La Guerra del Peloponeso (431 a. C.- 404 a. C.) será la «guerra mundial» de la Grecia clásica. Durante más de dos décadas, la Gran Guerra del Peloponeso involucró a gran parte de la Grecia continental y del mar Egeo,a Sicilia e Italia al oeste, y a Persia al este. La guerra fue comparativamente diferente a los anteriores conflictos hoplíticos comunes entre ciudades y estados, un conflicto que enfrento a los dos poderes colosales del momento, Esparta y Atenas, en su intento por imponer la hegemonía sobre el mundo helénico. La afirmación de Tucídides de que la causa de la guerra del Peloponeso era el temor de Esparta al poder ateniense es en realidad errónea, ya que era más bien al contrario: el temor ateniense de la creciente fuerza naval espartana.
En las guerras navales de la antigüedad, la madera era un producto tan importante desde el punto de vista estratégico, que muchos de los eventos y decisiones tomados en este conflicto pueden explicarse por ello. Cada bando intentaba bloquear y dañar el suministro de madera del enemigo e intentaba capturar y adquirir las nuevas fuentes de madera contrarias. Y es que además, la buena madera era un recurso escaso en la Grecia Antigua. Desafortunadamente para los espartanos, los bosques que quedaban en la Grecia del siglo V a.C. eran de madera de una escasa calidad y además estos no se encontraban en el Peloponeso, por lo que los espartanos dependían del comercio fuera de sus fronteras para adquirir la madera para la construcción de su flota de guerra. No obstante, es un error considerar la dependencia de Esparta de la madera extranjera como una debilidad o una desventaja. Atenas, reconocida superpotencia naval del momento, también se encontraba en una situación en la que dependía del comercio exterior para mantener su flota. Atenas dominaba el comercio y el suministro de madera en el mar Egeo, mientras que la posición de Corinto, aliada espartana, permitía el comercio y el suministro de madera en el oeste a través del Golfo de Corinto y el acceso a Illiria.
Dirigir líneas de suministro vitales en la guerra ha sido y sigue siendo una táctica común para infligir daño a un enemigo, y esto pretendía el Decreto de Megara, un conjunto de sanciones económicas impuestas a Megara por Atenas, que principalmente prohibía el comercio de la ciudad con el extranjero justo antes del estallido de la Guerra del Peloponeso, alrededor de 434-432 a.C. El decreto afectó negativamente a los aliados de Megara en el Peloponeso en términos de su capacidad para abastecerse de madera ya que Megara exportaba la madera necesaria para Corinto, aliada de Esparta. La acumulación naval de los peloponesos entre 435-433 a.C. y la posibilidad de adquirir la flota de Corcira amenazaban la supremacía ateniense en el mar, por lo que Atenas buscó una forma «sutil» de paralizar indirectamente el suministro de madera necesario para la creación y mantenimiento de la flota del Peloponeso: prohibir la importación y exportación de madera entre Megara y Corinto sin violar los términos de su tratado con los espartanos.
Tampoco es una coincidencia que, al estallar la guerra, la primera acción militar de los atenienses fuese el sitio de Potidea (432 a.C), el último contacto importante de Corinto con los bosques ricos en madera. Habiendo sido completamente privados de la madera del Egeo Corinto y la flota del Peloponeso, esta se basó únicamente en el Golfo de Corinto y en el acceso al noroeste de Grecia en el 431 a.C para garantizar su madera. Por lo tanto, el despliegue de Esparta y de la flota del Peloponeso en los mares del noroeste y el Golfo de Corinto en 430 a. C. puede entenderse como una maniobra para asegurar la vital ruta de la madera a Corinto y asegurar con ello, la continuidad operativa de su flota. La posición de Atenas en Naupacto, Zakintos, Corcira y Cephallenia amenazó con estrangular esta ruta de suministro ya que podía acosar efectivamente a los barcos del Peloponeso. Por lo tanto, el ataque de Atenas al suministro de madera del Peloponeso mediante el Decreto Megara y el sitio de Potidaea sugiere que los atenienses podrían haberse sentido mas que amenazados por la creciente flota del Peloponeso.
Pero el golfo de Corinto no era la única ruta de suministro de madera para el Peloponeso. Las ciudades-estado amigas de Sicilia y la Magna Grecia (el sur de la actual Italia), como Siracusa y Tarento, podían ser utilizadas para la construcción naval. Según Tucidides, los espartanos habían ordenado la construcción de 500 trirremes en las colonias occidentales, por lo que es razonable sugerir que había una abundancia de madera de calidad allí. Sin embargo, no es probable que Occidente suministrase tal cantidad de madera en bruto al Peloponeso, debido a que el transporte del material a grandes distancias era demasiado costoso y arriesgado; era mucho más práctico utilizar la madera para construir allí los buques y exportarlos en su forma final a los Peloponesos. Debido a la distancia entre Grecia y el Oeste, y el tiempo requerido para construir los trirremes, es lógico concluir que Sicilia e Italia no fueron una fuente primaria o confiable de madera para la flota del Peloponeso. El fracaso espartano en el golfo de Corinto en 429 a.C, combinado con la poca confiabilidad del suministro de madera del oeste, amenazó realmente la continuidad de la flota del Peloponeso. Sin la madera, era imposible mantener o construir un número suficiente de trirremes, ya sea para reemplazar aquellos que habían sido capturados o dañados en combate naval o por deterioro natural. Por lo tanto, en 425 aC, la flota del Peloponeso se enfrentó a la aniquilación y Atenas estaba más cerca que nunca de tener el control completo de los mares.
En respuesta a su desesperada situación, los espartanos hicieron un movimiento audaz para asegurar nuevos medios de conseguir esa madera que tanto necesitaban. Ubicada en Tracia, la posición de la colonia ateniense de Anfípolis junto al río Strimon era importante porque daba acceso a las llanuras fértiles y estaba rodeada por grandes bosques que suministraban la mayor parte de la madera que se exportada a Atenas para su construcción naval. La madera disponible entorno a Anfípolis, de abeto plateado, era el material preferido por los griegos para la construcción naval porque era fuerte y al mismo tiempo era liviana, rasgos ideales para la velocidad y maniobrabilidad de las trirremes de guerra. Los persas ya habían reconocido la calidad de esta madera para la construcción naval casi un siglo antes; el general persa Megabazos advirtió al rey Darío que sería un error permitir que cualquier griego se estableciera en el Strimon. El momento y la audacia de la operación es evidente; los espartanos habían sido privados recientemente de sus suministros de madera del oeste y habían perdido más de 60 barcos en Pilos en el 425 a.C. No es una coincidencia que, recién salidos de un desastre naval y privados de la madera que tan desesperadamente necesitaban,contraatacaran rápidamente a los atenienses. Enviaron a más de 1.700 hoplitas al mando de Brasidas en una expedición a 700 km de distancia en un último intento desesperado y arriesgado de asegurar la madera imprescindible para reconstruir su marina de guerra. Además, la decisión de los espartanos de elegir a Brasidas a cargo de la operación apoya la teoría de que Anfípolis fue el objetivo de su madera. Puede parecer extraño que los espartanos enviaran a un oficial naval para realizar una campaña terrestre a menos que el objetivo de la operación requiriera la experiencia de Brasidas en asuntos navales.
En el invierno de 424/3 a.C, Brásidas tomó Anfípolis . La ciudad defendida por el general ateniense Eucles, pidió ayuda a Tucídides, que estaba estacionado en Tasos con siete trirremes atenienses. Para capturar la ciudad antes de que llegara Tucídides, Brásidas ofreció dejar a todos los que desearan quedarse a guardar su propiedad, y ofreció el paso franco a aquellos que quisieran partir. Anfípolis se rindió, a pesar de las protestas de Eucles mientras Tucídides llegaba al cercano puerto de Eyón el mismo día que la ciudad se rendía, defendiendo esta plaza con la ayuda de aquellos que permanecieron en ella; Brásidas tuvo que conformarse con ocupar Cerdilio, mientras buscaba la alianza de las ciudades tracias y de Pérdicas de Macedonia. La campaña de Brasidas en el norte había ganado, brevemente, la lealtad del Rey Perdicas II de Macedonia, cuyo reino contenía los bosques del norte que habían estado suministrando la madera vital de Atenas para su marina, asegurando así una nueva fuente de madera para la flota del Peloponeso y, como resultado, eliminando el suministro vital de madera de Atenas. El apoyo de Perdicas permitió la captura de Anfípolis y supuso la traición definitiva para Atenas. Tras atacar otrass ciudades de la región, como Torone, Brásidas decidió volver a Anfípolis, donde se preparó para atacar a los atenienses. Estos,formaron sus tropas frente a la ciudad, pero al ver que los espartanos no atacaban, comenzaron a regresar desorganizados, momento en el que Brásidas vio la posibilidad de vencerlos, ordenando el ataque; derrotó a los atenienses completamente, dando muerte a su general Cleón.
Tras esta batalla, ambos bandos decidieron finalizar la guerra firmando la paz de Nicias. Tucídides consideraba la pérdida de madera por la captura espartana de Anfípolis como una de las principales razones por las que Atenas estaba tan alarmada que accedió a un armisticio en 423 a.C con la esperanza de alcanzar una paz general. Atenas tenía la esperanza de que podría fortificar más ciudades en preparación de futuros ataques de Brásidas, y los espartanos tenían la esperanza de que Atenas al fin devolvería los prisioneros tomados en la Batalla de Esfacteria a principios de 424 a.C. Según los términos de la tregua, «se propuso que cada bando permanecería en su propio territorio, ocupando las tierras que ahora ocupaban…El armisticio será de un año y comenzará en el día de hoy, el catorce del mes de elafebolión».
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