Era considerado corsario aquel particular que mediante un contrato, carta de marca o mediante la famosa Patente de Corso, otorgada por el Estado bajo cuyo pabellón navega, persigue, captura y saquea embarcaciones de países enemigos, pudiendo entonces quedarse con el botín, las personas y los buques capturados. Esas patentes les permitían atacar a los piratas o a las embarcaciones «enemigas» en tiempos de guerra. Solo a partir del siglo XVIII dejaron de concederse sin considerar la nacionalidad de sus beneficiarios, para quedar reservadas únicamente a los súbditos de la nación beligerante. No es sencillo determinar donde acaba la actividad pirata y donde comienza el ejercicio de «corso», pues ambos límites se tocan y confunden.
Ya en época de las colonias griegas del Mediterráneo, se sufrieron frecuentes asaltos de los corsos etruscos; con el nombre de corsario se denominaba a los marinos a los que los jefes de los estados musulmanes del norte de África ordenaban atacar a los barcos en el Mediterráneo y a sus poblaciones costeras. Entre los corsarios turcos más populares destaca Barbarroja y cada uno de sus hermanos y sucesores, que provocaron grandes pérdidas y aterrizaron a los cristianos por todo el Mediterraneo en los comienzos del siglo XVI. Roger de Lauria obtuvo la patente de corso de la corona aragonesa; saqueó Djerba y Kerkenah y sin escatimar violencia e impunidad ejerció su derecho a la piratería en las costas de su Calabria natal y también sobre las costas de Campania. Fue el primer corso en incluir en la boga a los presos cautivos, Era profundamente salvaje e inhumano con sus prisioneros, rapaz y ambicioso, causando un verdadero terror en aquellos mares que atravesaba. Las operaciones de corso o furto permitieron la formación de una poderosa burguesía sevillana poco antes del descubrimiento de América.Vicente Yañez Pinzón, antes de formar parte del Descubrimiento, ejercía la piratería en las costas catalanas.
Fernando el Católico prohibió a sus súbditos practicar el corso en el Atlántico en 1496 y esa prohibición se mantuvo hasta el reinado de Felipe IV. Después del descubrimiento de América, Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas volvieron a fomentar la actividad corsaria que se produjo en la carrera de Indias y que mantuvo una guerra marítima irregular por el monopolio español en Indias; fue la época de los grandes galeones, grandes tesoros e incursiones en puertos coloniales. Se establece como buque enemigo o mercante a todo aquel que navega con pabellón de un estado enemigo, circunstancia que los británicos extienden al buque que navega con bandera neutral si el propietario tiene domicilio comercial en el territorio enemigo. Y también son enemigos, en cuanto al derecho de presa o guerra, los buques que, después de navegar con el pabellón enemigo, oportunamente deciden cambiarlo al empezar las hostilidades. Si ese buque no portara ninguna bandera, de todos modos será enemigo según la nacionalidad del propietario.
En 1566-68, los habitantes de los Países Bajos alzados contra España se establecieron como fuerza naval llamándose a sí mismos «Mendigos del mar / Gueux de la mer». Francia e Inglaterra les concedieron cierta oficialidad permitiéndoles utilizar los puertos de Dover y La Rochelle para atacar a los buques mercantes españoles, y también o especialmente a los que navegaban el golfo de Vizcaya. Pero en 1572 son expulsados de Dover como consecuencia de los excesos y la indiscriminación de los pabellones que atacaban. Ya en 1624 atacan las costas de Brasil. La concesión pontificia del Nuevo Mundo a España y Portugal con su sistema comercial de monopolio y régimen de flotas fue una de las causas que determinó el incremento de la piratería.
Durante el tiempo en que ambos países estuvieron unidos, los portugueses navegaron por las colonias españolas tomando nota de las rutas y la conformación de sus costas, sus puertos… La boda de Catalina de Braganza con Carlos II, en 1662, estableció el apoyo de Inglaterra a la independencia de Portugal. Conseguida esa independencia en 1640, los marinos portugueses que servían en las flotas francesas y flamencas dieron todo tipo de información hasta entonces secreta a los ingleses. el fin de las guerras de religión quedaron inactivos muchos de los soldados profesionales y decidieron dedicarse a una nueva ocupación de considerable riesgo. Con el fin de las guerras de religión muchos soldados quedaron inactivos; decidieron dedicarse a esta nueva ocupación de considerable riesgo, pero tremendamente lucrativa.
Por otro lado España no alcanzó a poblar y mucho menos a mantener o ejercer control sobre todas las islas del Caribe. Muchas de ellas, y gran extensión del litoral costero del Nuevo Mundo, queda ron sin autoridad ni protección militar, convirtiéndose en base de piratas y nuevos corsarios, que vivían en comunidad y repartían el botín según categoría jerárquica, esfuerzo y valor. En la segunda mitad del siglo XVII los ingleses volverán a la vida corsaria. Jamaica, que había sido descubierta por Colón en su segundo viaje en 1494 y bautizada con el nombre de Santiago, igual que la isla de Tortuga, pasó a ser reducto de corsarios y piratas;el almirante inglés, junto a Robert Venables la conquistó en 1655.En 1665 y 1666, unas 400 haciendas de la isla de Cuba en la costa fueron saqueadas. Durante la Guerra de 1812 contra Inglaterra, E.E.U.U. empleó un buen número de barcos corsarios que apresaron 1344 embarcaciones británicas.
La modalidad del corso euroamericano y mediterráneo fue abolida un 16 de abril de 1856 en gran parte de los estados en el Congreso de París.Aunque entonces la Declaración de París tampoco fue acatada y firmada por todos los países, fue considerada como una ley internacional. Hacía mucho tiempo ya que el corsario había empezado a remitir.Conforme las ideas mercantilistas caían en decadencia, también remitía aquel antiguo concepto legal de que las «presas de guerra» pertenecen al combatiente individual. Además, y mucho más importante, aquellos estados excluidos de la repartición papal del Nuevo Mundo (fundamentalmente Inglaterra y Holanda) empezaron construir sus imperios coloniales, por lo que se esforzaron en terminar con esta práctica, de la que ahora ellos mismos podrían haber salido muy perjudicados.
De este modo el gran corsario cambió su actividad, se convirtió en «negrero», marino o mercader. Los que disponían de menos medios,volvieron a la piratería o al contrabando.Las bases de los bucaneros y filibusteros de las Pequeñas Antillas se fueron transformando y creciendo como colonias inglesas, francesas y neerlandesas de explotación normal, aunque sin dejar de verse como asiento del tráfico ilegal de los puertos del Caribe. Finalmente, la Declaración de Derecho Marítimo de París logró abolir el derecho de presa. En 1907, el VIII Convenio de La Haya admitió la transformación de los buques mercantes en navíos de guerra siempre que pudiesen cumplir ciertos requisitos: entre otros portar distintivos exteriores, propios a los buques de guerra y a las órdenes de un comandante que figurase en la lista de oficiales de la Marina de guerra.
0 comentarios