Cuando estalló la guerra en Europa en septiembre de 1939 las flotas mercantes de los paises beligerantes no se encontraban preparadas para hacer frente a un conflicto que implicaría el uso y la pérdida masivos de material de guerra. Una gran cantidad de buques mercantes aliados que transportan equipos militares, suministros y tropas eran hundidos por el Eje. Y aunque la supervivencia de Inglaterra dependía de que tales envíos llegaran de manera segura en grandes cantidades, las industrias de Gran Bretaña no podían producir barcos de reemplazo en cantidades suficientes. En enero de 1941, el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt anunció un ambicioso programa de construcción naval de buques de carga. Pero la propia marina mercante estadounidense estaba en muy mal estado en 1941; en gran medida consistía en barcos que habían sido construidos como parte de un Programa de Flota de Emergencia cerca del final de la Primera Guerra Mundial que debido a los avances tecnológicos, se estaban convirtiendo rápidamente en buques obsoletos y no competitivos en los mercados marítimos comerciales, con un escaso valor como buques auxiliares de apoyo para la Marina. Además, tampoco había suficientes y los astilleros estadounidenses no estaban en mejor forma. La industria había visto pocos pedidos nuevos después de 1919 debido a un excedente de barcos y al impacto de La Gran Depresión. Por lo tanto, en 1941, la capacidad de construcción naval americana era solo una fracción de su tamaño durante la Primera Guerra Mundial y por ello fue necesario construir varios astilleros nuevos dedicados a la producción de los Liberty Ship.
Uno de los objetivos del programa era satisfacer la creciente demanda de buques de carga por parte de Inglaterra, cuya flota estaba siendo diezmada por las acciones de los submarinos alemanes, que habían establecido un cerco de acero alrededor de la isla. El objetivo alemán era la asfixia económica de Gran Bretaña, cuya economía nacional dependía casi exclusivamente de las importaciones por vía marítima. Mes tras mes los alemanes hundían mas tonelaje del que los británicos eran capaces de sustituir con nuevas botaduras; la situación era desesperada. Así, los Estados Unidos se disponían a resolver este problema: su respuesta, los buques de la clase Liberty. El objetivo del programa era simple y contundente: construir naves más rápido de lo que el enemigo podía hundirlas. La necesidad urgente de un gran número de nuevos buques de carga se produjo en un momento en que las instalaciones para construir barcos y producir sus equipos ya estaban completamente comprometidas en un programa de expansión naval masiva. Se necesitaba más capacidad de construcción naval. Como no había tiempo para diseñar un nuevo tipo de buque, la Comisión Marítima tuvo que utilizar un diseño existente
Hasta ese momento, Inglaterra había encargado la construcción de buques de carga en algunos astilleros de Estados Unidos y Canadá. Dichos buques eran de diseño obsoleto pero ya probado, la clásica clase Ocean, diseñados por los astilleros ingleses Joseph L. Thompson & Sons, de Sunderland. Pero la construcción por medio de remaches de dichos buques era lenta y la demanda era cada vez mayor. La Comisión Marítima de los Estados Unidos encargó a William Francis Gibbs, un afamado constructor naval de la firma Gibbs & Cox, la supervisión de dicho programa. El obsoleto diseño basado en la clase Ocean fue la base de los Liberty. El plano original fue revisado y modificado en varios aspectos técnicos por Gibbs, en especial la motorización, para adaptarlo luego a la construcción por el método de ensamblaje modular y a las carencias de materias primas debidas a la guerra. La gran mayoría de las 250,000 piezas que formaban cada Liberty Ship se utilizaron para producir aproximadamente cien secciones de varios tipos que luego se ensamblaban en las naves. Sin embargo, algunos artículos aún tenían que ser manejados individualmente. Por ejemplo, las enormes hélices, difíciles de manejar, que pesaban 21,000 libras y se fabricaban en otros lugares, tuvieron que colocarse debajo de la popa de cada Barco de la Libertad mientras el barco todavía estaba en los diques de construcción.
Este método de construcción modular para después ensamblar las partes se hacía por medio de soldadura, reemplazando los remaches que eran característicos de la construcción naval inglesa. Adicionalmente este método de producción en cadena permitía construir un número creciente de barcos, más baratos y mucho más rápidamente que en los astilleros ingleses. Se designó a este nuevo tipo de barco, el EC2 : E para emergencia, C para carga y 2 para un barco de tamaño mediano entre 400 y 450 pies en la línea de flotación.
Los planos aprobados fueron distribuidos a 18 astilleros diferentes de los Estados Unidos, tanto en la Costa Este como en la Oeste y se le asignaron 350 millones de dólares de presupuesto inicial para ejecutar las construcciones. Los astilleros tradicionales ya establecidos comenzaron a construir los Liberty Ships de la manera convencional pero rápidamente se crearon nuevos astilleros por todo el país y miles de hombres y mujeres acudieron a ellos para formarse y construir estos barcos. Los astilleros más grandes emplearon hasta 50,000 trabajadores en el pico de sus tres turnos al día, siete días a la semana. Comunidades enteras surgieron cerca de ellos para satisfacer las necesidades de los trabajadores del astillero. El programa de los Liberty dio trabajo a un millón y medio de ciudadanos de los Estados Unidos, en especial a los afroamericanos. Del total de los empleados en los astilleros, unos 210.000 eran mujeres. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la construcción naval había sido una esfera casi exclusiva de los hombres, pero las exigencias de la guerra cambiaron eso. Con millones de hombres trabajadores aptos, movilizados para el servicio militar, las empresas tuvieron que recurrir a un grupo de personal sin explotar y sin capacitación para ayudar a construir barcos: las mujeres de América.
Rosie the Riveter se convirtió en un ícono cultural durante la Segunda Guerra Mundial, representando a los millones de mujeres que ingresaron en la fuerza laboral industrial. Las mujeres produjeron municiones y materiales de todo tipo, construyeron aviones y buques de guerra y también Liberty Ships, las Damas Liberty.
En 1941, seis millones de mujeres ingresaron en la fuerza laboral por primera vez. En 1944, el número de mujeres estadounidenses que trabajaban a tiempo completo había aumentado a los 20 millones. Sus esfuerzos y logros abarcaron todos los aspectos de la construcción naval mientras participaban en cada trabajo imaginable asociado con la construcción de Liberty Ships. La mayor parte de esta fuerza laboral femenina se dedicaba a trabajos tan exigentes físicamente como remachadores, soldadores, carpinteros, maquinistas y montadores de tuberías. El título Damas Libertys también se aplicó a algunas mujeres conocidas. Un total de 114 Liberty Ships fueron nombrados en honor a famosas mujeres estadounidenses, e incluyeron nombres familiares en la historia como Dolly Madison, Amelia Earhart y Annie Oakley. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y los astilleros de emergencia se cerraron tan rápido como se habían abierto, las Damas de los Libertys regresaron a sus hogares y formas de vida tradicionales, pero para muchas, la participación en el esfuerzo de guerra sería recordada años después como su mejor momento.
El tiempo de construcción, que al principio fue de 244 días, se redujo a apenas 42 días por buque. Cuando el programa estuvo en pleno auge, el ritmo nacional de productividad fue de 3 unidades diarias. Hubo marcas increíbles tales como la construcción del CSS Robert E. Peary, que tardó en construirse tan solo 4 días, 15 horas y 29 minutos desde que se colocó la quilla en el astillero Richmond Kaiser. Se requería un promedio de 592,000 horas/hombre y 6,850 toneladas de acero para construir un solo Barco de la Libertad. El costo promedio de un barco Liberty era de unos 2 millones de dólares de 1945 y los planificadores habían estimado que si un barco podía hacer más de un viaje, habría pagado su costo.
En un primer momento, el diseño de los Liberty fue considerado poco agraciado por parte de Roseevelt y estos buques se ganaron el poco apetecido apodo de patito feo, recogido por la revista Time, o vacas marinas de la US Navy. Para contrarrestar esta imagen negativa, la Comisión comenzó a referirse al primer pedido de los llamados Patitos Feos como la Flota de la Libertad. Los buques clase Liberty tipo EC2 medían 136 m de eslora, y tenían una manga de 17,3 m. Eran propulsados por dos calderas de gasoil que proporcionaban unos 2500 CV a un solo eje que movía una única hélice. Su velocidad de crucero era de unos exiguos 11 nudos y una autonomía de 17.000 millas. Estaban divididos en 5 bodegas de carga, que podían sumar unas 10.800 toneladas de peso muerto. Los alojamientos de la tripulación estaban en el centro del buque y la sala de máquinas también, por lo que todo se centralizaba en el medio del buque. El alojamiento del capitán estaba en el puente junto al operador de radio y el navegante. Algunas unidades llevaron un puente alternativo externo en el techo de la timonera. La maquinaria era muy simple y fácil de operar no requiriendo de personal muy especializado. Además las disposiciones fueron muy bien diseñadas ocupando eficientemente el espacio y los accesos. El buque en sí era de diseño muy práctico.
Sin embargo, la acelerada construcción de estos buques por parte de mano de obra poco cualificada, se escapaba de las manos a los inspectores navales y muchos de los que fueron botados, fueron mal construidos. Uno de estos casos fue el SS Schenectady, cuyo casco se fracturó irremediablemente en el mismo astillero de Isla Swan en Portland. No fue este el único caso, pero sí el más notable. En los buques clase Liberty se registró una desusada tendencia a la fractura estructural que fue asociada mayormente al uso de ciertas técnicas de soldadura, concretamente a una ejecución defectuosa y menormente a un mal diseño, estructuras muy tensionadas y acero laminado de mala calidad en las planchas, que se volvía quebradizo a bajas temperaturas (como en las aguas frías y agitadas del Océano Ártico). Esta tendencia no se registraba en los buques fabricados con remaches. La propensión a fracturarse afectó hasta al 55% de los buques Liberty en mayor o menor grado. El problema se resolvió rápidamente con nuevas técnicas de soldadura. También se desarrolló un proceso de laminado en frío de acero para ahorrar acero en la fabricación de barreras de carga livianas
Inicialmente no estaban armados, pero luego se les dotó de un armamento inicial que se fue incrementando. Al principio fue un cañón de popa de 102 mm (4 pulgadas) y entre 6 y 10 cañones automáticos Oerlikon 20 mm por banda. Más tarde se colocó un cañón de 76 mm (3 pulgadas) a proa y posteriormente contó con cuatro cañones más un variado número de cañones antiaéreos. Los Liberty fueron tripulados por miembros voluntarios de la Marina Mercante americana y cuando fueron armados, acompañados por un contingente de la Navy Armed Guard, voluntarios de la Armada. En caso de ataque, el armamento era operado por los militares apoyados por los civiles. Cada barco de Liberty llevaba una tripulación de entre 38 y 62 marinos mercantes civiles y de 21 a 40 miembros del personal naval para operar armas defensivas y equipos de comunicaciones. De los casi un cuarto de millón de marinos mercantes voluntarios que sirvieron durante la Segunda Guerra Mundial, más de 9,000 murieron, sufriendo un mayor porcentaje de muertes (3.9%) que cualquier rama de las fuerzas armadas de los Estados Unidos.
El 27 de septiembre de 1941 se botó el primer buque Liberty, bautizado como SS Patrick Henry, por la esposa del Vicepresidente, en honor a este patriota de la Revolución de Estados Unidos. Como recordó Roosevelt en su discurso, Henry había declarado: «Dame libertad o dame muerte«, por lo que los buques de carga de emergencia tipo EC2 se conocieron como buques Liberty. El presidente Roosevelt asistió a las ceremonias de Patrick Henry y esa fecha fue proclamada en todo el país como el «Día de la Flota de la Libertad» y se botaron trece Barcos de la Libertad más en cuestión de horas en varios astilleros diferentes.
En total se botaron unos 2.710 buques Liberty, de los que a pesar de su exigua velocidad, solo se perdieron por ataques unos 200, apenas un 7,4%. Cincuenta de estos se perdieron en sus viajes inaugurales. Los barcos Liberty constituyen un ejemplo de la capacidad industrial y tecnológica de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Son el mayor conjunto de barcos de un único diseño jamás construidos. Nombrar casi 3.000 barcos resultó ser más difícil de lo que pueda parecer. A diferencia de las naves de Victoria posteriores, no había ningún plan sobre cómo se nombrarían a los buques Liberty que finalmente fueron botados con nombres de personas de todos los ámbitos de la vida: llevan el nombre de patriotas y héroes de la Guerra Revolucionaria, políticos famosos (Abraham Lincoln a Simon Bolivar), científicos (George Washington Carver a Alexander Graham Bell), artistas (Gilbert Stuart o Gutzon Borglum que esculpieron el monte Rushmore) y exploradores (Daniel Boone a Robert E. Peary). Una nave fue nombrada SS Stage Door Canteen por el famoso U.S.O. club para miembros del servicio militar, mientras que otro fue nombrado SS U.S.O. en honor de la United Service Organization. Más de un centenar de los buques de esta clase que se construyeron en 1944/1945 fueron bautizados con los nombres de marinos mercantes que habían muerto durante la guerra.
Diseñados para una vida media de 5 años, los Liberty sobrevivientes construidos hasta 1945 formaron parte de muchas marinas de países amigos. Casi 20 años después del final de la Segunda Guerra Mundial muchos liberty se situaron en la flota de reserva y varios apoyaron las operaciones durante la Guerra de Corea. Muchas fueron vendidos a compañías navieras donde formaron la columna vertebral de las flotas mercantes de la posguerra cuyo comercio generó los ingresos para construir los nuevos barcos de los años cincuenta y sesenta. A mediados de la década de 1960, los buques Liberty operativos se volvieron demasiado caros para navegar y se vendieron para chatarra, siendo su metal reciclado. El primer Liberty construido, el Patrick Henry, fue enviado al desguace en octubre de 1958. Varias unidades sobrevivieron hasta la década de los 70. Hoy en día, solo están operativos dos buques-museo Liberty, el SS Jeremiah O´Brien y el SS John W. Brown en los Estados Unidos.
La construcción de 2.710 Liberty Ships en menos de cinco años realmente constituyó un milagro de la producción de guerra. Y fue una hazaña aún más impresionante si cabe teniendo en cuenta los numerosos programas de construcción de buques de todo tipo en curso durante la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos.
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