Núremberg, escenario del poder nazi

La imagen guardada en el subconsciente colectivo del régimen nazi se simboliza perfectamente en los multitudinarios mitines paramilitares aderezados con grandiosos medios de propaganda en Núremberg. Incluso hoy en día, las construcciones gigantescas levantadas para servir de marco a sus celebraciones son un testimonio de la puesta en escena de estos espectáculos de propaganda.  El III Reich escenificó el poder de su fuerza en los campos y estadios de esta ciudad, por los que desfilaron millones de personas. Núremberg, rebautizada por el Führer como «la ciudad de los mítines», cambió su rostro para servir de escenario a los nacionalsocialistas en sus espectaculares representaciones. Miles de obreros trabajaron en ella las veinticuatro horas del día desde el otoño de 1933 en obras descomunales, la mayoría de las cuales no serían completadas. La guerra, como sucedería con la mayoría de los proyectos de Hitler, reduciría los planes originales a menos del 30% del espacio planificado.

«¿Por qué siempre lo más grande?; lo hago para devolver a cada uno de los alemanes la confianza en si mismo.Para poder decir a cada individuo en cientos de campos: no somos inferiores en absoluto, sino al contrario,estamos por completo a la altura de cualquier otra nación«. De esta manera, justificaba Adolf Hitler su predilección por los proyectos urbanísticos monumentales que Albert Speer diseño para el III Reich. El 21 de enero de 1934 moría Paul Ludwig Troost, hasta ese momento arquitecto de cámara de Hitler. El propio Speer lo recordaba así en sus memorias: «El día de la muerte de Troost me encontré a Funk, subsecretario de Goebbels en aquel entonces, con un cigarro entre los labios de su cara redonda: mi enhorabuena, ahora es usted el primero. Yo tenia entonces veintiocho años de edad«. Su puesto será ocupado por Speer, uno de sus más adelantados discípulos y que con el tiempo, se convertirá en una de las figuras más prominentes del Reich y el primer proyecto en común de la pareja sería el vasto complejo en el que se celebraban las reuniones del partido nacionalsocialista en Nüremberg. La suerte corrida por aquellos inmensos estadios, tribunas y avenidas que sirvieron a Hitler para lanzar su mensaje al mundo, ha sido tan dispar como paradójica desde el día en que los soldados del III Ejército de los Estados Unidos tomará la ciudad en abril de 1945.

Los congresos del Partido Nacionalsocialista en Núremberg (en alemán y oficialmente: Reichsparteitag, traducido literalmente como «Día del Partido del Reich«) fueron las concentraciones anuales realizadas por miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), celebrados entre 1923 y 1938. Dichas concentraciones daban gran publicidad al régimen, logrando reunir a millones de miembros del partido en todo el periodo en que se celebraron dichos mítines. Los espectáculos, de una semana de duración, siempre tuvieron lugar en septiembre. El centro de atención eran los discursos de Adolf Hitler y los desfiles de todas las organizaciones importantes del estado nacional-socialista en el Reichsparteitagsgelände (terreno de los congresos nacionales del Reich) y en el casco antiguo de Núremberg.​ Estos actos apelaban a los sentimientos de los participantes y de los espectadores, donde la política no debía ser entendida, sino «experimentada»; la puesta en escena se convierte así en un mensaje político. Desde 1933, los mítines del partido seguirán en gran medida los mismos rituales: reuniones masivas, desfiles y maniobras militares, discursos, reuniones de organizaciones nazis, exhibiciones de propaganda, festivales populares, fuegos artificiales, conciertos y espectáculos de ópera, en los que la omnipresencia de los uniformes destacaban por encima de todo. Las costumbres cristianas y presuntamente germánicas serán una parte tan integrante de los mismos como los rituales militares, los elementos de la cultura festiva burguesa,las formas políticas de expresión del movimiento obrero o las especificaciones del fascismo italiano.

A través de la historia, la arquitectura ha sido siempre utilizada por el poder con fines claramente ideológicos y propagandísticos, pero además, para los nacionalsocialistas, el arte también era un símbolo de identidad de la nueva Alemania, la materialización del volksgeist, el espíritu del pueblo y de la superioridad de la raza aria. La armonía (o la monotonía, según quien lo interprete) que primará en sus edificios públicos será el equivalente a la homogeneidad ideológica y racial de los alemanes, donde el individuo quedará diluido entre la masa. En contraposición al arte degenerado (Entartete Kunst) el régimen favoreció lo que los nazis llamaban “arte heroico” que exaltaba valores como la pureza racial, la belleza, el militarismo y la obediencia ciega. Hitler creía que la nueva Alemania debería ser una armónica comunión entre el gusto por la belleza de los atenienses y el culto por la fuerza y la pureza racial de los espartanos. Los esfuerzos del aparato estatal se dirigirán, por tanto, a dotar al régimen de su propia personalidad arquitectónica, esto es, que la cultura y la sociedad debían reflejarse en una arquitectura específicamente Nacionalsocialista. Tres grandes arquitectos que le ayudarían con su proyecto: Paul Troost, Herman Giesler y Albert Speer y cada uno de ellos plasmará su propia idea de belleza arquitectónica. 

Albert Speer se caracterizará por su tendencia neoclásica con construcciones colosales, destinada comúnmente a los edificios oficiales. Esta, tiene el ideal estético de tres de las grandes civilizaciones de la antigüedad: Grecia Roma y Egipto. Se eliminarían todo el acero a la vista, pues las construcciones debían ser en piedra, material imperecedero, las ventanas horizontales y los tejados planos. Speer trabajó siempre en esta línea, pues él mismo inventó el concepto del “valor de la ruina”, según el cual los grandes edificios debían ser construidos de tal manera que fueran ruinas estéticamente agradables pasados muchos años, como testamentos de la grandeza de la utopía de un Reich que se decía que duraría mil años, del mismo modo que las ruinas grecorromanas eran símbolos de la grandeza del mundo de la antigüedad clásica. Respecto al uso de la piedra para las construcciones, el propio Speer manifestaba: “resultaba inimaginable que unos escombros oxidados transmitieran el espíritu heroico que Hitler admiraba en los monumentos del pasado”.La gran paradoja está en cómo este arcaísmo deliberado se daba precisamente en una sociedad que rendía culto a la técnica. Los nacionalsocialistas quisieron conservar el valor de la capacidad de trabajo del obrero de la construcción, desde el albañil y el cantero, hasta el carpintero, el herrero y el escultor, volviendo así a la idea de que la construcción y la obra era un trabajo de todos. En cualquier caso, la monumentalidad también podía tener un carácter funcional, como era responder a la necesidad de dar cabida a una ingente masa de seguidores y afiliados que albergarían algunos de estos edificios como sedes de celebración de los principales actos del Partido, todos ellos dotados de un marcado aspecto ritual.

La elección de la ciudad de Núremberg obedecerá a causas meramente prácticas ya que disfrutaba de una ubicación relativamente céntrica en el Reich alemán, con excelentes comunicaciones y además, el Luitpoldhain presentaba un lugar adecuado para la realización de grandes eventos. Además, para los nacionalsocialistas, Núremberg era una autentica “Ciudad alemana”, e integraron en su propaganda el antiguo romanticismo de la ciudad  como un elemento decorativo y un fondo simbólico,utilizando para sus actos grandes salones, espacios abiertos y los parques de la ciudad. La marcha de sus formaciones tenían que apretarse entre los lechos de flores y las fuentes del Luitpoldhaine. Inicialmente, no se había considerado la construcción de un telón de fondo propio para su propaganda. La organización de las concentraciones por parte del Gauleiter de la Baja Franconia, Julius Streicher había sido muy buena y la policía local simpatizaba abiertamente con el evento. Pero aunque todos tenemos como icono de las grandes concentraciones del partido nazi a la ciudad de Núremberg, las primeras concentraciones del partido nacional socialista (NSDAP) tuvieron lugar en Munich en 1923 (del 27 al 29 de enero) y en Weimar en 1926 (del 3 al 4 de julio); la concentración de 1928 debido de ser cancelada debido a la falta de fondos. Núremberg acogerá las celebraciones del día del partido por vez primera en 1927 (19 a 21 de agosto) y nuevamente en 1929 (1 a 4 de agosto), pero tras los serios altercados producidos por los enfrentamientos entre los nazis y los comunistas durante esta última concentración, la ciudad impidió la celebración de estos mítines en 1930 y 1931. En 1932, el NSDAP debió renunciar nuevamente a celebrar el evento debido a la falta de fondos. Después de 1933 se celebraron como Reichsparteitage del pueblo alemán en la primera quincena de septiembre siempre en Núremberg con una duración, generalmente, de ocho días, con la asistencia de miembros de todas las divisiones del partido, la Wehrmacht y del Estado. Durante el día del partido de 1933, Hitler decretó que en el futuro todas y cada uno de los siguientes se celebrarían en esta ciudad, convirtiendose en el la Ciudad de las concentraciones del Partido.

Willy Liebel

Desde entonces, los congresos del partido del NSDAP fueron organizados por el alcalde de Núremberg ,Willy Liebel, en calidad de presidente de Zweckverband Reichsparteitag, la Mancomunidad para las Instalaciones de los Congresos del Partido del Reich en Núremberg, creada para la realización de aquel proyecto de cuya financiación se hizo cargo, muy en contra de su voluntad, el ministro de Hacienda del Reich. La Zweckverband Reichsparteitag organizó y llevó a cabo las concentraciones anuales desde 1933 hasta 1938. El alcalde Liebel, en contraste con las maneras toscas y brutales del Gauleiter Streicher, se caracterizó por actuar más como un tecnócrata y fue más sociable y conciliador en su comportamiento y decisiones. A diferencia de muchos otros alcaldes nacionalsocialistas, dejó en sus puestos a muchos empleados municipales que habían hecho campaña activa por la república de Weimar antes de 1933. Sin embargo, los diferentes estilos de liderazgo se refieren a la forma, no al contenido de la política, que básicamente, era la misma durante la era del nacionalsocialismo. Los mítines de Núremberg se organizaban por la dirección del NSDAP, que emitía las instrucciones para la celebración del congreso del partido en la ciudad que  a su vez, distribuía las tareas básicas como el transporte, el alojamiento y las comidas de los participantes, el control del tráfico y la planificación y el del despliegue a las oficinas municipales individuales. Nada se dejaba al azar. La organización del congreso también era responsable del adorno y embellecimiento de la ciudad y de la recepción oficial al Führer en el ayuntamiento. Los miembros del NSDAP debían pagar una contribución especial para sufragar los eventos, que también requerían de admisión para asistir, es decir, de la compra de su correspondiente entrada.

Para demostrar el apoyo del régimen entre la población, los organizadores del Reichsparteitag buscaron conseguir siempre el mayor número posible de participantes y visitantes. Aunque muchos de los visitantes asistían por iniciativa propia, todas las divisiones del NSDAP estaban representadas: SA, SS, RAD, HJ, BDM,DAF, etc y desde 1933, la Reichwehr, mas tarde Wehrmacht.  Además de los participantes oficiales, cientos de miles de visitantes asistían a las concentraciones de Núemberg, participando en los eventos como espectadores, experimentando el ajetreo y el bullicio del casco antiguo de la ciudad, divirtiéndose en el festival folclórico y (desde 1937) en la «ciudad de KDF». como podemos ver en multitud de fotografías y de grabaciones privadas y públicas de la época.

Entre 1933 y 1939, los nacionalsocialistas extendieron el área alrededor del lago Dutzendteich para la organización anual del  «Día del Partido», el Reichparteitag. Los terrenos abarcaban un área total de unos once kilómetros cuadrados en los que había enormes áreas abiertas con tribunas, estadios, parques, monumentos, salas de conferencias y, sobre todo, espacio, mucho espacio disponible para albergar a cientos de miles de partidarios.  En el proyecto original aparecían edificios que nunca fueron finalizados, otros que nunca se terminaron y se utilizaron y algunos que apenas comenzaron a construirse. A principios de 1934 Hitler ya le había encargado a Albert Speer un proyecto para la zona de congresos del partido; este plan general debía incluir los lugares centrales: la zona del Luitpoldhain, el Campo Zeppelin, Zeppelinfield o Zeppelinwiesse, el Campo de Marzo o Marzfeld,  el Palacio de Congresos y el gigantesco Estadio Alemán. 

Núremberg, Reichsparteitag 1933

Dos años después de ser aprobado por Hitler, el proyecto fue expuesto en forma de maqueta en la Exposición Internacional de París de 1937 y distinguido con el «Grand Prix». El coste de todo el conjunto se estimaba por un importe total de unos 780 millones de marcos del Reich (RM), «una suma que, ocho años mas tarde, yo gastaría en cuatro días en equipos de armamento», recuerda Speer. Los terrenos tendrían una extensión de 16 kilómetros cuadrados. Para proveer los fondos necesarios para la construcción de estos edificios monumentales, el 29 de marzo de 1934 se fundó el Zweckverband Reichsparteitag Nürnberg (ZRN) con el NSDAP, el Reich alemán, el estado de Baviera y la ciudad de Núremberg, como accionistas. A principios de la Segunda Guerra Mundial se habían gastado casi 252 millones de RM, quedando sin completar aunque en diversos grados, el Palacio de Congresos , la Gran Avenida , el Estadio Alemán y el Campo de Marzo.

Maqueta del proyecto de Alber Speer para la zona de congresos del Partido

Las concentraciones de Núremberg fueron una creación estética de Albert Speer, arquitecto de los terrenos y edificios del área de congresos y diseñador de los eventos y efectos de las concentraciones, desde 1934. Cada congreso realizado por los nazis entre 1933 y 1938 tenía un lema que se relacionaba con eventos políticos de la época:

-. 1933 «Congreso de la victoria» (Reichsparteitag des Sieges) en referencia a la victoria del pueblo alemán ante el fracaso de la República de Weimar.

-. 1934 Inicialmente no tenía ningún lema, pero luego se le llamó «Congreso de la unidad y la fortaleza» (Reichsparteitag der Einheit und Stärke), «Congreso del poder» (Reichsparteitag der Macht) o «Congreso de la voluntad» (Reichsparteitag des Willens).

-. 1935 «Congreso de la libertad» (Reichsparteitag der Freiheit). El término «libertad» hace referencia al rearme de Alemania por el cual se había logrando la «liberación» del Tratado de Versalles.

-. 1936 «Congreso del Honor» (Reichsparteitag der Ehre). La ocupación alemana de la  región desmilitarizada de Renania (por el tratado de Versalles), que constituía la restauración del honor alemán.

-. 1937 «Congreso del trabajo» (Reichsparteitag der Arbeit), por la drástica reducción del desempleo desde el ascenso de Hitler al poder.

-. 1938 «Congreso de la Gran Alemania» (Reichsparteitag Großdeutschland), debido a la anexión de Austria al Tercer Reich, suceso conocido como Anschluss.

-. 1939 Paradógicamente, este congreso tenía previsto el lema «Congreso de la paz» (Reichsparteitag des Friedens), pero se canceló a causa del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Los días del partido eran los eventos más importantes y costosos del calendario nacionalsocialista. Algunas de las imágenes más icónicas de propaganda nazi fueron creadas durante estos actos e inundan libros, prensa y documentales de televisión. Pero tras un examen más detenido, los acontecimientos reales de los mítines del partido nacionalsocialista resultaron ser una secuencia repetitiva de marchas, desfiles, procesiones de antorchas y discursos que hoy, no comprenderíamos. Enormes coreografías de masas dirigidas por un escenario. Durante los días que duraba el congreso del partido, Hitler y su Estado Mayor se alojaban en el hotel Deutscher Hof, reservado para él y para los jefes nacionales y regionales. Desde 1920, Adolf Hitler se venía alojando en este establecimiento durante sus estancias en la ciudad; Julius Streicher adquirió para el partido toda la propiedad en 1935, a la que unió la Deutsche Hof y la casa Siemens al oeste, que Hans Hertlein había construido desde 1925 hasta 1926 como un edificio administrativo para la fabrica  Siemens-Schuckert. Como compensación, el partido nacionalsocialista financió a la empresa con un nuevo edificio administrativo, la Casa Sigmund-Schuckert, al este del teatro de la ópera. Todo el conjunto se rediseñó entre 1936 y 1937 según los planos del arquitecto Franz Ruff: las fachadas se simplificaron parcialmente retirandose las decoraciones de estilo neobarrocos y las arcadas abiertas en la planta baja y se agregó un gran balcón. 

Desde este «balcón del Führer», Hitler presidió desfiles de las Juventudes Hitlerianas y de otras organizaciones nazis que marchaban durante los mítines del Partido.El hotel resultó gravemente dañado en los ataques aéreos durante la guerra, perdiendo toda la esquina del edificio en el cruce entre la Lessingstraße y la Frauentorgraben y siendo el interior quemado en gran parte. 

La inauguración de los congresos del Partido comenzaba con la interpretación de Los maestros cantores por la orquesta de la Ópera de Berlín bajo la dirección de Furtwängler. Cabría imaginar que aquellas noches de gala, sólo comparables a las de Bayreuth, estarían concurridísimas; más de mil personalidades del Partido recibían entradas e invitaciones, pero parece ser que preferían informarse sobre la calidad de la cerveza de Núremberg o del vino de Franconia. Es probable que todos ellos contaran con que los demás cumplirían con su deber de miembros del Partido y se tragarían la sesión de ópera. Es un mito que los líderes del Partido fueran amantes de la música y antes al contrario, en general eran tipos bastos, anodinos, tan poco aficionados a la música clásica como al arte y a la literatura. De ahí que el Teatro de la Ópera de Núremberg estuviera casi vacío cuando Hitler ocupó el palco central para asistir a la representación de la inauguración del Congreso del Partido de 1933. Hitler reaccionó con gran enojo y envidió a varias patrullas a buscar a los altos cargos del Partido por las cervecerías y bodegas, con el encargo de traerlos acto seguido al Teatro de la Ópera; aun así, no se logró llenar la sala. Al día siguiente corrieron chistes entre los mandos de la organización sobre cómo y dónde habían sido atrapados los ausentes. En consecuencia, al año siguiente Hitler ordenó a todos los líderes del Partido, poco aficionados al teatro, que asistieran a la representación y allí aparecieron con aire de aburrimiento; muchos de ellos fueron visiblemente vencidos por el sueño. Además, en opinión de Hitler la tibieza de los aplausos no respondió a la espléndida ejecución de la obra. Por tanto, a partir de 1935 la poco artística masa del Partido fue sustituida por un público civil que pagaría gustoso el elevado precio de las entradas. El «ambiente» imprescindible para el artista y el aplauso exigido por Hitler no se lograron hasta entonces.

Como indicamos anteriormente, las fuerzas armadas participaron en el Reichparteitag desde el mismo comienzo del gobierno nacionalsocialista. En el Congreso del Partido de 1934 tuvo lugar por primera vez un simulacro de combate en presencia de Hitler, que aquella misma noche visitó de manera oficial el campamento militar. En la guerra había sido cabo y pareció encontrarse de nuevo en un mundo que le era familiar. Se mezcló con los círculos de soldados reunidos alrededor de las hogueras del campamento, y estos pronto lo rodearon e intercambiaron bromas con él. Hitler regresó muy satisfecho de la inspección. En cambio, el Alto Mando del Ejército (OKH u Oberkommando des Heeres) no se mostró entusiasmado en absoluto y su asistente, Hossbach, habló de la «falta de disciplina» de los soldados, que habían olvidado la posición de revista que tenían órdenes de mantener frente al jefe del Estado, e insistió en impedir al año siguiente tales familiaridades, pues eran contrarias a su dignidad.

Los edificios de Speer en Núremberg son considerados por muchos como la expresión de una inimaginable gigantomanía mediante la que pretendían expresar en piedra la pretensión del régimen nazi de dominar el mundo. Quizás esto sea afirmar demasiado para 1934, cuando Speer recibió el encargo de construir las nuevas obras monumentales para los congresos del Partido: debía diseñar un campo para las exhibiciones militares, un gran estadio, un auditorio para los discursos culturales de Hitler y los conciertos. El equipo del alcalde Liebel tenia sus propias ideas y dado que Speer sabía era muy posible que al reunirse con la administración municipal Hitler estableciera el programa de las obras de acuerdo con sus deseos,Speer solicitó la ayuda de Julius Schreck que era el único que vería al Führer aquella misma noche. A la mañana siguiente, poco antes de partir, Hitler le llamó. «— Estoy de acuerdo con su proyecto. Hablaremos hoy mismo de él con el alcalde Liebel.» , le dijo a Speer. Años después al hablar con un alcalde, Hitler habría ido directamente al grano y le habría dicho algo como: «¡Aquí está el plano de los terrenos del Congreso y así queremos que se haga!». Pero en aquella época, en el año 1935, todavía no se sentía con tanta autoridad y necesitó una hora de explicaciones preparatorias antes de mostrar al alcalde el boceto de Speer. Desde luego, al alcalde le pareció extraordinario, pues como antiguo miembro del Partido había sido preparado para adoptar una actitud de aprobación total. Hitler dejó las manos libres a Speer en cuanto a los planos y a la realización del proyecto se refería, y desde entonces acudía cada año a colocar alguna primera piedra. Aquellas «primeras piedras» se llevaban acto seguido al almacén municipal, donde habrían de esperar hasta que el conjunto hubiera progresado lo suficiente para ser colocadas en el sitio que les correspondía.

Todas las estructuras recién planificadas, como el nuevo «estadio alemán» y el «campo de marzo» estaban en ángulo recto a la «Gran Avenida», mientras que el «Luitpold Arena» y el Zeppelínfeld, donde se aprovechaban estructuras preexistentes, no tenían relación ortogonal con ella. El complejo, que incluía instalaciones para alojar a los que asistirían a los congresos, tenía una extensión total aproximada de 16,5 km2. En el extremo sur se encontraba el Campo de Marzo, cuyo nombre, además de hacer referencia al dios de la guerra, tenía también por objeto recordar el mes en que Hitler había implantado el servicio militar obligatorio.

El Dutzendteich tenía una estación de ferrocarril que estaba en funcionamiento desde el 1 de diciembre de 1871. A partir de 1934 y hasta 1936, los nacionalsocialistas ampliaron la estación para que pudiese absorber el tráfico de los decenas de miles de participantes en los distintos actos del partido, con andenes cubiertos. Durante la celebración de los eventos masivos, los trenes pasaban por la estación con una frecuencia de un minuto. Hasta la década de 1990, esta estación de tren fue referencia para una docena de puntos de parada en el tráfico local; hoy día ha sido reemplazada por las estaciones S-Bahn Dutzendpond y Frankenstadion.

Estación de Dutzendteich

Pero la distribución de la inmensa cantidad de participantes a lo largo del enorme complejo pronto requerirá de la construcción de una segunda estación, en la parte sur del complejo, la estación de Märzfeld. Se puso en funcionamiento por primera vez en 1938 para dar servicio a los campamentos de tiendas y barracas para las organizaciones nazis participantes en las concentraciones. La estación quedó sin terminar y durante la guerra, la estación de Märzfeld sirvió para el transporte de los prisioneros de guerra internados en el campo de concentración situado en los campos de congresos del Partido Nazi. Los trabajadores forzados también fueron alojados en estos campamentos, trabajando en la producción de guerra y en la limpieza de escombros de la ciudad después de los bombardeos. En 1957 cambió su nombre por el de estación de Langwasser y en 1988 se reabrió el tráfico de pasajeros.

Maqueta con el proyecto de la estación de Märzfeld

El Luitpoldhain y el Luitpoldhalle

La llegada de Adolf Hitler a la Cancillería en 1933 supuso para los nacionalsocialistas el acceso a la máxima cota del poder y lo que hasta entonces habían sido meras reuniones de los miembros de un partido político más de entre muchos, terminó convirtiéndose en la mayor demostración multitudinaria de exaltación nacional jamás imaginada. Una liturgia que asombró al mundo para la que contó con un inmenso escenario a las afueras de la ciudad bávara de Núremberg. En los años 20 del siglo XX,cuando los nazis no eran más que un pequeño pero ruidoso grupo de militantes, eligieron el Luitpoldhain  como zona para sus reuniones, alrededor del monumento a la I Guerra Mundial, el Ehrenmal

El Luitpoldhain, en el lado derecho de la imagen, la torre de agua y en el fondo el Luitpoldhalle, 1930

Con la llegada al gobierno de los nacionalsocialistas en 1933, aquel lugar solitario se verá poblado por una multitud de seguidores del Führer. Se construyó entonces una inmensa tribuna de madera flanqueada por tres torres de 30 metros de altura que enarbolaban banderas nazis de 25 x 5 metros. Ademas de la tribuna de oradores, levantaron una tribuna para 1.000 invitados de honor y otras dos para 60.000 personas y 1.500 corresponsales de prensa. El sonido, fundamental en estos eventos, corría a cargo de 82 altavoces. Pero el Luitpoldhain sólo era un estadio improvisado; con motivo del congreso del partido de 1934 se inició la primera gran construcción de instalaciones permanentes en el complejo. Seiscientos veinte obreros participarán en las obras de dos enormes tribunas de hormigón, cada una de 150 metros de longitud y un campo de desfile cuya base requirió de 7.650 metros cúbicos de césped. Hitler, escoltado por gigantescas águilas de bronce de tres metros de altura y siete de envergadura, se dirigirá a sus espectadores desde una tribuna de oradores de seis metros de largo.

Luitpold Arena, 1936

En 1937 concluyeron las obras, se cubrió el césped con grandes losas de piedra y se pavimentó de granito la calle de acceso al estadio. El área de reuniones se extendía en ese momento por más de 8 kilómetros cuadrados y podía alojar 150.000 participantes y 50.000 espectadores acogiendo concentraciones masivas de asociaciones nazis como las SA o las SS. Aquí tenía lugar la «consagración» de las nuevas banderas y estándares de la organización, el clímax de estas concentraciones, «consagración» que se realizaba por contacto con la Blutfahne, o «bandera de sangre», la bandera roja con la esvástica utilizada por Adolf Hitler y su séquito durante el fallido Putsch de Múnich del 9 de noviembre de 1923.

Jakob Grimminger
 portador de la «Blutfahne

Durante la marcha por el centro de la ciudad de Múnich organizada por Adolf Hitler y Erich Ludendorff, los puchistas se encararon a la policía frente a la Feldherrnhalle. Se produjo un tiroteo que se saldó con catorce golpistas nacionalsocialistas y cuatro policías muertos. La sangre de tres miembros de las SA muertos (Andreas Bauriedl, Anton Hechenberger y Lorenz Ritter von Stransky-Griffenfeld) manchó la bandera con la esvástica llevada por Heinrich Wilhelm Trambauer.  El portador huyó con la bandera a casa de un conocido y la guardó hasta la salida de prisión de Hitler, momento en que se la entregó. La bandera se convirtió desde entonces en objeto de culto: es izada en un nuevo mástil, se le añade un nuevo remate y debajo de este se añade una placa con los nombres de los miembros de las SA muertos en el Putsch. 

El 4 de julio de 1926, se le entregó la Blutfahne al SS Reichsführer Joseph Berchtold, con la orden de que la guardara. A partir del congreso del NSDAP de 1926, todos las banderas y banderines de las SS serían consagradas ante la Blutfahne, tal y como se hacía en la tradición medieval.​ Hasta 1931, en los periodos entre congresos, la bandera se guardaba en la Sala de Honor de las SA, en los locales del NSDAP de Múnich y a partir de 1931, se trasladó a la «Fahnenhalle» (Sala de Banderas) de la «Casa Parda», la nueva sede del Partido Nacional Socialista en Munich. El portador oficial de la bandera fue Jakob Grimminger, uno de los participantes del Putsch golpista de noviembre de 1923. La última vez que fue vista en público fue en un acto del Volkssturm, el 18 de octubre de 1944; después, se perdió su rastro por completo y no se tiene certeza de si la bandera todavía existe, aunque se cree que quedó destruida en los bombardeos aliados de 1944.

Hitler, con la Blutfahne durante una consagración de banderas de las Allgemeine SS

Después de 1945, la ciudad de Nuremberg rediseñó el espacio ocupado por el Luitpold Arena construyendo un parque; había sido parcialmente destruido durante la Segunda Guerra Mundial y fue demolido. Desde el 2000, el Luitpoldhain ha sido anfitrión de conciertos clásicos al aire libre todos los años.

«Fahnenhalle» (Sala de Banderas) de la «Casa Parda»

En 1906, con motivo de la Exposición Estatal de Baviera, se había construido un pabellón cerca del emplazamiento del Luitpoldhain,un edificio con grandes ventanales para la presentación de máquinas de gran volumen. El edificio industrial de acero y vidrio tenía una fachada de estilo Art Nouveau; nombrada en honor del Príncipe Regente Luitpold de Baviera como Luitpoldhalle (1821-1912), la sala todavía se usaba como lugar de exposiciones y eventos después de 1906 y se empleó durante la I Guerra Mundial como almacén. 

Vista interior del Luitpoldhalle antes de la reorganización acometida nacionalsocialstas

Los nacionalsocialistas lo utilizaron desde sus inicios en sus reuniones en interiores, y desde 1933 lo convirtieron en lugar de conferencias exclusivo para el Reichsparteitage; tenía unas dimensiones de 165 mts. de longitud, 45 de ancho y 15 de altura y podía albergar unas 20.000 personas, además de 130 músicos en el escenario y 750 miembros de seguridad del partido. 

Inauguración del «Congreso del Partido» en Luitpoldhalle, 1934

Aunque será inicialmente remodelado para la celebración del día del Partido de 1933, Speer procederá a una  remodelación más profunda entre 1933 y 1935, que equipó a la sala con un revestimiento de piedra caliza para alinearlo estilísticamente con el resto de edificios monumentales del complejo, cambiando la vieja fachada «art nouveau» por sobrios muros decorados con enormes banderas. Serán instaladas dos tribunas de prensa, 76 altavoces y uno de los órganos más grandes jamás construidos, de 4.000 cañones. En el interior, los elementos de construcción modernos estaban envueltos y decorados con símbología nazi, presentando una capacidad máxima de 16.000 personas. Las sillas que había en el salón eran duras e incómodas y estaba estrictamente prohibido fumar durante los actos.

Fachada del Luitpoldhalle tras su remodelación por los nacionalsocialistas

La noche del 29 de agosto de 1942, el Luitpoldhalle fue destruido durante un bombardeo aliado y después de 1945, la ciudad de Núremberg no reconstruyó la sala. Como nueva sala de eventos se construyó en 1963 en el lado norte del Luitpoldhains, el Meistersingerhalle.

La ciudad de Núremberg había construido en la época de la República de Weimar (1919-1933) un monumento a los muertos en la Primera Guerra Mundial. El diseño fue adjudicado al arquitecto Fritz Mayer: una gran sala junto a un patio rectangular, que está rodeado a ambos lados por una fila de pedestales con pebeteros. El monumento, conocido como el Ehrenhalle o Salón de Honor, sería inaugurado por el alcalde Hermann Luppe en 1930.

Ehrenhalle o Salón de Honor

En el Reichpartaitag de 1929, los nacionalsocialistas incluyeron el Salón de Honor, aún sin terminar, por primera vez en la organización de su culto a la muerte. El Führer conmemoró a los soldados muertos en la Primera Guerra Mundial y a los «mártires del movimiento nazi». El ritual pretendía vincular a los «soldados del partido» a sacrificar sus vidas por el Führer y el nacionalsocialismo. En 1933, Hitler transformó el parque Luitpoldhain en el Luitpold Arena para el Reichsparteitage, quedando el Ehrenhalle en el lado opuesto.

Hitler durante una ceremonia de las SA y las SS frente al Salón de Honor en el Luitpold Arena, 1934 

Hoy en día, la sala de honor de la ciudad sirve como un lugar conmemorativo para las víctimas de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y de la dictadura nacionalsocialista. Anualmente, el Día de los Caídos se conmemora aquí con una celebración oficial en honor a las víctimas.

Vista aérea del conjunto del Luitpoldhain:en el centro, el Luitpold Arena, sobre la esquina superior izquierda el Luitpoldhalle en el centro de la imagen, en la parte inferior, se aprecia el Ehrenhalle

La Große Straße, la Gran Avenida

Por el norte, en dirección al antiguo palacio nuremburgués de los Hohenzollern, que se podía ver a lo lejos, el Campo de Marzo se abría en una avenida de dos kilómetros de longitud y ochenta metros de anchura,  que de acuerdo al proyecto de Speer iba a ser el eje central del completo de reuniones del partido nazi. La gran avenida, de 60 m de ancho, debía alcanzar los 2 km de largo, aunque sólo fue ejecutado 1,5 km. En este tramo se colocaron 60.000 losas de granito. Speer alineó la Gran Calle con el Kaiserburg, en el casco antiguo, para crear una conexión simbólica entre la ciudad medieval de Núremberg, la ciudad del Reichstag real y la nueva ciudad de Reichsparteitage.

vista de la Gran Avenida desde el Campo de Marzo en construcción

Se había previsto que la Wehrmacht desfilara por ella ante Hitler en secciones de unos cincuenta metros de ancho. La avenida se terminó antes de la guerra y se revistió de gruesas losas de granito que debían resistir también el peso de los tanques. La superficie había sido raspada para que las botas de los soldados no resbalaran durante los desfiles. A mano derecha se alzaba una escalinata desde la que Hitler, rodeado de su generalato, presidiría las demostraciones. Frente a ella había una columnata en la que debían izarse las banderas de los regimientos.Esta columnata, de sólo dieciocho metros de altura, debía dar relevancia al «gran estadio» que sobresaldría tras ella. 

La Gran Avenida fue trazada sobre el parque existente y el paisaje del lago como una gigantesca franja hacia el sureste.

Al norte del estadio, la avenida pasaba por encima de un estanque en el que debían reflejarse las edificaciones, y terminaba abriéndose en una plaza, limitada a la derecha por la Sala de Congresos y a la izquierda por un «auditorio cultural» en el que Hitler pronunciaría sus discursos. Pero la Gran Avenida nunca cumplió su función como zona de desfiles ya que en 1939 aun no había sido finalizada y tras el comienzo de la guerra no se llevaran a cabo más mítines del partido. Después de la guerra, el Ejército de los EE. UU. la utilizó como campo de aviación temporal. 

Desde 1968, el área ha servido como estacionamiento para grandes eventos; de 1991 a 1995 fue restaurada y las losas de granito fueron parcialmente renovadas. 

Zeppelinwiese, el Campo Zepelin

El Luitpoldhain se quedó pequeño rápidamente y sin embargo, después de 1933, el partido nacionalsocialista necesitada más que nunca de una zona adecuada donde situar stands y podios para sus mítines, por lo que se tomo la decisión de utilizar el gran prado cercano al estadio municipal, el campo Zepelin. Se demolió la estación de tranvías, un campo de deportes y unas pistas de tenis, ampliándose el estadio en una tercera área, proporcionando un espacio suficientemente amplio para albergar maniobras militares, desfiles y reuniones políticas. El Zeppelinfield será el único área, además del Luitpoldhain, finalizada por los nacionalsocialistas en 1938. El campo que hasta el momento de su construcción había sido un prado para diversos eventos, era conocido como el campo zepelin o «Zeppelinfield» desde que en 1909 un dirigible había aterrizado allí. En este sitio, se encontraba un área con suelo comprimido para grandes eventos de gimnasia (diseñado por el jefe del departamento de jardines de la ciudad,Alfred Hensel) que correspondía aproximadamente a la del Campo de Zepelin y como sucedió en el desarrollo de la zona existente que rodea al monumento a la Guerra Mundial para convertirse en el Luitpoldhain, las estructuras preexistentes también fueron reutilizadas aquí.

Albert Speer fue llamado a Núremberg en julio de 1933. Se  estaba preparando en esta ciudad el primer Congreso del Partido desde su entrada en el Gobierno y el nuevo poder  alcanzado por el partido debía tener su expresión en una arquitectura escénica acorde. El arquitecto local no logró presentar un proyecto satisfactorio y Speer fue trasladado en avión a Núremberg donde presentó sus bocetos. No había en ellos demasiadas ideas que los distinguieran de la construcción que ya había ideado para la celebración del primero de mayo y esta vez, en lugar de las banderas extendidas, coronaría el Zeppelinfeld con una gigantesca águila de más de treinta metros de envergadura, que había pinchado en un armazón de madera como si fuera una mariposa de colección. 

El jefe de organización de Núremberg no se atrevió a decidir sobre aquello y le envió  directamente a la central del partido en Munich con una carta de acreditación, ya que Speer aún era desconocido fuera de Berlín. Una vez en la Braunes Haus, Hess, traspaso el tema al propio Hitler, tal como nos cuenta Speer en sus memorias:

«— Una cosa así sólo puede decidirla el Führer.

Hizo una breve llamada telefónica y me dijo:

—El Führer está en su casa; haré que lo lleven allí enseguida.

Empezaba a hacerme una idea de lo que en el régimen de Hitler significaba la palabra mágica «arquitectura». Nos detuvimos frente a una casa situada cerca del teatro Prinz-Regenten. Hitler vivía en el segundo piso. Primero me hicieron entrar en una antesala repleta de recuerdos o regalos de poca monta. El mobiliario también era de bastante mal gusto. Salió un ayudante, abrió una puerta, dijo un informal «por favor» y me encontré ante Hitler, el poderoso canciller del Reich. Sobre la mesa que había frente a él vi una pistola desmontada que debía de estar limpiando.

—Ponga sus dibujos aquí —me dijo lacónicamente. Sin mirarme siquiera, apartó las piezas de la pistola y examinó con interés, pero en silencio, mi proyecto—: De acuerdo. Nada más. Y como entonces volvió a centrarse en su pistola, abandoné la estancia un poco confuso. En Nuremberg fui recibido con asombro cuando informé de que había obtenido la autorización personal de Hitler. Si los que organizaban aquello hubiesen sabido hasta qué punto atraían a Hitler los proyectos arquitectónicos, habrían enviado a Munich a una gran delegación, y a mí, en el mejor de los casos, me habrían dejado ayudar en algo. Pero en aquel entonces las aficiones de Hitler todavía no eran del dominio público

A comienzos de 1934, le hizo responsable de la ampliación de la zona de congresos de Núremberg y el complejo que diseñará para el campo Zepelin será considerado como el modelo de arquitectura estatal nacionalsocialista. La tribuna provisional de madera que se había levantado tenía que ser sustituida por una construcción de piedra. Speer diseño una solución inspirada en el Altar de Pérgamo: una gran escalinata, realzada y rematada por una larga columnata que se alzaría en la parte superior, y flanqueada por sendos cuerpos de piedra que la cerrarían por ambos lados. Para que la indispensable tribuna de honor no desentonara en el conjunto, Speer la situó de la manera más discreta posible en el centro de la escalinata.  El proyecto de Speer era mucho más ambicioso que el encargo. «Hitler contempló tranquilamente la maqueta de escayola desde todos los ángulos, puso los ojos a la altura adecuada con ademán de entendido, estudió los dibujos en silencio y no dio a entender si le gustaban o no. Yo ya pensaba que rechazaría mi trabajo. Pero entonces, exactamente igual que durante nuestro primer encuentro, dejó oír un escueto «de acuerdo» y se despidió«, nos cuenta el propio Speer. Las obras del Zeppelinfeld comenzaron inmediatamente, a fin de tener terminada por lo menos la tribuna antes de la celebración del siguiente Congreso del Partido. Durante una inspección del terreno en que se iba a celebrar el Congreso del Partido, Hitler exigió a Bormann que en el futuro Speer debía presentarse vestido con el uniforme del Partido. Los miembros de su entorno, entre ellos el médico de cabecera, el fotógrafo e incluso el director de la casa Daimler-Benz ya lo habían recibido. Ver a un hombre vestido de paisano entre tantos uniformes llamaba la atención y sus viajes e inspecciones eran de carácter oficial y el uniforme debía de parecerle el único atuendo adecuado en tales circunstancias. Así, a comienzos de 1934 Speer paso a ser jefe de sección, integrado en la plana mayor de Rudolf Hess. 

Vista aérea del campo Zeppelin desde el sur, alrededor de 1937

Albert Speer diseñó el campo Zeppelin como un espacio de culto con una clara visibilidad jerárquica. En tres de sus lados, el campo fue enmarcado por gradas para los espectadores que comprendían también 34 torres con seis altos mástiles cada una. Visto desde el exterior, estas torres eran un elemento estructural, dando a todo el campo un aspecto de fortificación para subrayar la impresión de pertenencia a la comunidad. Desde el interior del campo, estas torres eran prácticamente irreconocibles. La superficie del campo de desfile era de 312 x 285 metros (tan grande como doce campos de fútbol) y todo el conjunto ofrecía un espacio de unos 90.000 metros cuadrados capaces de albergar hasta 200.000 espectadores.

Separada de las gradas de los espectadores por una amplia  avenida de marcha, la tribuna Zeppelin, con 370 metros de ancho, totalmente completada, configuraba el cuarto lado de la estructura. 

tribuna del Zeppelinwiesse durante el Reichsparteitag de 1935
obras de ampliación en la tribuna principal para el Reichparteitag de 1936

Con una estructura claramente inspirada en el Altar de Pérgamo, esta tribuna era más alta que los graderíos destinados a los espectadores y fue especialmente destacada por una doble fila de pilares en la parte superior, así como por dos alas masivas. Un área más elevada en el centro estaba reservado para los invitados de honor.  En los pilonos que cerraban ambas alas, se colocó un relieve de esvástica enmarcada por una gran corona de hojas de roble y sobre estas, un gran pebetero, a izquierda y derecha. La tribuna de Hitler estaba situada en el centro, donde todos los participantes que estaban en el campo, incluidos los líderes políticos, podían ver al Führer. Una enorme escultura de una corona de hojas de roble con una esvástica dorada en el centro apoyaba el carácter sacro del edificio. 

Esta esvástica, vista desde la distancia enfatizaba aún más la tribuna, situada en el eje principal del Campo Zeppelin de modo que, los hombres siempre marcharían hacia la gran esvástica y la tribuna, cada vez más cerca del Führer. Esto sirvió para enfrentar al “Líder” con sus seguidores de tal manera que cada año su liderazgo era simbólicamente reconfirmado y por lo tanto fortalecido. Debías alinearte ante él y jurarle lealtad.  Los espectadores eran testigos de este juramento de y así se convirtían en parte de la “comunidad nacional”, que tuvo un papel subordinado al «Führer». En julio de 1936 se mejoró el aspecto ornamental del Zeppelinwiesse cubriendo la fachada de la nueva tribuna, de 25 metros de altura y 400 de longitud, con mármol. El fondo del escenario de oradores estaba compuesto por 170 columnas de piedra y todo el conjunto será edificado en hormigón y ladrillo, recubierto con piedra caliza.

Debajo de los las gradas de la tribuna principal, había un gran vestíbulo, conocido como el «Salón Dorado» debido a los mosaicos dorados del techo de la sala o también como el «Salón de Honor». La sala, de 335 m² presenta una altura de techo de 8 m y sus paredes están cubiertas con losas de mármol. Inmediatamente al lado del vestíbulo de entrada había otras habitaciones, numerosos baños y una central telefónica. A través de dos escaleras dentro de la tribuna, se alcanzaba una gran puerta de hierro fundido, colocada  sobre la tribuna y exactamente debajo de la esvástica dorada. 

El «Salón Dorado», en la actualidad

El «Führer», de acuerdo con los planes originales de Speer, habría podido bajar desde  hacia su podium y encontrarse con las personas reunidas en el Zeppelin, desde arriba. Pero a Hitler le gustaban los automóviles y acceder al campo zeppelin subido en un coche en el que entraba saludando en el campo, accediendo así a la tribuna desde abajo, de entre la multitud de espectadores. Esto, también estaba calculado ya que Hitler prefería aparecer en como el Führer que vino de la gente y se mantuvo conectado a al pueblo. Como consecuencia de la práctica de esta puesta en escena del Führer como una figura proveniente del pueblo, Hitler nunca puso un pie en este vestíbulo, históricamente conocido como el «Salón de Honor». La sala solo se completó en 1939 y debía ser utilizada  por primera vez durante el día del partido de ese año (como ya sabemos, Reichpartaitag de 1939, «de la Paz» fue cancelado por el ataque alemán sobre Polonia del 1 de septiembre, 1939). Las grandes esculturas creadas para los cuatro nichos en el vestíbulo por Kurt Schmid-Ehmen nunca fueron instaladas. El «Salón Dorado» es el único Interior conservado de los planeados por Albert Speer y es un impresionante ejemplo de la arquitectura nazi.

Adolf Hitler , acompañado de otros líderes del partido nacionalsocialista en el Reichparteitag de 1938. Nuremberg, Alemania, Septiembre de 1938. Detrás de Hitler, Martin Bormann y Hans von Tschammer und Osten y tras estos, de izquierda a derecha, Karl Wolff , Heinrich Himmler y el médico personal de Hitler Karl Brandt .

La tribuna, las torres y el recinto del graderío que conformaban las murallas no pudieron construirse de una sola vez, porque el proyecto de construcción estaba lejos de ser viable en ese momento, por ser demasiado grande. El campo Zepelin ya estaba rodeado de rampas con pasos para espectadores, pero en 1933 se erigieron gradas de madera adicionales; después de esto, el conjunto general fue construido en varias etapas entre 1934 y 1938, con algunas obras menores restantes que se extienden hasta 1939. Por eso la construcción de la tribuna es tan heterogéneo: literalmente «creció» a lo largo de los años, con cada Reichparteitag. El interior de la tribuna nunca fue completamente terminado.

parte posterior de la tribuna del Campo Zepelin

Dado el gusto del partido por los efectos dramáticos, se cuidará especialmente la iluminación del estadio. Ciento veinte reflectores lo iluminaban; otros, orientados verticalmente hacia el cielo hasta alcanzar mas de 6.000 metros de altura, generaban el efecto denominado por Speer «catedral de luz». Era visible a 160 kilometros de distancia. 1.200 focos y 50 luces Kleig completaban la instalación eléctrica que consumía 40.000 kilovatios en una sola tarde.

Una vez comenzadas las obras, que se irían sucediendo a lo largo de los años con sucesivas ampliaciones y añadidos para cada día del partido, el campo Zeppelin fue la ubicación más importante para la celebración de los eventos del calendario nacionalsocialista, permaneciendo el Luitpold Arena firmemente establecido como el sitio para el culto a los muertos de la SA y SS.  Decenas de miles de trabajadores del Reichsarbeitsdienst (Servicio de trabajo del Reich), grandes desfiles y espectáculos de maniobras de la Wehrmacht se llevaron a cabo en el campo Zeppelin. Participaron tanques, aviones que se lanzaban sobre el campo a baja altura e incluso en 1938 aterrizó un prototipo de helicóptero. En el “Día de la Comunidad”,los jóvenes demostraban su «fuerza viril» en maniobras con troncos de árboles, mientras que las jóvenes de la Bund Deutscher Mädel ( abreviado BDM, Liga de Muchachas Alemanas) ejecutava danzas que ”personificaban el papel femenino de las futuras madres» según la visión nacionalsocialista. La directora Leni Riefenstahl inmortalizó estos rituales en las películas «La Victoria de la Fe» (1933) y «El Triunfo de la Voluntad» (1935).

En el Zeppelinfeld se celebraba todos los años un acto dedicado a los funcionarios del Partido. Mientras que las SA, el Servicio del Trabajo y, naturalmente, la Wehrmacht producían gran impresión en Hitler y en el resto de espectadores por la perfecta disciplina que mostraban en sus exhibiciones, resultó realmente difícil presentar de manera favorable a aquellos burócratas. La mayor parte habían transformado sus pequeñas prebendas en inmensas barrigas y no se podía esperar de ellos que marcharan en filas exactamente alineadas. La sección organizadora del Congreso del Partido encargó a Speer una solución a este problema que ya había motivado irónicas observaciones del mismísimo Hitler. La idea de Speer fue sencilla, pero simplemente genial: que marchasen durante la noche; así, los miles de banderas de todos los grupos locales de Alemania debían colocarse tras los altos muros del Zeppelinfeld y a una voz de mando, se «derramarían» en diez columnas a través de sendas calles abiertas entre los funcionarios del Partido; las banderas y las brillantes águilas que las coronaban serían iluminadas por diez potentes reflectores, con lo que se podría conseguir un efecto impresionante. 

Por las noches se alcanzaba el clímax de las celebraciones con la espectacular «Catedral de Luz» una de las más llamativas de Speer y sin duda el mas destacado de los elementos teatrales utilizados en los mítines del partido. Speer solicitó de Hitler 130 reflectores antiaéreos. Göring, siempre celoso de cualquier protagonismo que no fuese el propio, puso trabas a la solicitud pues esos reflectores «constituían la parte más importante de la reserva estratégica del Reich». Hitler, sin embargo, logró convencerlo «Si los montamos aquí en tan gran cantidad, en el extranjero creerán que tenemos reflectores a manos llenas«, le dijo. La impresión superó con mucho las espectativas del propio Speer. Los ciento treinta haces de luz claramente delimitados, colocados alrededor del Zeppelinfeld sólo a doce metros uno de otro, resultaban visibles hasta una altura de seis a ocho kilómetros, y allí se difuminaban en una gran superficie luminosa. El conjunto daba la impresión de un espacio gigantesco en el que los distintos haces parecían tremendos pilares de unos muros exteriores infinitamente altos. Una nube surcaba de vez en cuando la corona de luz y añadía un elemento surrealista al grandioso efecto, la «catedral de luz» que constituyó la primera muestra de arquitectura luminosa. «Solemne y hermosa a la vez, como si uno se encontrara en una catedral de hielo», escribió el embajador británico Henderson.

Hitler era muy sensible a la capacidad de los mítines como espectáculo para construir y reforzar el apoyo público para sus políticas y también era muy consciente del poder de estos actos sobre las masas para influenciar a la gente como masa y seducirlos en los ideales del Partido Nazi. 

El último día del partido se celebró en septiembre de 1938 y aunque los preparativos para la celebración del Reichparteitag de 1939 estaban prácticamente finalizados, fue cancelado sin dar ninguna razón apenas unos días antes de su inicio previsto el 2 de septiembre de 1939. El 1 de septiembre de 1939, Alemania atacaba Polonia, desatando la Segunda Guerra Mundial. El campo Zepelin no se usó después de 1939, y las obras restantes dentro de la tribuna nunca fueron terminadas. Consciente de la importancia de la zona que había conquistado en Abril de 1945, el ejército estadounidense decidió demoler la gran esvástica dorada que presidia la tribuna. 

Así, el 22 de abril de 1945, dos días después del desfile de la victoria en la plaza del mercado principal de Núremberg, se celebrará un segundo gran desfile en el Zeppelinwiesse cuyo broche de oro sería el estallido simbólico de la gran esvástica dorada en el centro de la tribuna. Esta explosión, grabada en una película, es un contrapunto a las numerosas imágenes del Campo Zeppelin distribuidas por la propaganda nazi, sirviendo como símbolo mundial para la derrota del nacionalsocialismo. Los soldados eliminaron todos los símbolos del reinado nacionalsocialista pintando una gran A blanca en un círculo azul con borde rojo en las torres y en la tribuna de Hitler (emblema del III ejército de los Estados Unidos). Las palabras «Campo de los soldados» estaban grabadas en  grandes letras a la izquierda y la derecha de la tribuna. El campo donde la otrora invencible Wehrmacht  alemana había desplegado sus soldados, tanques y aviones hacía tan solo seis años, era ahora el lugar en el que se celebraban los desfiles anuales del ejército de ocupación de los Estados Unidos, que fue utilizado por los norteamericanos, como campo de deportes de sus base en Núremberg, hasta su retirada en 1995, momento en el que pasará nuevamente a la administración municipal.  

Desde 1947 y aprovechando la reanudación de las competiciones a motor  se establecerá una pista de carreras alrededor de la Tribuna Zepelin ahora llamada «Tribuna de piedra».  A partir de 1948, complementando las carreras de motos, también comenzarán a producirse carreras de coches durante los años 50, como el campeonato alemán de turismos (DTM),que atraían a cientos de miles de visitantes todos los años.

Además de las carreras también se desarrollarán aquí gran número de grandes conciertos que hicieron el campo Zepelin conocido más allá de las fronteras bábaras como el concierto de Bob Dylan el 1 de julio de 1978.   Además de Dylan, en la década de 1970 y 1980, muchos músicos y bandas de renombre tocaron en el campo Zeppelin: los Rolling Stones, Lake, Tina Turner y Udo Lindenberg, Thin Lizzy o Meat Loaf. Los conciertos al aire libre continuaron en el campo Zeppelin durante la década de los 90, principalmente el festival «Rock im Park» con su escenario central en el Campo Zeppelin y hasta 60,000 visitantes.

En 1953 y 1955, con las grandes celebraciones de los «Días para los alemanes de La región de los Sudetes «, se desarrollaran discursos políticos desde la antigua tribuna de Hitler. En 1963, el predicador estadounidense, Billy Graham, celebró un evento de «gran evangelización» en el campo Zepelin y en 1969, los testigos de Jehová organizaron su Congreso Mundial aquí, con la asistencia de 150.000 participantes. En 1967 columnata de la tribuna fue dinamitada, ya que habían sido detectados daños en el techo, decidiendo la administración de la ciudad dar este paso drástico. Los escombros resultantes de la detonación se almacenaron en el interior de la tribuna. La detonación causó graves daños al resto del edificio; a principios de la década de 1970, los dos llamados «pilonos finales» también fueron derribados. 

daños causados en el interior de la columnata de la tribuna del Zeppelinwiesse tras la voladura de la gran esvástica dorada de la tribuna principal, el 25 de abril de 1945 
voladura de la columnata de la tribuna principal del Zeppelinwiesse en 1967

Tras la demolición de la columnata de la tribuna principal, las dos alas laterales de la tribuna fueron selladas del exterior y todas las puertas tapiadas; las aberturas a  las escaleras se cerraron con hormigón y solo el «Salón Dorado» permaneció accesible. Así permanecerá hasta que en 2007 se abrieron de nuevo con el fin de permitir una revisión del estado de reparación del edificio, que contaba con un amplio espectro de daños: escaleras rotas, armaduras de techo corroídas, infestación severa con podredumbre seca y moho, conductos de drenaje destruidos, entre otros muchos daños que dejaron en claro que se requería acción urgente. El ayuntamiento de Núremberg aportó 3 millones de euros para reparaciones urgentes que asegurasen la conservación del edificio. En 2008, los escombros se retiraron completamente del interior del edificio, revelando algunas partes  de la columnata perfectamente conservadas. Estas partes fueron salvadas del resto de los escombros y almacenadas. 

El Ayuntamiento formó entonces un equipo de expertos de diversos campos (arquitectos, Ingenieros estructurales, geólogos, paisajistas,físicos de la construcción, agrimensores y especialistas en piedra natural, hormigón y sustancias nocivas) que se puso a trabajar en la preservación del monumento histórico. 

Las autoridades locales desarrollaron varios planes de intervención sobre las diferentes áreas estructuralmente seguras (fachada, escalones, interior de la tribuna, las torres, las murallas, etc.). A finales de 2016, el Departamento de Cultura desarrolló un plan para el uso del sitio, estimándose el costo de hacer que todo el conjunto fuese seguro en 73 millones de euros en un período de tiempo de ejecución de las obras de doce años.

El Estadio Municipal 

La ciudad de Núremberg había edificado un gran parque deportivo público en el lado este del Dutzendteich durante la década de 1920. El director de diseño urbano, Alfred Hensel, fue responsable del diseño general de este parque que recibió una madella de oro en el concurso de arte de las naciones con motivo de los IX Juegos Olímpicos de Ámsterdam, en 1928. El punto focal de todo el complejo era el Estadio Municipal, con capaciadad para 50.000 espectadores, diseñado por el arquitecto Otto Ernst Schweizer y construido entre 1926 y 1928 siendo uno de los edificios de arquitectura moderna más destacados de la época.

Estadio Municipal antes de su remodelación por los nacionalsocialistas

Desde 1933 los nacionalsocialistas lo utilizaron para sus fines incluyéndolo dentro del complejo monumental, reconvertido en el terreno de marcha de la Juventud Hitleriana y para estos fines, el edificio requirió de una serie de cambios estructurales: entradas más grandes, otra puerta de entrada, una «plataforma del Führer» y una tribuna de madera adicional con dos torres frente a la tribuna principal.

Después de 1945, la arena deportiva volvió a sus empleo original, siendo remodelado en varias ocasiones y modernizado en 2006, siendo la sede de cinco partidos en la Copa Mundial de Fútbol.

El Kongresshalle o Salón de Congresos

El Kongresshalle o Salon de Congresos había sido diseñado en 1933 por los arquitectos Ludwig y Franz Ruff para las reuniones del NSDAP. Hitler había nombrado arquitecto de todas las obras del Campo de Congresos del Partido a Speer, a excepción de este edificio.

En 1935 se inició la construcción del El Palacio de Congresos para la realización de los congresos del NSDAP en el lago Dutzendteich pero nunca se completó, debido al estallido de la guerra, a pesar de que desde 1937 en adelante 1,400 personas trabajaron constantemente en las obras. Los terrenos pantanosos sobre los que se edificaría obligaron a sentar unos cimientos muy elaborados con 22.000 pilares de concreto perforados en el suelo.

El Dutzendteich fue creado en el siglo XIV como un depósito de agua para la ciudad y su nombre probablemente deriva de «Dutze», una palabra medieval para caña. Desde el siglo XIX, el Dutzendteich era un destino popular para los habitantes de la ciudad y para la Exposición Estatal de Baviera de 1906, se construyó un faro en la orilla opuesta como atracción. La plataforma de observación era accesible por un ascensor. Con la construcción del Kongresshalle,las instalaciones recreativas populares, las instalaciones de baño y el faro construido en 1906, fueron derribadas y parte de la laguna del Dutzendteich tuvo que ser drenada para la realización de la obra de cimentación.

El Salón de Congresos fue concebido como un edificio fuerte, pesado, épico, una especie de vana imitación del Coliseo Romano, tan amplio como ampuloso, tan prepotente como pretencioso. En el centro de la sala se colocaría un púlpito para el «Führer», Adolf Hitler,alineándose las gradas para los espectadores con el. Una vez finalizado, podría albergar cómodamente unas 50.000 personas, casi el doble de grande que el Coliseo de Roma.La estructura exterior, sin finalizar (1937–1939), en forma de herradura, fue construida a una altura de 39 metros. El techo, una enorme estructura autoportante debía abarcar la sala principal a una altura de unos 70 m  y las tribunas  nunca se completaron.

Maqueta de época que muestra el aspecto interior del  Kongresshalle una vez finalizadas las obras. 
 

Sobrevivió una herradura de 250 metros de diámetro con un amplio espacio vacío y abierto en medio que hoy no es parque ni museo: no es más que un espacio vacío y abierto, el centro del mayor edificio nazi aún en pie. 

Después de la guerra, surgió la cuestión de cómo deberían usarse las ruinas del Salón de Congresos. La ciudad de Núremberg desarrolló diferentes planes, que contemplaban la demolición y la conversión a un estadio deportivo pero todos ellos fallaron debido al elevado costo. El Ayuntamiento de Núremberg rechazó en 1987 la propuesta de un inversor privado para realizar un centro comercial. a mayor parte de la fallida Sala de Congresos hoy está vacía porque, al no existir ningún tipo de sistema anti incendio, el gobierno no autorizó su uso. Grandes partes del complejo se utilizan como almacenes. y así en las áreas que sí se utilizan hay depósitos en los que se almacenan todo tipo de material para festivales, ferias o cualquier otro evento grande, incluyendo los famosos mercados navideños de Núremberg. Desde el año 2001, el ala norte de la estructura esta ocupada por el Centro de Documentación de la zona de congresos del Partido Nazi. El ala sur del edificio es utilizada por la Orquesta Sinfónica de Núremberg y en el patio interior se celebran conciertos al aire libre. 

El Gran Estadio Alemán

Justo al lado de la Gran Avenida se levantaría el Gran Estadio Alemán, la arena más grande del mundo con capacidad para albergar 400.000 espectadores. La mayor instalación comparable de la historia era el Circo Máximo de Roma, que podía acoger a entre 150 000 y 200 000 personas. La pirámide de Keops levantada hacia el año 2500 a.C., tiene con sus 230 metros de longitud y 146 metros de altura, un volumen de 2.570.000 metros cúbicos. El estadio de Núremberg habría tenido 350 metros de longitud por 460 metros de anchura, con un espacio construido cuyo volumen hubiese alcanzado los 8.500.000 metros cúbicos. Nada menos que tres veces la gran pirámide. Para que pudiera acoger al número previsto de espectadores, se hicieron unos cálculos que dieron como resultado que el borde del estadio tendría que elevarse casi cien metros. Darle forma de óvalo habría sido una solución inadecuada, pues habría generado una caldera que no sólo habría aumentado el calor, sino que seguramente también habría provocado una sensación psíquica de opresión,por lo que se optó por la forma de herradura del estadio de Atenas. En una pendiente de inclinación parecida, cuyas desigualdades se compensaron mediante una construcción de madera, estudiaron si desde las gradas superiores sería posible ver las manifestaciones deportivas; el resultado fue mejor de lo que el propio Speer había supuesto. 

Speer calculaba que solamente el Estadio costaría entre 200 y 250 millones de RM; Ante las objeciones por el elevado coste, Hitler zanjó el asunto diciendo: «es menos de lo que cuestan dos acorazados del tipo Bismark. Un acorazado puede ser destruido con rapidez y cuando no, de todas formas se ha convertido en chatarra al cabo de diez años.Pero esta obra perdurará siglos». «Cuando el ministro de Hacienda le pregunte cuánto costará todo esto, eluda usted la respuesta. Dígale que aún no se tiene experiencia en proyectos de tal magnitud», le dijo a Speer Hitler. 

En primavera de 1937, Hitler visitó a Speer en su estudio de Berlín; allí contemplo la maqueta del estadio destinado a 400.000 espectadores, de más de dos metros de altura. La habían montado exactamente a la altura de los ojos y presentaba todos los detalles que habría de tener en el futuro. La iluminaban unos potentes proyectores, por lo que era fácil imaginar a la perfección el efecto que causaría. Los planos estaban colgados en unos tableros que había al lado de la maqueta. Hitler centró en ellos su atención y comenzó a charlar con Speer de los Juegos Olímpicos y cuando Speer le advirtió que el campo de deportes no tenía las dimensiones olímpicas reglamentarias, Hitler respondió, sin cambiar de tono, como si se tratara de algo natural e indiscutible: » Eso no importa. En 1940 los Juegos Olímpicos todavía se celebrarán en Tokio. Pero después van a celebrarse en Alemania para siempre, en este estadio. Y entonces seremos nosotros quienes determinemos cuánto ha de medir el campo de deportes

Durante la colocación de la primera piedra del edificio el 9 de septiembre de 1937, Hitler estrechó solemnemente la mano de Speer delante de la cúpula dirigente del Reich. «Este, es el día más grande se su vida», le dijo. Se encargó granito por valor de unos cuantos millones de marcos, rojo claro para las fachadas y blanco para la tribuna de los espectadores. En el lugar donde debía levantarse la obra se excavó para los cimientos un hoyo descomunal que durante la guerra se convirtió en un lago que permitía intuir las dimensiones de la construcción.

En 1939, en Hirschbachtal, al este de Núremberg, se levantaron una réplica exacta en tamaño original,pero en madera, de las tribunas del Estadio Alemán para comprobar el tamaño y la visibilidad del estadio planificado.

Visita del Führer a Nuremberg en Marzo de 1938 para ver el progreso de los trabajos de construcción en complejo de reuniones del partido nacionalsocialista. Adolf Hitler visitó el modelo parcial del estadio alemán construido en el Hirschbachtal en Hersbrucker Schweiz, que da una impresión del enorme estadio, el más grande del mundo . Trás Hitler se puede ver al arquitecto del estadio, el Inspector General de Construcción, el Profesor Albert Speer y (a la izquierda) al Alcalde Willy Liebel –

De acuerdo al meticuloso plan de trabajo de Speer, el estadio debía estar concluido para el Congreso del Partido de 1945, peor el proyecto del estadio alemán tampoco será concluido, más allá de sus más tempranas etapas de construcción ( excavación para la cimentación ).Cuando los norteamericanos tomaron la ciudad en 1945, desconectaron la enorme bomba de agua que durante toda la guerra, había mantenido secos los cimientos del Estadio. En ese momento, las excavaciones se llenaron de agua formándose un lago artificial, llamado Silbersee. Hoy en día, el Silbersee, un gran hueco lleno de agua proveniente de la capa freática, es el único recordatorio de este proyecto, característico de la megalomanía Nacionalsocialista.

El «Debris Express» trae escombros de guerra desde el casco antiguo al antiguo campo de concentración del Partido Nazi, 1950

El gigantesco pozo de excavación resultante de las obras de cimentación en el estadio alemán se usó después de la guerra como punto de recolección de los escombros de la ciudad vieja, destruida por los bombardeos aliados. Para el transporte desde el centro de la ciudad, se tendió una pequeña línea de ferrocarril. A partir de 1946, se llenó la parte sur de la excavación en forma de herradura; más tarde, esta pequeña colina artificial fue ajardinada y diseñada como un mirador. Hoy en día lleva el nombre de Silberbuck. 

Märzfeld: el Campo de Marzo

El Campo de Marzo fue planeado como el extremo sudeste de los terrenos. Su nombre ademas de hacer referencia al dios de la guerra, tenía también por objeto recordar el mes en que Hitler había reimplantado el servicio militar obligatorio en Alemania (16 de marzo de 1935).

Obras de construcción de las torres del Campo de Marzo

Albert Speer diseñó el Märzfeld como un área de maniobra para la Wehrmacht que efectuaría aquí ejercicios de combate, reemplazando al Zeppelinfeld, mucho más pequeño, para este fin; sus extensos terrenos ocupaban una superficie de 1.050 por 700 metros, una área superior a 80 campos de fútbol. El campo iba a estar rodeado por 24 torres similares a fortalezas, conectadas por tribunas, con capacidad para 160.000 espectadores y decoradas con esculturas de Josef Thorak. Estas tribunas tendrían catorce metros de altura, para abarcar con la vista todo el perímetro, y darían cabida a 160.000 espectadores. Veinticuatro torres de más de cuarenta metros de altura iban a subdividir rítmicamente las tribunas, y en el centro destacaría una tribuna de honor, coronada por una escultura femenina. En el año 64, Nerón hizo levantar en el Capitolio una figura colosal de 36 metros de altura; la de la Estatua de la Libertad de Nueva York mide 46 metros: esta figura sería catorce metros más alta.

Para 1939 se habían completado 11 de las 24 torres de campo del proyecto original , deteniéndose la mayoría de los trabajos después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Demolición de las torres del Campo de Marzo campo de marzo el 24 de abril de 1967

Las torres fueron demolidas en 1966-67 para dar paso a la construcción de la subdivisión Langwasser de hoy. Solo se pueden encontrar algunos restos de los cimientos de la torre, en el extremo norte de Hermann Thiele Weg. Como resultado de la destrucción masiva del parque de viviendas de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1957, la ciudad comenzó a construir el nuevo distrito de Langwasser en la parte sureste del antiguo  Reichsparteitagsgelände del Partido Nazi. Las 11 Märzfeldtürme fueron voladas entre 1966 y 1967. Hoy en día, alrededor de 35.000 personas viven en Langwasser.

En el borde norte del terreno de Congresos se levantó en 1937 la «Ciudad KdF», un conjunto de grandes edificios de madera construidos para su organización «Kraft durch Freude» (KdF), literalmente «Fuerza a través de la alegría», una organización dependiente de Frente Alemán del Trabajo dedicada a la tarea de estructurar, vigilar y uniformar el tiempo libre de la población alemana en la Alemania nazi mediante la organización de viajes, excursiones y vacaciones para los trabajadores; organizaba viajes terrestres y marítimos y era al mismo tiempo la agencia de viajes más importante de la Alemania nazi y pronto se convirtió en la más grande del mundo en los años 30. en la ciudad KdF se celebraban actividades folclóricas y otros eventos para entretener a los visitantes de las concentraciones. La «Ciudad KDF» se quemó completamente en 1942 después de un bombardeo.

Salones de la «Ciudad KdF», 1937

El proyecto original del área de congresos del partido no incluía un acuartelamiento para las SS, en ese momento irrelevantes dentro de la maraña de organizaciones nazis, pero para 1936 las SS eran una de las organizaciones más importantes del estado nacionalsocialista y como tal, exigía unas instalaciones acordes a su nuevo estatus en las que albergar a sus hombres durante los mítines del partido nazi. El 12 de diciembre de 1936 Himmler visitó la zona junto al alcalde de la ciudad Liebel, el Gauleiter Streicher y los arquitecto Speer, Brugmann y Ruff. Todos los impedimentos resultantes de la planificación urbana de la zona, como la disposición del tráfico,numerosos edificios comerciales e instalaciones del Reichsbahn fueron barridos de un plumazo. En julio de ese año el Reichsführer SS comisionó al Inspector General de Edificios, Albert Speer para presentar los planos de construcción en tres meses. En septiembre de 1937, Hitler ordenó el inicio inmediato de la construcción que debía inaugurarse en el congreso del partido de 1938. A petición de Hitler, las vías del tranvía que pasaban frente al edificio se colocaron bajo tierra. Pero la ampliación del proyecto inicial supuso que la ceremonia de finalización se celebrase el 2 de junio de 1939, aunque el edificio principal no se finalizará hasta 1940 con una superficie total de 175,000 m², con un coste estimado en unos 25 millones de Reichsmarks. 

SS kaserne

Oficialmente, siempre se le llamará alojamiento de las SS, nunca cuarteles y según el proyecto original debía alojar 5 compañías de infantería o Schützensturm, 1 Sturmbannstab, una compañia de noticias y música así como los correspondientes vehículos a motor, caballos y perros, alcanzando una fuerza total de 700 hombres. Los alojamientos restantes serían destinados a líderes de las SS y a participantes en cursos de formación (durante las concentraciones del partido, también se destinaban al alojamiento altos cargos de las SS).

Tropas de las SS formadas frente al Edificio H, que se aprecia al fondo (casino y gimnasio)
El H-Bau será demolido en el verano de 2000.

Se trata de uno de los edificios cuarteleros más grandes construidos por los nacionalsocialistas. Todo el complejo consistía en un edificio principal con un «pórtico de honor» en el centro (sobre la entrada principal de este pórtico se colocó un gran águila imperial) y dos alas laterales, cada una encerrando un gran patio y varias dependencias auxiliares, como cocina, casino, establo y garajes. Directamente sobre la Frankenstraße, el Führerheim , también conocido como el Z-bau, era la zona del edificio destinada a los altos rangos de la organización. Sólo el edificio principal (con sótano, planta baja, dos pisos superiores y un ático) tenía 1.000 habitaciones; los techos estaban cubiertos de mosaicos diseñados por Max Körner, al igual que y el suelo del salón de banquetes, realizado con un mosaico de mármol en forma de cintas de esvástica. Durante la Segunda Guerra Mundial, los cuarteles de las SS sirvieron como centro de capacitación para operadores de radio. Además, el SS-Nachrichten-Ersatzabteilung (Nuremberg) tenía su sede aquí, al igual que el departamento de noticias de la División Politzei de las Waffen SS (desde 1940) . 

El 18 de abril de 1945, el ejército de los Estados Unidos ocupó los cuarteles de las SS y estableció allí hasta fines de 1946 un campamento en el que se alojaban varios miles de personas. Después de su disolución, usó los edificios hasta 1992 con el nombre de «cuartel de Merrell » para el alojamiento del 2º Regimiento de Caballería Blindada de los Estados Unidos . Desde 1996, el cuartel se ha convertido es la sede de la Oficina Federal de Migración y Refugiados.

Dado que el consumo de energía eléctrica para la iluminación y operación del complejo era extremadamente alto, en 1936 Albert Speer diseñará una subestación eléctrica en Regensburger Straße que serviría de fuente de alimentación del Reichsparteitagsgeländes. Esta subestación tenía capacidad para hacer frente a los requisitos de consumo de energía de una toda una ciudad.

Edificio del transformador de la subestación eléctrica de 
Regensburger Straße

A unos cientos de metros de la subestación eléctrica construyeron siete edificios, al estilo de las casas de entramado de madera de Franconia entre 1939 y 1940 que sirvieron como alojamiento para los trabajadores del  Reichsparteitagsgelände. Durante la Segunda Guerra Mundial se alojaron allí trabajadores extranjeros y forzados, así como prisioneros de guerra. El bombardeo destruyó parte de las casas que hoy en día son un hogar para personas mayores e instituciones de beneficencia.

Alojamiento para trabajadores en Regensburger Straße 

La Guerra Mundial paralizará la construcción de la mayoría de los edificios del proyecto. No hubo mítines después de 1938 y el de septiembre de 1939, previsto para el día 2, será cancelado el 26 de agosto en vísperas de la invasión de Polonia. No obstante,tras la derrota de Francia, Hitler ordenaba, con el decreto del 25 de julio de 1940, la inmediata reanudación de las obras de Berlín y Nuremberg para «consolidar la victoria» con lo que las obras proyectadas para Nuremberg y el nuevo Gran Berlín deberían quedar concluidas en los plazos inicialmente fijados, es decir, en 1950, a pesar de la guerra. Se diseñó así un «programa de urgencia del Führer» al que Göring asignó a mediados de abril de 1941 la cantidad anual de hierro necesaria para cumplirlo: 84.000 toneladas. Para ocultar esto a la opinión pública, el programa recibió el nombre de «programa bélico de canalización y ferrocarriles de Berlín». A mediados de septiembre de 1941, cuando ya se había hecho patente que el avance a través de Rusia no se ajustaba a los pronósticos establecidos, un decreto de Hitler incrementó notablemente los contratos concertados con Suecia, Noruega y Finlandia para el suministro de granito para estas grandes obras. Se cursaron pedidos por valor de treinta millones de marcos del Reich a las principales industrias de la piedra de Noruega, Finlandia, Italia, Bélgica, Suecia y Holanda. Para poder transportar a Berlín y Nuremberg aquellas enormes cantidades de granito, el 4 de junio de 1941 se fundará una flota de transporte que contaba con astilleros propios, en Wismar y Berlín, que debían construir mil cargueros de quinientas toneladas de capacidad. La propuesta de Albert Speer de paralizar las obras destinadas al tiempo de paz no fue tenida en consideración y así, el 29 de noviembre de 1941, Hitler le dijo sin rodeos: «comenzaré las obras antes de que acabe esta guerra. No dejaré que la guerra me impida hacer realidad mis propósitos

Durante la guerra se camufló el área tanto como fue posible; colocaron ladrillos en los graderios del Zeppelinwiesse para romper la forma regular desde el aire y una linea en zig zag quebraba el trazado de la avenida. En 1945 el Luitpoldhain  y el Luitpoldhalle que habían sido dañados por los bombardeos, fueron reconvertidos en parque por decisión del ayuntamiento. Sin embargo, aún queda en el centro del estadio el Ehrenmal o Memorial de la Guerra. En 1952 se le cambió la inscripción para incluir » a los caidos en la II Guerra».  El solar del Luitpoldhalle es ahora un aparcamiento al lado del Bayernstrasse. En 1948, la ciudad de Nuremberg recibió de forma gratuíta del Zweckverband Reichsparteitag Nürnberg (ZRN) la propiedad de los terrenos.

Bibliografía consultada.


Krier, Leon. «Albert Speer architecture 1932-1942».The Monacelli Press. 2013

Philpott, Colin. «Relics of the Reich. The buildings the nazis left behind». 


Welch, David.»The Third Reich: politics and propaganda». Routledge. Londres 1993


Wykes, Alan. «The Nuremberg rallies». Purnell’s History of the Second World War Campaign Book n° 8. Macdonald & Co. 1970.


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1 Comentario

  1. Luciano Sánchez Del Aguila

    Muy buen trabajo.Totalmente agradecido.

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