Mayo de 1940. Ha pasado casi un año ya del inicio de la Segunda Guerra Mundial y a pesar de las arrolladoras victorias de la Wehrmacht en Polonia, Dinamarca y Noruega, el frente occidental permanece en una extraña calma, únicamente interrumpida por la ofensiva de opereta francesa sobre el Sarre de Septiembre de 1939. Pero a pesar de la aparente calma en el frente francés, el Alto Mando Alemán no ha estado ocioso. El plan de ataque alemán en el Oeste, Fall Gelb, Plan Amarillo, en su concepción original era un calco del plan seguido en la Primera Guerra Mundial, el archifamoso Plan Schlieffen con algunas variantes tácticas debidas a la existencia ahora de la Línea Maginot. El General Alfred von Schlieffen antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército alemán desde 1891 hasta 1906, había propuesto a principios del siglo XX atacar a Francia por el flanco derecho (desde el punto de vista alemán) avanzando por la costa del Canal de la Mancha y cruzando el Somme para luego caer al Oeste de París y cercar al ejército francés, obligándolo a capitular. Aunque este plan obtuvo algún éxito en la primera fase de la guerra, la ofensiva pronto fue perdiendo empuje hasta que finalmente se detuvo en el Marne originando una sangrienta guerra de desgaste. Descartado totalmente un asalto frontal contra la Línea Maginot, y cualquier incursión por la poco fortificada región de las Ardenas por considerarse poco propicia para el paso de infantería y blindados, el Ober Komando das Wehermacht (en adelante O.K.W.) había propuesto la idea, poco original, de lanzar el ataque principal por el ala derecha, a través de Holanda y el Norte de Bélgica., fusilando prácticamente (nunca merjor dicho) el plan de general Schlieffen.
El plan del OKW descansaba en un potente ataque sobre el ala derecha, a través de Bélgica y Holanda, ocupando los puertos del canal de la mancha y consiguiendo bases avanzadas para la Luftwaffe. Tras cumplir estos objetivos se decidiría continuar o no con la ofensiva. Así, al norte el Grupo de Ejercitos B – Heeresgruppe B Generaloberst Fedor von Bock- compuesto por 4 ejércitos, lanzaría el ataque principal desplegando 43 divisiones,diez de ellas acorazadas. Así, de norte a Sur, el 18º Ejercito penetraría en Holanda, el 6º atacaría al norte de Lieja en dirección Bruselas y el 4º atacaría al sur de Lieja hasta llegar a la línea del Somme y la costa del Canal de la Mancha. El 2º Ejercito se quedaría inicialmente como reserva móvil del Grupo de Ejércitos. En el Centro el Grupo de Ejercitos A – Heeresgruppe A Generaloberst Gerd von Rundstedt- integrado por dos ejércitos debía cubrir el flanco sur del Heeresgruppe B avanzando a través de las Ardenas hacia el Mosa desplegando 22 divisiones de infantería. El 12º Ejercito cruzaría a través del sur de Bélgica y norte de Luxemburgo, atravesaría el Mosa en Fumay y seguiría hasta Laon estableciendo una línea defensiva para proteger el avance del Heeresgruppe B. El 16º Ejercito, algo más al sur en Luxemburgo, avanzaría hasta el Mosa y establecería posiciones defensivas frente a la Línea Maginot al Sur de Sedan. Al Sur el Grupo de Ejercitos C- Heeresgruppe C Generaloberst Ritter von Leeb – formado por el 1º y 7º Ejercitos, permanecería estacionado frente a la Línea Maginot a la defensiva con 18 divisiones de infantería. Se establecía una reserva de 17 divisiones de infantería y 1 divisiones ligeras.
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Eric von Manstein |
El personal del recientemente constituido Estado Mayor del Grupo de Ejércitos A llegará al Frente Occidental el 24 de cotubre de 1939 para hacerse cargo de sus funciones, proveniente de Polonia. Entre ellos estaba un oficial que será clave en la victoria alemana en occidente con el cambio de concepción del plan original del OKW: el teniente general Eric von Manstein. La sede del comandante en jefe del Grupo de Ejercitos A, coronel general von Rundstedt se encontraba en Coblenza y allí se alojará von Manstein y el resto del personal del Estado Mayor, en el Hotel Riesen-Fürstenhof. Manstein, desde su puesto de Jefe del Estado Mayor del Grupo de Ejércitos A llevaba todo el invierno pugnando en vano para que fuese aceptado por el Alto Mando del Ejército un nuevo plan de operaciones que, por cierto, acabó sirviendo de base para la ofensiva en el Oeste a propuesta de Hitler.Para Manstein, el problema real del plan del OKW radicaba a que no aspiraba a una derrota total del ejercito francés. Aducía que la aplicación de operaciones basadas en el plan Schlieffen de 1914 no podía de ninguna manera contar con el factor sorpresa con el que conseguir una maniobra envolvente de gran estilo, debiendo el Grupo de Ejercitos B enfrentarse en su asalto a Bélgica con 20 divisiones de este país a las que se sumarían 10 holandesas, importantes fortificaciones y obstáculos topográficos asi como el grueso del ejercito franco-británico (incluidas todas las divisiones motorizadas y acorazadas), estacionado en la frontera belga a la espera de que se iniciase el avance alemán. Y realmente así era; ni los altos mando militares ni el mismísimo Hitler estaban seguros de poder conseguir una rápida y definitiva victoria en el frente occidental.
Tal como von Manstein lo veía, primeramente Alemania debía conseguir el pleno aniquilamiento del ala norte enemiga, para alcanzar así la rotunda superioridad indispensable para una segunda fase en la que se eliminarían las fuerzas aliadas restantes en Francia. Así pues el ataque inicial debía asegurar una situación de partida favorable para esta segunda etapa. Manstein tenia razón: el plan original del OKW sólo habría supuesto una victoria parcial, ya que el avance del Grupo de Ejércitos B iba a embestir más o menos frontalmente a un enemigo prevenido. Por lo que, si bien pudiera tener un éxito inicial, es posible que acabase encallando en el Somme encontrándose posteriormente el ejercito alemán en una situación muy similar a la de 1914, sin otra ventaja adicional que la de disponer de una franja costera en el Canal de la Mancha.
De esta manera, Manstein elaboró un nuevo plan de ataque según el cual, el objeto de la ofensiva en el Oeste sería conseguir la victoria decisiva en tierra, donde residía la potencia del ejército alemán. Ya que era imposible obtener una victoria total mediante un único y poderoso golpe habría que dividir el ataque en dos fases. En la primera habría que destruir el ejército Aliado en Bélgica dejando así el camino libre para una segunda fase en la que se le daría el golpe de gracia a Francia. El punto de gravedad del ataque debiera recaer sobre el Grupo de Ejércitos A y no sobre el Grupo B. La auténticas oportunidad la tendría el Grupo de Ejércitos A, el cual, mediante un ataque sorpresa a través de las Ardenas (donde los franceses habían descartado una intervención de los tanques teniendo cuenta la orografía de la zona) en dirección al Somme inferior podría cortar delante de este río a las fuerzas enemigas que acudiesen en socorro de Bélgica y conseguir la destrucción de toda el ala norte del enemigo en Bélgica como condición previa para llegar a la decisión plena en Francia. Por este motivo se reforzaría con tres ejércitos en lugar de dos, el Grupo de Ejercitos A: un ejército avanzará a por el sur de Bélgica cruzando el Mosa y siguiendo luego en dirección al Somme inferior para coger por detrás a las fuerzas enemigas situadas ante el Grupo de Ejércitos B. Otro ejército procederá en dirección sudoeste, con la misión de desbaratar toda concentración de fuerzas enemigas dispuesta a contraatacar el flanco sur en el sector a occidente del Mosa y un tercer ejército tendrá a su cargo la prevista tarea de proteger a la defensa del flanco.Mientras tanto, el Estado Mayor Francés llevaba dormido 100 años, anclado en una mentalidad decimonónica de hacer y entender la guerra. Parapetados tras su «inexpugnable» línea Maginot, se pensaban seguros y a salvo. Pero la Maginot solamente se extendía desde la frontera con Suiza hasta la frontera Belga, en la región de las Ardenas. El alto mando francés ni siquiera se planteo la posibilidad de que los alemanes intentarían desplegar su Blitzkrieg en una región tan boscosa y poco adecuada. Esta mentalidad defensiva del ejercito francés se trasladó a su propia organización militar; las unidades de tanques apenas habían recibido adiestramiento y a parte de tres divisiones mecanizadas, los tanques galos estaban repartidos por las distintas divisiones de infantería. Como sus aliados ingleses, carecían de artillería anti carro efectiva y sus comunicaciones por radio eran, por decirlo de una forma suave, arcaicas, basando sus comunicaciones en líneas telefónicas,de muy poca utilidad en la moderna guerra de movimientos. Y como guinda del pastel, las fueras aéreas francesas estaban en unas condiciones lamentables, confiando en que la RAF asumiera el peso de las operaciones aéreas.
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despliegue aliado en base al plan Dyle 1940 |
La Fuerza Expedicionaria Británica, compuesta por cuatro divisiones, se estacionará a lo largo de la frontera con Bélgica en octubre de 1939; para mayo de 1940, había incrementado sus efectivos con una división acorazada y diez divisiones de infantería. John Vereker, vizconde de Gort estaba al mando de estas fuerzas (BEF-British expeditionary Force), pero supeditado al comandante francés del frente nordeste, general Alphonse Georges y al vetusto y desconfiado comandante en jefe francés, Gamelin. Respecto a la RAF, Sir Hugh Dowding, jefe del mando de cazas, era totalmente reacio al despliegue de sus escuadrillas en suelo francés. No se había establecido ningún mando aliado conjunto. Dada la obstinada negativa del gobierno belga a comprometer su neutralidad – a pesar de que habían sido informados por el propio conde Ciano de que serían atacados por los alemanes – estas tropas deberían esperar a la invasión para ponerse en movimiento. Confiando en sus defensas, Francia basó su estrategia en responder un ataque alemán sobre Bélgica; dado que los belgas contaban con importantes fortificaciones, Gamelin consideraba que tendrían tiempo suficiente para intervenir, deteniendo completamente el avance alemán en el río Dyle, al este de Bruselas: el plan Dyle, que se pondría en marcha inmediatamente después de la petición de ayuda belga tras la invasión alemana. El plan consistía en el avance del VII Ejercito de Giraud por la costa, pasando por Amberes, pare reunirse con el ejercito holandés alrededor de Breda. El hecho de que el VIII Ejercito fuese la única fuerza de reserva en el nordeste de Francia abundaría en el desastre que estaba por llegar. Un contingente belga de 22 divisiones defendería el río Dyle desde Amberes a Lobaina; la BEF se situaría a su derecha para la defensa del Dyle al oeste de Bruselas, desde Lovaina hasta Wavre. En el Flanco Sur, el I Ejercito Frances del general Blanchard se ocuparía del sector entre el Wavre y Namur mientras que el IX Ejercito de Corap cubriría el Mosa desde Namur a Sedán.
Por su parte, Holanda, que había permanecido neutral durante la I Guerra Mundial, estaba firmemente decidida a mantener su neutralidad y no provocar a los alemanes haciendo planes conjuntos con belgas y franceses.
Originalmente Hitler había previsto lanzar su ofensiva sobre Francia y los Países Bajos en noviembre de 1939, una vez hubiese concluido el traslado de las divisiones desde el frente del este, en Polonia; como ya hemos visto, su objetivo principal era la consecución de aeródromos y puertos en el Canal de la Mancha, desde los cuales poder atacar a Gran Bretaña, para el su enemigo más peligroso en ese momento. Pero incluso una breve campaña como la de Polonia había agotado las provisiones de la Wehrmacht y puesto dolorosamente en evidencia las carencias de los tanques Mark I y Mark II; la Luftwaffe disponía de reservas de munición para 14 días de combate. Los tanques Mark III y IV, que se enfrentaron con éxito a los carros franceses y británicos en 1940 simplemente aun no existían y además, esos meses también serán fundamentales en el adiestramiento de un ejercito que había pasado de la noche a la mañana de 100.000 a 5 millones de efectivos. Para solucionar este fracaso en la logística y suministros del ejercito, Hitler nombró a Fritz Todt nuevo Ministro de Armamento, responsable ahora de esta materia. Por si fuese poco, el mal tiempo del otoño de 1939 imposibilitaba las operaciones de la Luftwaffe, vitales para el buen desarrollo de la ofensiva.
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Maurice Gamelin |
Pero los problemas del Führer no terminaban ahí. El 10 de Enero de 1940, un avión en el que viajaba el oficial al frente de la Sección de Operaciones de la 7ª División Paracaidista alemana, perdió la orientación debido a la gran nubosidad, aterrizando por error en Bélgica. Este oficial llevaba consigo las instrucciones de avance de la I Flota Aérea y por ende, de parte de los planes de invasión alemanes y aunque intento quemar estos documentos, soldados belgas consiguieron evitarlo. Paradogicamente como veremos, este desastre supondrá un golpe de suerte para Alemania. Confirmó a Gamelín en su ya absoluta confianza de que había que tomar la ruta belga, el plan Dyle-Breda.
Este gravísimo fallo de seguridad hacia necesario un cambio de planes y Hitler y el OKW se vieron obligados a reconsiderar su estrategia. A mediados de Ocutbre de 1939 Hitler había conocido el plan de Manstein gracias a su ayudante, coronel Schmundt, que había sido informado del mismo confidencialmente por el coronel Blumentritt, y el teniente coronel Von Tresckow (amigo personal de Schmundt y uno de los conspiradores en el putsch del coronel Stauffemberg del 20 de julio de 1944) , durante una visita de este al cuartel general del Grupo de Ejercitos A. Días después, von Rundstedt remitió una copia del mismo a Schmundt a Berlín. El 17 de febrero de 1940 Manstein informaba personalmente de su plan a Hitler, requerido por este.
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Soldado Holandeses capitulan en Noordereiland. 14 de mayo de 1940 |
En la madrugada del 10 de mayo de 1940 la Wehrmach comienza su ofensiva en el frente occidental y al amanecer Luxemburgo había sido completamente ocupada. De madrugada llego noticia del ataque al Grand Quartier General de Gamelin, situado en la fortaleza medieval de Vincennes (convenientemente alejado del campo de batalla), pero no despertaron a este pensando que era una nueva falsa alarma. Gamelin, era mas un político que un militar; con 68 años, gustaba del ambiente elitista de su estado mayor, compartiendo con sus oficiales el gusto por la literatura, el arte o la filosofía. Estaban absolutamente alejados de la realidad. Prefería estar mas cerca del centro de poder político que del frente; era la única manera de conservar el poder en el ambiente bizantino de la III Republica francesa. Pero en la mañana del 10 de mayo, el generalísimo francés estaba convencido de que todo se desarrollaba según sus planes. Un oficial pudo verlo por los pasillos, tarareando una marcha militar…Dado que ni siquiera había radio en el cuartel general de Gamelin, las ordenes para el avance sobre Bélgica se transmitieron por teléfono.
La fuerza aérea holandesa había sido prácticamente inutilizada el primer día de la ofensiva: 60 de los 140 aviones en servicio, destruidos y las pérdidas se habían ido incrementado durante los siguientes días; para el 14 de mayo solo quedaban unos 30 aviones, de los que solo 10 eran de combate. Franceses e ingleses no salieron mejor parados: los unos perdieron el primer día 56 aparatos por 49 de la RAF. El ejercito alemán avanzaba imparable a través de Holanda; tras el bombardeando de Rotterdan el 14 de Mayo y toda vez que los alemanes amenazaron con bombardear Utecht, el general Winkelman (había recibido instrucciones por parte del gobierno holandés antes de su conveniente y fulgurante huida a Inglaterra de que él estaba autorizado a capitular una vez que se hubiera llegado a un punto en el que la resistencia no contribuyera a ninguna causa justificada) ordena la rendición: Holanda capitulará el 17 de mayo. Hitler recibirá un telegrama del antiguo Káiser, Guillermo II, exiliado en Apeldoorm: «Mi Führer: Deseo expresarle mis felicitaciones, en la esperanza de que, bajo su maravilloso liderazgo, sea restaurada completamente la monarquía alemana». Menudo idiota¡¡, comentó un Hitler divertido a Linge, su ayuda de cámara.
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Winkelman tras la firma de la rendición holandesa |
Pese a seguir una política de estricta neutralidad, tras el ataque alemán sobre Polonia el ejercito belga comenzó su movilización general y en Mayo de 1940 contaba con unos 600.000 hombres, aunque su armamento y equitación eran anticuados e inadecuados para hacer frente a la Wehrmacht. Las fortificaciones belgas del Canal Alberto, según aseguraban las instalaciones defensivas más modernas de Europa, demostraron ser prácticamente inútiles; el fuerte de Eben-Emael fue tomado por tropas aerotransportadas alemanas y casi todos los modernos cazas Hawker Hurricane de su fuerza aérea fueron destruidos por la Luftwaffe en el aeródromo Schaffen el 10 de mayo.
La Luftwaffe concentrará durante estos días el grueso de sus operaciones sobre Holanda, en parte para sacar rápidamente este país de la contienda pero también poco señuelo para atraer a las fuerzas móviles de Gamelin y hacerlas caer en la trampa. Y voila¡; el fulgurante avance alemán llevará a los aliados adelantar el avance sobre el Dyle sin tan siquiera sospechar que en ese preciso instante el Grupo de Ejército A esta ya cruzando las «impenetrables» Ardenas en su avance hacia la costa del canal para cercarles. Cuando el 12 de mayo el XIX Cuerpo Panzer de Guderian salió de las Ardenas el gobierno francés entró en pánico. Los aliados no aprendieron nada de las lecciones dadas por la Wehrmacht en Polonia y no supieron reaccionar a la velocidad e implacabilidad que caracterizaron el conjunto de operaciones alemanas. Pero aunque no conocía la existencia del Grupo de Ejército A, el alto mando francés confiaba en detener el avance alemán ya que el cruce del río Mosa era considerado imposible para los tanques.
Los panzers de la 1ª división de Guderían entraron en Sedan sin oposición, estableciendo cabezas de puente al otro lado del río el 13 de mayo,el mismo día en que la 7ª División de Rommel cruzaba el Mosa en las inmediaciones de Dinant. La artillería francesa que se suponía detendría en seco a los panzers fue masacrada por los Stukas alemanes que efectuaron 1.215 salidas, hasta aquel momento el mayor bombardeo aéreo de la Historia.
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Tropas alemanas con prisioneros franceses cruzan el Mosa el 15 de mayo de 1940 cerca de Sedán, en Dinant. |
Con tres cabezas de puente (una en los alrededores de Sedán, otra en Dinant y la tercera entre ambas en Monthermé ), la Whermanct conseguirá abrir una brecha de 80 Km en el frente francés. Y nuevamente,Gamelin no supo reaccionar con presteza para eliminar las cabezas de puente alemanas, retrasando durante más de nueve horas un contraataque; los tanques franceses no entrarán en acción hasta la mañana siguiente, cuando los alemanes ya habían conseguido trasladar tanques y mas tropas a estas posiciones.
El pánico cundirá entre las tropas francesas, ya en desbandada, que en su huida, junto con la población civil que atestaba las carreteras, bloqueaban estas a las tropas que debían realizar los contraataques. En medio de este caos, en la mañana del 15 de mayo las avanzadas de Rommel sorprenderán a la 1ª Blindada francesa repostando sus tanques B1; aunque estos pondrán fuera de combate mas de 100 carros alemanes, al finalizar el día había sido prácticamente aniquilada principalmente por la acción de los cañones antitanque alemanes.
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Un Pz.Kpfw IV Ausf. C de la 1 División Panzer cruza el Mosa Puente de pontones de Dinant, Mayo de 1940 |
El ejercito alemán se preparaba ya para cortar la retirada de las fuerzas aliadas en Bélgica mientras el Alto Mando Francés seguía sin enterarse de nada; retrasó primero para luego suspender un contraataque previsto en el sector oriental para el 14 de mayo y Huntzinger convencido de que estos se dirigían al sur para rodear la Maginot, envió a sus unidades en esta dirección dejando abierto el paso hacia el oeste. Las puntas de lanza alemanas encabezadas por sus fuerzas de reconocimiento empezaron a avanzar a gran velocidad; ante la desintegración general de las fuerzas francesas, capturaban puentes con tal rapidez que los atónitos franceses aun no habían tenido tiempo de volar. Las tropas francesas se rendían por doquier inmediatamente, bajando los brazos y caminando sin vigilancia alguna en la dirección que les indicaban los alemanes con los que habían tenido contacto, hacia la infantería que les seguía, para que se hiciese cargo de ellos.
A ultima hora del 14 de mayo de 1940, el premier británico Churchill recibía un telegrama de Reynaud en el que solicitaba diez escuadrones de cazas para proteger a sus tropas de los ataques de los Stukas alemanes. Reconocía asimismo que habían abierto una brecha en el frente francés al sur de Sedán y aseguraba que las tropas alemanas avanzaban hacia Paris. Apenas llegaban noticias del frente por lo que el general Ironside, jefe del Estado Mayor Imperial británico envió a un enlace al cuartel general de Gamelin; en opinión de los británicos, Reynaud se estaba dejando llevar por el pánico. Pero pronto descubrirán que la realidad era aún mucho peor. A las 7.30 de la mañana del 15 de mayo Reynaud telefoneo a Churchil: «nos han vencido, hemos perdido la batalla», le dijo. «han abierto una brecha en el frente cerca de Sedán y están entrando masivamente con sus tanques y sus vehículos blindados»; «el camino que conduce a París ha quedado despejado..». Churchill volará a Paris inmediatamente, no sin antes convocar una reunión de su consejo de ministros en la que intentó conseguir los escuadrones de cazas que Francia había solicitado; estaba decidido a hacer todo lo posible para ayudar a los franceses. Cuando el mariscal Dowding aseguró que en menos de diez días se quedarían sin Hurricanes de mantenerse el ritmo de bajas, la negativa del consejo de ministros, estupefacto, fue rotunda. En la tarde del 16 de mayo Churchill voló a Paris en su avión Flamingo, acompañado por el general Ismay , ignorante de que Gamelin, siempre acertado, había telefoneado a Reynaud para asegurarle que los alemanes podrían llegar a la capital quizás esa misma noche; estaban a menos de 120 km. El gobernador militar aconsejo la evacuación inmediata de todos los miembros de la administración gubernamental mientras en los ministerios ardían pilas de documentos. Entre los parisinos, a los que se les había ocultado la magnitud del desastre gracias a una férrea censura, cundió el pánico; había comenzado la grande fuite, hordas de vehículos de todo tipo cargados hasta los topes empezaron a abandonar la ciudad.
La delegación británica se reunirá con Reynaud, Gamelin y Daladier en el Quai d´Orsay (sede del Ministerio de Asuntos Exteriores); ni siquiera tomaron asiento y Gamelin comenzó a explicar la situación con ayuda de un mapa en que se mostraba el avance enemigo en Sedán. Cuando terminó su exposición Churchill pregunto donde se encontraban las reservas francesas (la ya célebre Où est la masse de manoeuvre?), a lo que Gamelin, se limito a contestar, Aucune. Entonces pregunto al general por los preparativos para un contraataque, a lo que Gamelin contesto simplemente encojiendo los hombros. Mientras tanto, en el patio del Ministerio funcionarios iban y venían cargados de cajas con documentos que arrojaban a una gran hoguera. Llegaban un sin fin de informes sobre la desintegración del ejercito francés y la falta de disciplina. Francia estaba acabada. La situación se volvía cada vez más caótica por el enorme numero de refugiados belgas, holandeses y franceses que atestaban las carreteras; se calcula que unos 8 millones de personas.
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Panzer IV de la 9 Panzerdivision en su avance a través de Francia |
Por el contrario, la moral alemana difícilmente podía estar mas alta en su avance hacia el canal; repostaban sus vehículos en gasolineras abandonadas y depósitos de combustible del ejercito francés. Todas sus lineas de abastecimiento estaban desprotegidas y su veloz avance solo se veía ralentizado por las columnas de vehículos franceses abandonadas y por las ordas de refugiados que bloqueaban las carreteras. Mientras sus panzer avanzaban sin obstáculo hacia el canal, a Hitler le preocupaba muchísimo un ataque francés al flanco sur alemán y sus generales aun tenían pesadillas con el contraataque francés de 1914. El Generaloberst von Rundstedt era de la misma opinión del Führer, por lo que el 16 de mayo ordeno a Kleist que frenara el avance de sus divisiones panzer para que la infantería pudiera darles alcance. Guderian, tras una fuerte discusión con Kleist, conseguirá de este la autorización para que las formaciones de reconocimiento mejor preparadas para presentar batalla siguiesen explorando el terreno dirigiéndose hacia la costa del canal. Eso daba a Guderian la oportunidad que buscaba.
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Avance del ejército alemán 10 al 16 de mayo de 1940 |
Para la BEF, el 16 de mayo marcó el inicio de una retirada lenta en la que no dejaron de presentar batalla. El general Gaston Billotte, comandante del I Grupo de Ejércitos, ordenará la retirada al río Escalda, decisión que supondrá abandonar Bruselas y Amberes; el Jefe del Estado Mayor de Got quedó tan horrorizado que telefoneo a Londres para advertir que el BEF debía ser evacuado. En la noche del 17 de mayo las tropas alemanas entraban en Bruselas. Ese mismo día Reynaud enviará un mensaje al general Maxime Weygand en Siria para que regresara a Francia inmediatamente para asumir el mando supremo del ejercito francés. También envió un mensaje a su embajador en Madrid, Philippe Petain, para que aceptara el cargo de viceprimer ministro; como vencedor de Verdún este prestigioso mariscal estaba envuelto en una aureola de heroicidad. Pero Petain a sus 84 años estaba mas preocupado por una revolución y desintegración del ejercito francés que por una humillante derrota ante Alemania; estaba convencido,como buena parte de la derecha de sus país, de que Francia había sido empujada inútilmente a aquella guerra por los británicos.
El 19 de mayo el llamado corredor de las divisiones panzer se extendía hasta el otro lado del Canal Du Nord. Las fuerzas de la RAF, completamente aisladas por tierra de la BEF, regresaron a casa (62 hurricane ), algo que como era de esperar, no agradó especialmente a sus aliados franceses, que se sintieron traicionados. La RAF había perdido una cuarta parte de su fuerza de cazas en Francia. Ese mismo día, el I Ejercito del general von Witzleben abrirá una brecha en la linea Maginot para evitar que los franceses trasladasen tropas al norte contra el flanco sur alemán, que no obstante se estaba reforzando por las divisiones de infantería alemanas que avanzaban sin descanso. Ese domingo, ultimo día en que Gamelin ostentará el mando del ejercito francés, el gobierno en pleno asistirá en Notre Dame a una misa para implorar la intervención divina….
El 20 de mayo Weygand tomará posesión de su nuevo cargo; este y Reynaud, que lo había nombrado, se detestaban, pero el primer ministro francés, desesperado, se agarraba desesperadamente a los símbolos de la victoria con Petail y Weygand (que en su calidad de ayudante del Mariscal Foch había quedado asociado al triunfo final de 1918). Ese mismo día la 1ª División Panzer llegó a Amiens, que había sido fuertemente bombardeada; un batallon del Regimiento Real de Sussex que la defendía será totalmente aniquilado. Las tropas de Guderian se harán con una cabeza de puente en el Somme, enviando a continuación a la 2ª division panzer a Abbeville, alcanzando unas pocas horas mas tarde uno de sus batallones blindados la costa del Canal de la Mancha. Hitler no podía creerlo, estaba loco de alegría y su OKH no podía ni decidir cual era el siguiente paso que debían dar. El fracaso de la contraofensiva británica en Arras (donde los franceses ni siquiera se presentaron, con la excepción de la caballería de Prioux), detenida no sin gran esfuerzo por la 7ª panzer de Rommel y de otra contra ofensiva francesa en Cambrai llevó a los aliados al borde del colapso. Pero también preocupo al Alto Mando Alemán, temeroso de que el vertiginoso avance de sus divisiones acorazadas se viese copado por un contraataque aliado que los separase de las rezagadas divisiones de infantería que los seguían con esfuerzo, a mucha distancia.
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Avance del ejército alemán del 16 al 21 de mayo de 1940 |
Boulogne comenzará a ser evacuado por la Royal Navy el 23 de Mayo. Calais aún resistía. Rundstedt y Hitler insistieron en que había que asegurar la zona antes de reanudar el avance y la retención de la 10.ª División Panzer en Boulogne y Calais supuso que Dunkerque no fuera capturada a espaldas de la BEF. El 23 de mayo, a última hora de la tarde, el Generaloberst von Kluge mandó que las trece divisiones alemanas se detuvieran junto a la que los británicos denominaban «línea del Canal», al oeste de lo que estaba convirtiéndose en la bolsa de Dunkerque. Con más de cincuenta kilómetros de longitud, dicha línea se extendía desde la costa hasta La Blassée, siguiendo el curso del río Aa y su canal a su paso por SaintOmer y Béthune. Los dos Panzerkorps de Kleist necesitaban urgentemente reparar y revisar sus vehículos ya que su Panzergruppe había perdido ya la mitad de sus fuerzas blindadas. En apenas tres semanas, seiscientos tanques habían sido destruidos o sufrido graves problemas mecánicos. El 24 de mayo por la noche, el Generaloberst von Brauchitsch, comandante en jefe del ejército alemán, con el respaldo del general Halder, dio la orden de seguir avanzando frente a la opinión de Rundstedt, apoyado por Hitler, que insistía en que debía esperarse a que llegara la infantería.
En Londres el gabinete de guerra, obligado por las circunstancias a afrontar el hecho de que el ejército francés no podía recuperarse de su trágico hundimiento, y viendo que Gran Bretaña se veía abocada a seguir la guerra en solitario, tenía que considerar las implicaciones de aquella nueva situación. Al enterarse de que los franceses ya no podían montar un ataque a través del Somme, Anthony Eden indicó a lord Gort la noche del 25 de mayo que la seguridad de la BEF debía ser la «consideración prioritaria». Así pues, el general tenía que replegar a sus hombres hacia la costa del Canal de la Mancha para proceder a la evacuación. Aquella misma noche, el vicealmirante Bertram Ramsay recibió en Dover la orden de poner en marcha la Operación Dinamo, esto es, la evacuación por mar de la Fuerza Expedicionaria Británica. En la mañana del domingo, 26 de mayo las tropas británicas se replegaban hacia Dunkerque en medio de una fuerte tormenta. Los franceses ya contemplaban la idea de perder París. Un documento preparado por los jefes de estado mayor, titulado «La estrategia británica ante una determinada eventualidad», una eufemismo para referirse a la rendición de Francia, contemplaba las repercusiones que tendría para Gran Bretaña luchar en solitario: se perdería prácticamente toda la BEF en Francia, el Almirantazgo no esperaba poder salvar a más de unos cuarenta y cinco mil hombres.
El alto de las divisiones blindadas alemanas había brindado al estado mayor de Gort la oportunidad de preparar un nuevo perímetro defensivo, basado en una línea de aldeas fortificadas mientras se replegaba el grueso de la BEF. Pero los comandantes franceses en Flandes montaron en cólera cuando descubrieron los planes de evacuación de los británicos. Gort dio por hecho que Londres había informado al general Weygand al mismo tiempo que él había recibido la orden de dirigirse a la costa. Asimismo, creía que los franceses habían recibido también instrucciones de embarcar, y su sorpresa y disgusto fueron enormes cuando se enteró de que no había sido así.
El 27 de Mayo, el ejercito alemán había conseguido abrir una gran brecha en el frente belga a orillas del Lys y el rey Leopoldo decidió que había llegado el momento de capitular; al día siguiente, presentó la rendición incondicional de Bélgica al VI Ejército alemán. El Generaloberst von Reichenau y su jefe de estado mayor, el Generalleutnant Friedrich Paulus, impusieron los términos de la paz en su cuartel general. La siguiente rendición que negociaría Paulus iba a ser la suya propia en Stalingrado tan solo tres años más tarde… Pero Gort, siguiendo los consejos del general Alan Brooke, había tomado las debidas precauciones colocando a sus tropas detrás de las líneas belgas para evitar que los alemanes pudieran abrirse paso por el flanco oriental, por la zona comprendida entre Ypres y Comines. Weygand, que ya había sido informado oficialmente de la decisión de los británicos de retirarse, montó en cólera y no cursó la orden de evacuación de sus unidades hasta el día siguiente, por lo que las tropas francesas llegaron a las playas bastante más tarde que las británicas.
Paradógicamente, con la victoria total al alcance de la mano, en este momento se invierten los papeles y serán los alemanes quienes comenzarán ahora a cometer una serie de garrafales errores. Como no quería agotar a las fuerzas blindadas que habían sido desplegadas, Hitler limitó su avance a Dunkerque. Debían detenerse en cuanto el puerto estuviera al alcance de sus regimientos de artillería. Aunque el bombardeo de la ciudad comenzó siendo muy intenso no logró impedir el desarrollo de la evacuación. Además, los bombarderos de la Luftwaffe que con frecuencia seguían despegando de bases en Alemania, no dispusieron de un apoyo efectivo por parte de sus cazas, viéndose a menudo interceptados por los escuadrones de Spitfire aliados que emprendían el vuelo desde unos aeródromos mucho más cercanos, como los de Kent. Por mucho que Göring se hubiera jactado de que iba a acabar con los británicos, lo cierto es que la Luftwaffe causó un número de bajas relativamente escaso en las fuerzas aliadas.
Cuando, tras la llegada de su infantería, los alemanes reiniciaron el avance, la férrea resistencia de las tropas francesas y británicas había logrado impedir que el enemigo rompiera la línea defensiva. Las fuerzas aliadas comenzaron una retirada angustiosa, temiendo en todo momento dar de bruces con una unidad enemiga. Como hemos indicado, la evacuación británica había comenzado el 19 de mayo, con el rescate de heridos y de los primeros soldados de la retaguardia, pero el grueso de la operación de rescate – Operación Dinamo – no empezó a desarrollarse hasta la noche del 26 de mayo de 1940. Después de que la BBC lanzara un llamamiento por radio, el Almirantazgo se puso en contacto con los propietarios de pequeñas embarcaciones —yates,barcas y lanchas motoras— que se habían ofrecido voluntarios para colaborar en la evacuación. Inicialmente debían reunirse frente a las costas de Sheerness aunque finalmente el lugar de encuentro sería frente a las costas de Ramsgate. Serán utilizadas unas seiscientas embarcaciones civiles en el curso de la Operación Dinamo.
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fuente:http://www.elmundo.es/cultura/cine/2017/07/19/596ce27d46163f405d8b45cd.html |
Pero para estos domingueros del mar, Dunkerque era fácil de identificar a gran distancia desde el mar por las enormes columnas de humo se elevaban hacia el cielo desde una ciudad en llamas atacada constantemente por los bombarderos alemanes.Todas las carreteras que conducían a la ciudad estaban atestadas de vehículos militares abandonados o destruidos. Tanto las tropas británicas como las francesas se dedicaban al pillaje dentro de la ciudad rodeada, reprochándose mutuamente los delitos cometidos, empeorando por momentos las relaciones entre ambos aliados. Las playas y el puerto se llenaron de tropas que formaban largas filas a la espera de poder embarcar; filas que desaparecían con los hombres corriendo en todas direcciones en cuanto los Stukas se lanzaban contra ellos. Los propios Stukas debían soportar un infernal fuego antiaéreo dirigido contra ellos por las baterías antiaéreas en la playa, ciudad, por el fuego desde los destructores en la costa, incluso por el fuego de fusilería. En medio de este pandemonio, muchos hombres sucumbían ante la fatiga de combate.
El 29 de mayo el Reichsmarschall Göring, presionado por Hitler, lanzó un gran ataque aéreo para impedir la evacuación: fueron hundidos o seriamente dañados diez destructores, así como otras muchas embarcaciones. Al Almirantazgo no le quedó mas remedio que ordenar la retirada de los destructores de la flota,vitales para la defensa del sur de Inglaterra; emprenderán viaje de regreso un día más tarde, una vez concluida la fase más intensa de la evacuación, llevándose cada uno a unos mil soldados. Ese mismo también se desarrollo una acción defensiva del perímetro del puerto por parte de los Granaderos de la Guardia de Coldstream y del Regimiento Real de Berkshire de la 3.ª División de Infantería, que consiguió detener un ataque alemán que, de haber sido triunfado habría puesto fin a las operaciones de evacuación. Las tropas francesas de la 68.ª División también seguirán resistiendo en el sector occidental y suroccidental del perímetro aunque las tensiones entre británicos y franceses no pararon de crecer por la prioridad que los británicos estaban dando al embarque de sus hombres.Los soldados británicos echaban a los franceses del muelle empujándolos al agua e incluso asaltaron una nave destinada a los franceses, mientras que los franceses que intentaban subir a bordo de un barco británico eran empujados al mar sin contemplaciones. Londres consideraba que como era casi segura la rendición de Francia, debían velar por sus propios intereses.
Desde Dunkerque aun el 30 de mayo contaban con que la mitad de la BEF se quedaría en Francia pero al día siguiente una variopinta flota, compuesta por navíos de la Marina Real británica y otras embarcaciones (minadores, yates, vapores de ruedas, remolcadores, botes salvavidas, barcos de pesca, embarcaciones de recreo, etc..) surgió ante los atónitos soldados que aguardaban. La prensa británica explotó posteriormente esta evacuación, en especial el papel de los «pequeños barcos de Dunkerque», de forma muy efectiva. Muchos de ellos eran embarcaciones particulares y de recreo, tales como pesqueros, yates y navíos comerciales como barcazas. Estos pequeños barcos, guiados por buques de la Royal Navy a través del canal desde el estuario del Támesis y Dover, ayudaron en la evacuación oficial actuando como transbordadores hacia y desde las grandes embarcaciones. Eran capaces de acercarse mucho mas a las aguas poco profundas, llevando soldados que hacían cola dentro del agua, muchos de ellos esperando durante horas con el agua hasta los hombros, a las grandes embarcaciones. Pero el que después pasaría a la Historia como «El milagro de Dunkerque» tendría que ver mas con el estado de la mar, en calma durante los días en los que se desarrollo la operación.
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Tanques y material abandonado por las tropas Británicas en su retirada de Dunkerque |
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Tanques y material abandonado por las tropas Británicas en su retirada de Dunkerque |
La mañana del 1 de junio, la retaguardia en Dunkerque, de la que formaba parte la 1.ª Brigada de la Guardia, se vio superada por una contundente ofensiva alemana en el canal de Bergues-Furnes. A partir de ese momento hubo se cancelaron las operaciones de evacuación diurnas por las importantes pérdidas sufridas por la Royal Navy, al hundimiento de un barco hospital y a las averías en otro. La noche del 3 de junio llegaron a Inglaterra las últimas naves desde Dunkerque; a bordo de una lancha motora, antes de abandonar la zona, el general Alexander recorrió arriba y abajo la zona de playa y el puerto para asegurarse de que no quedaba ningún soldado. Poco antes de la medianoche, el capitán Bill Tennant, el oficial naval que lo acompañaba, envió al almirante Ramsay en Dover un mensaje comunicando que se había concluido la operación. En lugar de los cuarenta y cinco mil soldados que el Almirantazgo había estimado, consiguieron evacuar a unos trescientos treinta y ocho mil efectivos aliados, de los cuales ciento noventa y tres mil eran británicos, y los demás franceses. Unos ochenta mil hombres, en su mayoría franceses, quedaron atrás. Las fuerzas polacas en Francia también fueron evacuadas a Inglaterra hecho que permitió a Goebbels denominarlas desdeñosamente «los turistas de Sikorski». Casi todos los tanques y vehículos motorizados que les quedaban, prácticamente toda su artillería y la inmensa mayoría de sus pertrechos fueron destruidos. Unos 40.000 soldados aliados serán capturados por las tropas alemanas.
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Tanques y material abandonado por las tropas francesas en su retirada de Dunkerque |
La pérdida de pertrechos en las playas de Dunkerque fue de una magnitud enormeme: el Ejército británico abandonó suficiente material como para equipar a unas 8 divisiones. Fueron abandonados en Francia, entre otras cosas, enormes depósitos de municiones, 880 cañones de campaña, 310 cañones de alto calibre, unos 500 cañones antiaéreos, unos 850 cañones antitanque, 11.000 ametralladoras, casi 700 tanques, 20.000 motocicletas y 45.000 automóviles y camiones. Los pertrechos del Ejército disponibles en el Reino Unido apenas eran suficientes para equipar a dos divisiones y se necesitaron meses para reabastecerlo adecuadamente. Algunas introducciones de nuevos equipos planificadas fueron detenidas, mientras los recursos industriales se concentraban en cubrir las pérdidas de Dunkerque. La escasez de vehículos militares fue tan severa después de la retirada que el Ejército tuvo que recuperar y restaurar autobuses obsoletos y de las chatarrerías para repararlos y emplearlos como transporte de tropas. Algunos de aquellos antiguos vehículos aún estaban en servicio en una fecha tan tardía como la campaña del norte de África de 1942.
Dunkerque supone la oportunidad perdida para Alemania de derrotar completamente al ejercito británico, tal como sucedió con el ejército francés. Gran Bretaña no solo estuvo a punto de perder a casi todos sus soldados entrenados sino que también, estuvo a punto de perder a todo el personal en servicio activo capaz de entrenar a nuevos reclutas y aún más grave hubieran sido las irreemplazables bajas en oficiales. Casi todos los oficiales británicos de alto rango que mas tarde combatirían contra Rommel en el Norte de África o que en junio de 1944 dirigirán la invasión de Normandía, incluyendo a Montgomery y a Alexander, habían sido cercados en Dunkerque. Alan Brooke que en mayo de 1940 había sido atrapado junto con el II Cuerpo de Ejército escribió posteriormente: “Es difícil imaginar como el ejército hubiera podido recuperarse del golpe si la BEF no hubiera vuelto de este país”. La mayor parte de los historiadores anglosajones asumen que sin el “milagro de Dunkerque”, el gobierno Churchill habría caído y con el, el Reino Unido habría llegado a un acuerdo con Alemania que no habría tenido que retrasar su ataque sobre la Unión Soviética ni tenido que desviar tropas hacia los Balcanes o hacia el Norte de África y por lo tanto, se podría haber concentrado completamente contra la URSS.
En 1960, se estableció una medalla conmemorativa de la Asociación Nacional Francesa de Veteranos del Sector Fortificado de Flandes y Dunkerque, en nombre del pueblo de Dunkerque. La medalla inicialmente era otorgada a los defensores franceses de Dunkerque, aunque en 1970 se decidió incluir a las fuerzas británicas que sirvieron en el sector y a sus fuerzas de rescate, incluyendo a los civiles voluntarios de los «pequeños barcos». El diseño de esta medalla de bronce patinado incluía las armas del pueblo, con la inscripción Dunkerque 1940 en el reverso.
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