Cada 20 de enero, miles de camboyanos descargan su dolor gritando maldiciones contra el tirano, el genocida que convirtió sus arrozales en los famosos “campos de la muerte”. Pol Pot, infame líder de los jemeres rojos, sólo necesitó tres años y ocho meses (1975-1979) para llevar a Camboya a la ruina más absoluta, frenando su desarrollo y asesinando a dos millones de personas, más de un 20% de su población. Su fatídica utopía de instaurar un Estado comunista agrario le llevó a imponer el monocultivo de arroz, en un intento de triplicar la producción.
La palabra khmer, o jemer, equivale a «camboyano», o «kampucheo» (el Imperio Jemer, o Imperio de Angkor, fue un poderoso reino que se desarrolló entre los siglos IX y XV, y cuyo territorio abarcaba la actual Camboya, Tailandia, Laos, Vietnam, parte de Birmania y parte de Malasia). Kampuchea fue el nombre oficial de Camboya bajo el régimen de los jemeres rojos, entre 1975 y 1979. Los jemeres rojos empezaron a ser llamados así por el rey Norodon Sihanuk, quien, basándose en la identificación del color rojo con el comunismo, popularizó el nombre en los años cincuenta.
El partido Comunista de Camboya se fundó en 1951, pero fue parte integrante del Partido Comunista de Vietnam hasta que se desligó de éste, años más tarde. En 1960 Saloth Sar (más conocido como Pol Pot, el «Hermano Número 1» ) toma las riendas del poder pasando el movimiento a denominarse Partido Democrático de Kampuchea. Ha pasado a la posteridad como uno de los principales genocidas de la historia, ya que fue el máximo responsable de la muerte de al menos dos millones de personas.Aprendió francés y estudió con la élite católica camboyana; tras participar en la resistencia anti-francesa, en 1949 se trasladó a París para estudiar en 1949 y allí se afilió al Partido Comunista. Después de fracasar en sus estudios volvió a Phnom Penh en 1953. Ya en Camboya, colaboró en la fundación del Partido Comunista Camboyano y creó las guerrillas de los Jemeres Rojos, imponiendo sus ideas extremistas y abiertamente anti-estadounidenses y anti-vietnamitas a quienes defendían un comunismo más moderado. El «Hermano Número 1», lideraba una guerrilla comunista en la que sus principales figuras se habían formado en la Sorbona de París. Pol Pot, fue el principal líder de los Jemeres Rojos desde la creación del movimiento hasta que murió, en 1998.
Después de ocho años de guerra civil y una explosiva situación política marcada por la guerra en el vecino Vietnam y el golpe de Estado del primer ministro Lon Nol que derrocó al rey Sihanouk en 1970, la insurgencia comunista de los Jemeres Rojos, apoyada por la China de Mao y el exiliado monarca, tomó Phnom Penh el 17 de abril de 1975. Muchos de sus vecinos salieron a sus bulevares afrancesados para vitorear al ejército jemer. Algunos agitaban banderas blancas y lanzaban flores para expresar su entusiasmo por el final de la guerra civil, en la creencia de que la victoria les traería la paz y el fin de la corrupción del gobierno dictatorial de Lon Nol, un militar impuesto por Estados Unidos en 1970. La bienvenida duró menos de 24 horas, lo que tardó el aparato de terror del jemer en ponerse en acción.
Mezclando la doctrina de Marx con la desastrosa colectivización que había costado millones de vida durante el «Gran Salto Adelante» de Mao Zedong en China , su plan era construir una nueva sociedad agraria en la que no se repitieran los abusos a los trabajadores y campesinos que había traído el capitalismo a Camboya. Al principio, la represión golpeó a los «ricos»,a los intelectuales, técnicos, maestros, funcionarios de la Administración, oficinistas e incluso a aquéllos que hablaban algún idioma o que, por razones tan peregrinas como tener gafas, parecían más ilustrados que los demás. Los miembros de la afrancesada clase urbana que, a su juicio, tenían explotados a los paupérrimos campesinos. Pero pronto afectó a todos por igual en su plan por crear una “nueva sociedad”, una locura ideada por revolucionarios comunistas y anticolonialistas procedentes de familias acomodadas que habían estudiado en las mejores universidades de Europa.
Durante los apenas cuatro años que duró el conocido como «reinado del terror» (abril de 1975 a enero de 1979) murieron en Camboya cerca de dos millones de personas (más de 1.700.000, lo que supone un cuarto del total de la población del país) a causa de las ejecuciones, la hambruna, las enfermedades y las purgas ordenadas por la cúpula jemer. Con el respaldo de China, el nuevo régimen intentó aislar a Camboya de toda influencia exterior. Se ejecutó a los oponentes, se abolió el dinero, se prohibió el budismo y cualquier otra religión, y se transformó la economía.La deportación de los habitantes de las ciudades al campo fue masiva, y se colectivizó la agricultura, centrándose en el arroz (entre 1975 y 1979 Camboya se convirtió en el primer productor mundial de arroz, mientras quienes lo cosechaban morían de hambre). Los Jemeres abolieron la propiedad y el mercado, y clausuraron escuelas, hospitales y tiendas. Los coches fueron erradicados y sustituidos por el carro de bueyes como vehículo oficial, y se prohibieron todas las actividades de ocio o deportivas. Todos aquellos capaces de hablar un idioma extranjero, los que tenían estudios o incluso los que simplemente llevaban gafas, debían ser «reeducados», y muchos fueron asesinados por «contrarrevolucionarios».Centenares de niños fueron apartados de su padres (la familia se consideraba una fuente de individualismo burgués), puestos en manos de la guerrilla jemer y, muchos de ellos, convertidos en delatores; ahora la única familia era Angkar (la Organización).
Las ciudades fueron desalojadas por la fuerza y los camboyanos fueron obligados a trasladarse a campos de trabajo en una deportación hacia el campo sin precedentes. Para la guerrilla comunista, la ciudad era el símbolo del imperialismo, de la corrupción de Occidente. La población de la capital, Phnom Penh, descendió de dos millones a 25.000 en sólo tres días. El puente de Monivong, en la carretera nacional 1, que conectaba la capital con el este de Camboya y Vietnam, fue testigo de una de esas interminables columnas humanas hacia lo que años más tarde fue conocido como los campos de la muerte.
Una jornada habitual se dividía en doce horas de trabajo físico, dos horas para comer, tres para el descanso y la educación, y siete horas de sueño. Fue en el campo, en los campos de la muerte, donde se cometieron la mayoría de las ejecuciones, torturas y violaciones de los derechos humanos, tal y como demostró después el hallazgo de miles de restos de las víctimas. La infame de prisión de Tuol Sleng (S-21), una antigua escuela reconvertida en centro de torturas, es el símbolo más macabro del régimen jemer junto al «campo de la muerte» de Choeung Ek, a 15 kilómetros de Phnom Penh y donde se han encontrado 8.895 cadáveres en sus fosas comunes. Por la cárcel de Tuol Sleng pasaron entre 15.000 y 20.000 prisioneros y apenas sobrevivieron una veintena.
La política hostil del gobierno por Pol Pot y los continuos choques fronterizos desembocaron en 1979 en la invasión vietnamita de Camboya. Los jemeres rojos se replegaron a la frontera con Tailandia, donde organizaron la resistencia contra el nuevo régimen. Se establecerá entonces la República Popular de Kampuchea, gobierno satélite de Vietnam, y la guerra civil se prolongará a lo largo de toda la década de los ochenta (EE UU y China apoyaron la insurgencia de los jemeres rojos frente al Gobierno pro vietnamita y pro soviético). Medio millón de camboyanos pidieron asilo en Tailandia y más de 300.000 acudieron a otros países, principalmente.
Vietnam se retiró de Camboya en 1989, pero los jemeres siguieron causando daños a la población civil en su intento por luchar contra cualquier facción camboyana. En 1989 el gobierno estadounidense promovió un gobierno de coalición y Sihanouk pasó a ser rey y jefe de Estado. En mayo de 1993, y gracias a los esfuerzos de la Naciones Unidas, se celebraron elecciones, que los jemeres boicotearon, pese a haber firmado el tratado de paz de 1991. Atrincherados en un 10% del territorio camboyano, los jemeres rojos, ya sin Pol Pot al frente (dimitió como comandante en jefe en 1985), continuaron su lucha contra el nuevo gobierno. No obstante, a partir de 1994, los miembros de los distintos grupos de jemeres fueron integrándose en la vida social e incluso política del país. Muchos simplemente desertaron. En 1995 entre 5.000 y 10.000 guerrilleros habían abandonado la organización. En 1997 la nueva dirección de los jemeres rojos, liderada por Khieu Zampan, anunciaba la detención de Pol Pot y la inserción de la guerrilla en la vida civil, acatando la legislación internacional.
Pol Pot murió en la madrugada del 16 de abril de 1998, en la choza de la jungla camboyana donde permanecía bajo arresto, y sin haber sido juzgado. Tenía 73 años. Días después, el gobierno tomaba el último bastión guerrillero y unos 500 jemeres huían a Tailandia. Otros 4.000 cambiaron sus uniformes por los del ejército camboyano y juraron fidelidad a la Constitución.
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