredor. Dos antecámaras que estaban separadas una de la otra y del corredor por dos puertas blindadas. En el primer corredor se encontraban las habitaciones de las secretarias y desde este primer corredor, había una tortuosa ruta a la segunda planta donde estaban las habitaciones de los ayudantes, Linge y el doctor Morell. Desde aquí, el corredor zigzagueaba hasta el estudio y la habitación de Hitler. Su comedor personal y su despensa se encontraban también en el bunker. A Traudl Junge, una de las secretarias del Führer, le sorprendía sobre manera que este pudiera soportar la estancia en su pequeño bunker, con un techo bajo y unas ventanas minúsculas, dada la predilección que tenía por las estancias amplias.
Aunque el Führerbunker era la estructura principal, la “zona de seguridad 1” comprendía también los bunkers de Bormann, Göring, Keitel, Jodl y del doctor Dietrich. Pero dentro de la “zona de seguridad 1” también se encontraban los hombres del RSD , así como el personal de oficiales adjuntos y la oficina militar personal de Hitler, dirigida por el coronel Schmundt. Disponían de bunkers antiaéreos, una centralita telefónica, un garaje subterráneo con capacidad para 18 coches, sauna, un cine, casa de té y dos clubs de oficiales. A la Sperrkreis I se accedía a través de tres puertas: la puerta este, la puerta oeste y la puerta sur.
La vida en la “zona de Seguridad número 1” giraba en torno a Hitler y muy pocos gozaban del privilegio de tener un pase de seguridad especial que les permitiese entrar en la zona. Hitler vivía y trabajaba en su bunker; como era su costumbre desde hacía muchos años, se levantaba tarde, y desayunaba mientras leía los informes de situación diaria de todos los frentes y de los bombardeos sobre las ciudades del Reich. En ocasiones y si su agenda lo permitía, finalizada la lectura de los informes, daba un paseo con su perra Blondi para enfrascarse a continuación en la conferencia de situación que nunca comenzaba antes de las 14.00 hrs. Normalmente, estas reuniones no se celebraban en un bunker; desde que el cuartel general se trasladase a Vinnitsa, en el verano de 1942 – donde las reuniones de situación se realizaban en un barracón de madera en el pabellón anexo al bunker 7 (El bunker de Keitel) – se mantendrá esta costumbre a la vuelta de Hitler a la Guarida del Lobo y así las reuniones de situación diaria se celebrarán en el ala este anexa al bunker 11.
En la Guarida del Lobo, Hitler celebraba reuniones de guerra mañana y tarde, reuniones que llegaron a ser una verdadera pesadilla para los asistentes habituales dada la tendencia de Hitler a sus interminables monólogos en los que hablaba sin orden ni concierto de cualquier tipo de generalidad. Estas reuniones duraban varias horas, agotando las energías de los asistentes que tenían tareas más urgentes que cumplir. Los generales dudaban antes de hablar con claridad ante un público tan amplio y obediente. Gerda Daranowski, una de las secretarias de Hitler, escribió :” ..el cuadro más cómico se produce cuando el Jefe se pone en pie, en medio de un grupo formado por sus hombres y el fotógrafo enfoca la Leica. En ese instante, rápidos como el rayo, todos se acercan cuanto pueden al Jefe – como mariposas alrededor de la llama – para salir en la foto. Ese comportamiento me parece totalmente absurdo.” Oficiales que cuando cambien las tornas, tornaran críticos al régimen, sic transit gloria mundi….
Al otro lado de la carretera el personal del departamento de operaciones de Jodl ocupaba un parecido conjunto de edificaciones denominado Sperrkreis II o “Zona de seguridad 2”. Al Sur oeste de este anillo de seguridad zona se situaban varios bunkers y edificaciones de hormigón y ladrillo utilizados para el alojamiento del personal militar del Cuartel General y del Estado Mayor y también contaba con su propio club de oficiales y una central de teletipos. Aquí se situaba la comandancia del batallón de escolta del Führer de las SS, así como los servicios de administración. También comprendía una de las dos estaciones de ferrocarril, donde se encontraban estacionados tres trenes, para Hitler, Keitel y Warlimont con su personal de operaciones.
La “Zona de Seguridad 3” o Sperrkreiss III encerraba a las otras dos y constituía el perímetro exterior el complejo. Aquí se situaban la baterías antiaéreas así como las posiciones de nido de ametralladora. Grande campos de minas y alambre de espino rodeaban toda la Wolfsschanze en una profundidad de más de 7 km; el ejército polaco terminará de retirar las más de 34.000 minas en 1955.
Muy próximo a la Wolfsscahnze, se encontrarán los cuarteles generales del OKH (Oberkomado des Heeres o Alto Mando del Ejército) , con nombre en clave Mauerwald (cerca del lago Mauersee, en Angerburg). Estaba conectado con la Guarida del Lobo por una carretera y por una línea de tranvía. Hitler sólo lo visitará en una ocasión, el 5 de octubre de 1941. Robinson, el cuartel general del alto mando de la Luftwaffe, se encontraba situado en Rominten a dos horas de distancia de la Wofsschanze. El cuartler general del Reichführer SS, Hochwald, se había edificado cerca de Grosgarten (a 45 min por carretera del cuartel general del Führer). Von Ribbentrop había elegido el castillo de Steinort, a unos 90 minutos de distancia y la Cancillería del Reich, bajo la dirección del Dr. Lamers se había establecido en Rosengarten. Únicamente el Alto Mando de la Armada, el OKM permanecerá en Berlín.
Pese a lo extremado de las medidas de seguridad y a la enorme potencia defensiva de las instalaciones, el mayor temor de Hitler no era sufrir un bombardeo por parte de las fuerzas aéreas aliadas, sino un ataque con paracaidistas. Durante la conferencia de situación diaria del 17 de septiembre de 1944, había asegurado “Estoy aquí, aquí está todo el alto mando, el Mariscal del Reich, aquí está el alto mando del ejército, el Reichsführer SS, el ministro de Asuntos Exteriores¡ …. No dudaría en arriesgar dos divisiones paracaidistas si pudiese capturar a todo el liderazgo ruso en un solo golpe”.
El 20 de noviembre de 1944, Hitler subió a bordo del Amerika en el apeadero camuflado bajo el dosel del bosque y abandonó la Wolfsschanze para siempre, con el Ejército Rojo a tan sólo 69 km de Goldap, ya en Prusia Oriental. No se encontraba totalmente bien y la operación de garganta a la que debía someterse suponía una excusa perfecta para abandonar Prusia Oriental, ya seriamente amenazada. El mariscal Keitel curso las órdenes para la puesta en marcha de la Operation Inselsprung, la destrucción planificada de La Guarida del Lobo y de todos los centros de mando de la región llevada a cabo por el general Friedrich Jacob. Con el ejército soviético cerca de Angerburg, el 24 de Enero de 1945, mientras Hitler se encontraba en su nuevo cuartel general de la Cancillería del Reich, los ingenieros del ejército alemán volaron todo el complejo. El 27 de enero de 1945 los rusos llegaban a Rastemburg y capturaban la Guarida del Lobo, abandonada y dinamitada, sin lucha.
La Guarida del Lobo se abrió al público como centro de visitas en 1959 y en la actualidad, el área destinada al uso exclusivo de Hitler se ha habilitado para su uso turístico, aunque sólo permanecen unas ruinas prácticamente irreconocibles, gruesas piezas de cemento inclinadas en violentos ángulos entre los árboles. Tras el colapso comunista, el complejo ha sido arrendado a la empresa privada “Guarida del Lobo”, que ha abierto un restaurante y un hotel, e incluso ha acondicionado el bunker del general Jodl en un pabellón de tiro con arco bajo techo. A finales de 2012, el Ministerio de Cultura polaco obligó a la empresa, mediante un nuevo contrato de arrendamiento, a convertir el lugar en un recinto cultural, rehabilitando la zona para mostrar una exposición permanente.
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