Aunque a muchos les pueda parecer increíble, mucho antes de Hitler Alemania ya contaba con una larga y experta tradición de espionaje político a sus ciudadanos. Durante la revolución de 1848, el rey Luis I de Baviera autorizó el seguimiento de opositores políticos en las cervecerías locales. La Policía Política Prusiana o policía secreta (Preußische Geheimpolizei o PGP) se creó en noviembre de 1848, como respuesta a los disturbios y pugnas políticas que se originaron en los territorios alemanes durante la Revolución de 1848. Su función consistía en la vigilancia de la vida política y la persecución de la oposición, eliminando cualquier conducta considerada peligrosa para el mantenimiento del Estado prusiano, a través de la máxima de prevención del delito. El rey Federico Guillermo IV de Prusia nombró a Karl Ludwig Friedrich von Hinckeldey, hombre de su confianza, director general de policía, y este facilitó la creación de una sección policial para vigilar y neutralizar a los que apoyaron la revolución en Prusia (la PGP). Gracias a su cercanía al monarca Von Hinckeldey ostentó un gran poder lo que le permitió operar con casi total independencia del Ministerio del Interior prusiano con prácticas que en ocasiones se encontraban fuera de la legalidad vigente. En el ámbito nacional, la labor de la PGB consistió en recopilar información de los posibles agentes peligrosos para el Estado, contratar informadores, infiltrarse en grupos de presión, detener, eliminar y obtener información de los agentes subversivos, así como controlar la prensa y las organizaciones populares, o cualquier núcleo de poder más o menos organizado.
A luz de los acontecimientos convulsos tras el proceso revolucionario, la Geheimpolizei extendió sus actuaciones al ámbito internacional, sobre todo a núcleos de Londres y París, donde pensaban que se consumaban conspiraciones para derrocar a Prusia. Sus agentes se infiltraron en varios grupos sospechosos de alimentar las ideas revolucionarias o se hicieron pasar por exiliados políticos en busca de pistas sobre posibles sabotajes o conspiraciones. En definitiva, el gran logro de esta nueva sección policial fue el de mantener operativo un equipo de agentes con mucha experiencia. Hasta el momento, los investigadores no habían sido personal cualificado, sino meros aficionados o informadores puntuales. Por ello, cuando la Policía Política Prusiana contrató a antiguos miembros de la policía o la gendarmería para el cargo, el nivel de eficacia se disparó, sobre todo cuando la PGP no tuvo ninguna restricción ni control estatal para recabar información y eliminar la disidencia, dentro y fuera de sus fronteras. Cuando se creó el imperio alemán en 1871, el gigantesco estado de Prusia que abarcaba el 60% del territorio alemán (incluida la propia capital, Berlín), ya tenía su propia policía política (Politische Polizei), llamada Departamento V, bajo la dirección de Wilhelm Stieber que se hizo célebre como el «espía maestro» de Bismarck, siendo decisivo en los servicios de inteligencia alemanes, tanto nacionales como en el extranjero.
El fin de la Primera Guerra Mundial verá la derrota alemana y la caída de la monarquía prusiana del II Reich. En 1918, la compleja red de espías alemanes que Stieber había creado en el extranjero se vino abajo, pero el nuevo gobierno democrático de Weimar decidió mantener el cuerpo de la policía política, continuando la investigación por motivos políticos; ahora su labor se centraba en la defensa de una democracia frágil y poco consensuada como fue la República de Weimar, redoblándose los esfuerzos para neutralizar la oposición. Los objetivos fueron desde partidos monárquicos hasta las fuerzas de extrema izquierda. En 1925 la Policía Política Prusiana cambió su nombre pasando a conocerse como Departamento IA o simplemente Departamento I; subordinada a la policía estatal y bajo la dirección del Ministerio del Interior, expandió su jurisdicción paulatinamente. En 1930 contaba con mil agentes que operaban en cada uno de los cuarenta y cuatro distritos administrativos de Prusia y gran cantidad de recursos para el trabajo de campo. El grueso de esos agentes fue reclutado de la policía criminal normal. Sin embargo, la labor se orientó más a la búsqueda de información que a las detenciones reales. Hacia el final del periodo republicano los esfuerzos de la policía política, al igual que de otras organizaciones de inteligencia alemanas, se orientaron hacia seguimiento de las actividades de los comunistas, pero también a la vigilancia del Partido Nazi.
Aunque en la práctica no pudo destruir el partido, la policía política estuvo tras sus pasos e incluso llegó a infiltrarse en pequeños grupos locales vinculados al NSDAP. Inició un total de cuarenta mil procesos contra miembros del partido antes de 1933, hacía un seguimiento rutinario de los discursos y textos de todos los cabecillas nazis y se creó una comisión especial de inspección de partidos de extrema derecha, un tipo de organizaciones que proliferaron durante el período de la República de Weimar. Pero con el nombramiento como canciller de Franz von Papen el 20 de julio de 1932, cambiará radicalmente la manera en que la policía política de Prusia trate a los «enemigos del estado», convirtiéndose ahora los comunistas en el principal objetivo.
El 30 de enero de 1933 Göring será uno de los dos únicos nacionalsocialistas en ocupar una cartera ministerial en el primer gabinete de Hitler, siendo nombrado Ministro del Reich sin cartera, Reichskommissar para el Ministerio del Interior de Prusia y Reichskommissar para la aviación. Inmediatamente se hará con el control efectivo de toda la policía en ese territorio, el mayor Lander alemán. Tras la dimisión de Franz von Papen, Göring fue nombrado el 10 de abril de 1933 Ministro Presidente de Prusia. Será el primer responsable de la que sería la organización más temida de su tiempo: la Geheime Staatspolizei, más conocida como la Gestapo. Él fue el que puso en marcha el mecanismo de la lucha contra los enemigos del Estado en Prusia que cambió su organización por completo. Hay que recordar que en este momento, la policía alemana no estaba unificada bajo una dirección única, existiendo una gran cantidad de organizaciones policiales descentralizadas por todo el país. Prusia, como el mayor de los Lander alemanes, disponía de la mayor fuerza de policía, contando con cincuenta mil hombres que incluía el Departamento IA, la policía política. Precisamente este departamento había sido el gran artífice de la caza a los nazis durante el período de Weimar. La fuerza de esta institución era de sobra conocida para los nuevos mandatarios del Reich ya que muchos de los jerarcas del nuevo régimen nazi en Prusia habían pasado por sus despachos, interrogatorios, torturas o calabozos.
No se sabe a ciencia cierta si la idea de convertir la policía política prusiana en la policía secreta nacional que después fue la Gestapo fue de Diels o de Göring, pero la Sección 1A de la policía política prusiana contenía el núcleo de agentes que posteriormente se convertirán en la Gestapo prusiana. Göring sentía que los detectives criminales existentes podían asumir las labores más represivas que inmediatamente les fueron asignadas. Así, la nueva organización copió alguno de los métodos utilizados por la antigua Geheimpolizei, e incluso se valió de algunos de sus agentes e informadores. La independencia de las instituciones que tuvo la Gestapo bebió directamente de la PGP en tiempos de la monarquía, cuando no estaba sujeta a ningún control estatal. Sin embargo, la Gestapo, de la mano del nacionalsocialismo, fue más allá que cualquier otra organización similar en la historia, con excepción del sistema ruso, en la persecución y tortura de millones de personas
La primera tarea de Göring fue la purga de los antiguos policías, el 8 de febrero de 1933. Necesitaba personal afín para llevar a cabo sus planes. En solo unas horas se destituyeron más de la mitad de los comisarios que rápidamente fueron remplazados por personal leal reclutado entre las filas de las SA y las SS, principalmente. La purga no fue tan brutal como en otros departamentos porque, al parecer, muchos de los antiguos policías se ofrecieron directamente a sus nuevos jefes. Sin embargo, algunos fueron expulsados del cuerpo por antiguas rencillas con miembros del NSDAP o por cuestiones de índole política, sobre todo en los cargos más altos. Aunque se purgó la cúpula policial, nunca se llegó a producir una nazificación sistemática de la policía en Prusia. Solo 1.453 agentes de policía considerados «enemigos sospechosos» del régimen nazi fueron despedidos durante su primer año de gobierno, el 7,3% del total de los agentes. .
Rudolf Diels fue uno de los que más rápidamente entendió lo que los nuevos gobernantes esperaban de la labor policial. Bajo sus órdenes se creó el Departamento especial de «lucha contra el comunismo», núcleo fundamental de lo que sería más tarde la Gestapo. Se amplió el presupuesto y nuevos hombres de confianza entraron a formar parte de las filas de la policía política. Además, el 22 de febrero de 1933 se nombró a las SA y SS como policía auxiliar, aumentando de manera más que considerable sus efectivos. Diels había sido director de la sección IA en los últimos momentos de Weimar y había luchado contra los nazis y los comunistas por igual. Entendió que la llegada de los nazis al poder era irrefrenable y que la información sería su arma más valiosa. De este modo, se hizo con los expedientes personales, confidencias o inculpaciones de muchos de sus jefes, compañeros y miembros del NSDAP y en 1932 se los entregó a Göring cuando aún era únicamente presidente del Reichstag. Esta información fue una valiosísima arma para ambos en los momentos previos a la toma del poder y le situó, de paso, como mano derecha del nuevo responsable del interior prusiano y en jefe directo de la nueva policía política.
La contratación para los agentes de la policía política y posteriormente de la Gestapo se basaba en una experiencia relevante en la policía, y no estaba determinada por si la persona era miembro del Partido Nazi, las SS, el SD o las SA. Más tarde, Rudolf Diels recordaba que la mayoría de los agentes de la Gestapo originales eran antiguos funcionarios, no nazis por lo que hombres como Diels tuvieron grandes dificultades para tratar con las SA durante el primer año de gobierno nazi. Estas solían mostrar un extremo desprecio hacia los burócratas tradicionales y constantemente desobedecían las órdenes de operar dentro de alguna forma de proceso legal regulado. Al mismo tiempo que todo esto sucedía en Berlín, la toma del poder nacionalsocialista había originado en Baviera una rápida fusión de las SS con la Policía gracias a la entrada de Heinrich Himmler, Reichsführer SS, en la Dirección General de Policía de Munich como Polizeipräsident. En 1931 Himmler ya había creado la Sección 1C de las SS en Múnich, cuyo objetivo era recabar información secreta sobre los adversarios políticos, sobre todo los comunistas. Como jefe de esta sección, nombró a Reinhard Heydrich, de veintisiete años. En 1932, la Sección 1C cambió de nombre por Servicio de Seguridad (Sicherheitsdienst des Reichsführers-SD). El SD, como es conocido por sus siglas, fue creado como una organización con mucha más iniciativa que la Sección 1C (título tomado prestado del ejército alemán, donde los servicios de inteligencia eran responsabilidad de los oficiales 1C). El SD tenía como objetivo el seguimiento de los enemigos políticos y raciales, y su detención. Así, antes incluso de 1933 Himmler y Heydrich ya querían trasladar los principios elitistas de raza e ideológicos de las SS a las prácticas de trabajo y actividades de un nuevo cuerpo policial secreto nacional. Su empeño en dar con individuos leales, jóvenes y muy cualificados le permitió crear un fantástico equipo de individuos eficientes y comprometidos ideológicamente que compartían su idea de crear un aparato de seguridad policial centralizado y que estuviera bien relacionado entre sí.
Una semana después de su nombramiento como Polizeipräsident , Himmler recibirá el mando sobre la policía política de Baviera que inmediatamente puso al cargo de Heydrich. Ambos experimentaron en Baviera lo que más tarde trasladarían por todo el Reich. Himmler creó en el Ministerio un nuevo cargo denominado «Comisariado político de Baviera», mientras Heydrich empezaba a organizar la Policía política bávara (Po-Po-Ba) dotándola con agentes de su SD (el servicio de seguridad de las SS). A Heydrich le interesó, ante todo, disociar su Po-Po-Ba de la administración estatal. Hasta entonces, la Policía política había formado parte de la Dirección general, pero Heydrich cercenó diligentemente esos lazos administrativos. La Policía política se independizó y su jefe recibió el título de autoridad excepcional. El jefe SD comenzó por agrupar las secciones políticas y policiales en la Dirección general de Policía, así como los negociados políticos en las distintas comisarías y ciudades cercanas para subordinarlas a una sola central: la oficina del comandante político de policía, que estuvo también facultada para convocar a los agentes uniformados de Baviera y emplearlos como instrumento ejecutivo. Las atribuciones de esa Comandancia política concebida por Heydrich y Himmler cobraron todavía más amplitud e invadieron el terreno vedado de la Justicia: el comandante tuvo poder jurisdiccional sobre los campos de concentración, aquellas prisiones preventivas y provisionales que el ministro bávaro de la gobernación, el frenético Gauleiter Adolf Wagner, había hecho levantar para descongestionar las ahora abarrotadas cárceles del Estado.
Puesto que el decreto-ley promulgado por el presidente del Reich «para amparar al pueblo y al Estado» toleraba el arresto de cualquier ciudadano aunque sólo fuera sospechoso y su «internamiento temporal» en un campo de concentración, el amo de los KZ, Himmler, se encontró inesperadamente con un poder impresionante. Desde ese instante, nadie se atrevió a moderar su fanático afán de limpieza política. Aunque oficialmente estaba subordinado al ministro de la Gobernación y Gauleiter, Wagner, su doble función como Reichsführer SS y comandante político de Policía le permitieron soslayar a su eventual superior: el ministro Wagner pudo dar órdenes al comandante de Policía Himmler pero no al Reichsführer SS Himmler que, como director de una organización nacionalsocialista estaba por encima del Gauleiter Wagner; e inversamente, un superior dentro del Partido cual el jefe del Estado Mayor SA Roehm, cuyas cohortes perturbaban no poco el trabajo de la Policía política, tuvo autoridad sobre el Reichsführer SS, pero no sobre el comandante político de la Policía afecto a la jurisdicción estatal.
Rápidamente, las SS extendieron sus tentáculos por el Reich, pues todavía estaban sin mando 16 comandancias regionales, pero el tiempo apremiaba, ya que Goering había fundado ya en Prusia otra Policía política, la Gestapo, cuya estructura se asemejaba al «mecanismo Himmler-Heydrich», desligada de la Administración, sometida a un solo hombre, independiente de Estado y Partido. Himmler deseaba centralizar la Policía del Reich, hasta ese momento dispersa en cada estado. En esta tarea conseguirá la ayuda del Ministro del Interior del Reich, Wilhelm Frick que se confabuló con este permitiéndole asaltar una comandancia tras otra. Wilhelm Frick, Ministro del Interior desde el primer gabinete de Hitler, había dirigido la policía de seguridad de Múnich, y participado en el fallido Putsch de Múnich de 1923. De mentalidad conservadora, Frick quería convertir los cuerpos policiales independientes existentes en un cuerpo policial criminal centralizado, que seguiría siendo profesional y nacional. Frick sabía que no sería tarea fácil crear un cuerpo nacional de policía debido al sistema federal de estados gobernados de forma independiente (Länder). Cada estado federal tenía su propio cuerpo policial, que incluía un pequeño número de agentes que se encargaba de la vigilancia política.
Hitler quería que las SA actuaran como una fuerza de lucha en la calle para intimidar a sus adversarios políticos, sobre todo durante las concentraciones y las campañas electorales. Pero Röhm tenía sus propias ambiciones, quería crear un cuerpo de policía secreto estatal nazificado a partir de los miembros de las SA. En marzo de 1932 tuvo lugar una importante reunión para comentar la propuesta de crear un cuerpo de policía secreto nazi en el piso de Röhm en la Goetheplatz de Múnich. Los asistentes fueron Joseph Goebbels, jefe de la propaganda nazi, Rudolf Hess, el secretario de Hitler, y Heinrich Himmler, jefe de las SS y el SD. Se acordó que la policía secreta de un régimen nazi debería ser una organización nazi, controlada por las SS de Himmler, que trabajaría en estrecha colaboración con la maquinaria del partido, incluidas las SA. Tras aquella reunión el papel de las SA en el aparato de seguridad de un futuro estado nazi quedó mal definido pero eso no era un problema ya que Röhm nunca se sentía vinculado por las decisiones que tomaba. Pero si un día puede definirse como decisivo para la creación de la Gestapo, sin duda fue el 27 de febrero de 1933: el del incendio del Reichstag, el parlamento alemán. Al día siguiente, el gobierno de Hitler promulgó el Decreto del Incendio del Reichstag (también conocidos como los Decretos de Emergencia) redactado por Wilhelm Frick, que reducía “en aras de la protección del pueblo y el estado” todas las libertades civiles garantizadas por la Constitución de Weimar. A partir de entonces, todos los enemigos del pueblo podían ser detenidos y sometidos a la “custodia preventiva”. Así se puso fin al derecho que tenía una persona detenida a ser puesta en libertad o llevada ante un tribunal y acusada en veinticuatro horas. En lo sucesivo una persona podía ser detenida sin cargos y no había defensa legal posible. Los derechos básicos consagrados en la Constitución de Weimar quedaron anulados.
Ese mismo año la policía civil introdujo la nueva categoría de “custodia preventiva” para detener a “criminales de carrera” sin juicio. La custodia preventiva fue una figura capital en la historia de la Gestapo y conviene detenerse un momento aquí. Era una actuación practicada por la Gestapo habitualmente que consistió en la potestad de detener “de manera preventiva” a cualquier ciudadano sin que existiese delito o ni tan siquiera indicio firme de él. Además el reo debía firmarla por sí mismo, dando su consentimiento. Fue una forma de «persuasión e intimidación» de posibles opositores que no contó con una legislación concreta, lo que supuso carencia de derechos para los detenidos y que el encarcelamiento se alargara en el tiempo indefinidamente sin imputación de cargo alguno ni juicio. El sistema legal alemán siguió existiendo durante la época nazi, pero paralelamente actuaban los “tribunales especiales” de reciente creación, instaurados en 1933 en estados individuales, que se ocupaban en exclusiva de los delitos políticos. En julio de 1934 se creó el Tribunal del Pueblo para tratar los casos políticos más graves, como la alta traición. Dichos tribunales ofrecían una justicia rápida, donde muchos casos se trataban durante una sola mañana o tarde. Pero además de la concesión de poder a la Gestapo para utilizar la custodia preventiva, el Decreto del Incendio del Reichstag imponía límites a la independencia de la jurisdicción de todos los estados federales alemanes y permitía que el gobierno central hiciera nombramientos dentro de los cuerpos jurídicos y policiales de todo el país. Fue un avance de una enorme importancia, pues allanaba el camino para la creación de un cuerpo policial político nacional. Los Decretos de Emergencia suspendieron los derechos civiles de los ciudadanos, iniciaron la promulgación de leyes sin paso por el Parlamento y supusieron la centralización de las autonomías en el gobierno central, constituyendo un Estado sin derecho o Unrechtsstaat. La emergencia fue permanente desde 1933 hasta el desmantelamiento del Reich en 1945.
Dos meses después del incendio del Reichstag y con la transición de la policía política prusiana muy adelantada se promulgó el decreto de creación de la Gestapo. Así, la Geheime Staatspolizei, la Policía Secreta del Estado o Gestapo (por su abreviación) fue creada oficialmente por la primera Ley de la Gestapo, promulgada por Göring el 26 de abril de 1933, que definió su función así: ”Su cometido es investigar las actividades políticas en todo el estado que constituyan un peligro para el estado, así como recopilar y evaluar los resultados de dichas indagaciones». Con la publicación del decreto de reorganización de la policía se creaba la Oficina de la Policía secreta del Estado en Berlín (Geheime Staatspolizeizamt o Gestapa), inmediata antecesora de la Gerstapo. La diferencia estriba únicamente en el nombre, ya que por Gestapa, se entiende la Policía Política del Estado circunscrita al Estado de Prusia. Pasará a denominarse Gestapo una vez se convierta en una organización nacional en 1934. Así pués, inicialmente su alcance se limitaba a Prusia, con la misión especial de ocuparse en exclusiva de los adversarios políticos del régimen nazi. Göring había disociado las secciones especiales políticas, la Policía política (represión de la alta traición) y la Policía judicial (lucha contra los delitos públicos) de la Kripo para componer con ellas una nueva organización, la Policía secreta gubernativa.Inicialmente, los casos políticos habían incumbido a la Dirección de Policía criminal prusiana (LKPA), que mantenía los llamados departamentos la cada comisaría, donde funcionaban cual órganos informativos de la Policía política por conducto de la central berlinesa. Todas esas células policiales, articulaciones de la Administración general de Policía, estaban subordinadas directamente a los gobernadores civiles. Goering introdujo ahora reformas radicales. En abril de 1933, la Dirección de Policía criminal fue sustituida por la Dirección de Policía secreta gubernativa, denominada Gestapa, que hizo concurrir en un solo tronco las ramificaciones de policía política; la Policía política propiamente dicha, germen de la Gestapo, se transformó en departamento III dentro de la Gestapa, y la Policía judicial en departamento IV. A éstos se agregaron un tercero y un cuarto, el I (organización y administración) y el II (asesoría jurídica). Inmediatamente se abrieron oficinas regionales por toda Prusia. Será Rudolf Diels quien establezca su nueva sede central en el número 8 de la Prinz Albrecht Strasse en Berlín (allí tuvo su centro neurálgico la Gestapo desde mayo de 1933 hasta 1945) y quien se encargue de la administración diaria de la organización con el título de inspector de la policía secreta estatal.
Al mismo tiempo que se producían estos cambios en Prusia, el jefe de las SS Himmler y su ambicioso protegido Heydrich iniciaban desde Baviera, tal como indicamos anteriormente, la unificación de todos los cuerpos de policía política dentro de los estados federales bajo el control de las SS. Entre septiembre de 1933 y enero de 1934 continuó implacable asumiendo el control de todos los cuerpos de la policía política de los estados alemanes. Tras Baviera, caerán Hamburgo, Lübeck y Mecklemburgo-Schwerin, luego llegaron Anhalt, Baden, Bremen, Hessen, Turingia y Wurttembergo. En enero de 1934, Brunswick, Oldenburgo y Sajonia se encontraban bajo la jurisdicción de Himmler. Solo quedaban por conquistar el gigantesco estado de Prusia, el premio gordo, y los dos pequeños enclaves de Lippe y Schaumburg-Lippe. A los pocos meses de la llegada al poder de los nacionalsocialistas ya existía un gran entramado político-policial en las dos zonas más importantes de Alemania y al mando de dos importantes nazis: Göring y Himmler, ambos con intereses enfrentados. Las tensiones por el control de la policía del Reich eran frecuentes en la cúpula nazi. Los excesos de Diels, sobre todo con el alcohol, las fiestas y las mujeres, eran públicos pero además (y esto era lo verdaderamente peligroso para él) había osado enfrentarse a las SA y las SS y acusarlas de varios crímenes en sus campos de concentración, ganando algunas batallas. Las SS de Berlín consideraban a Diels un burócrata conservador y un reaccionario. Circulaban todo tipo de rumores acerca de su lealtad.
En octubre de 1933, una brigada de las SS hizo una redada en su domicilio en un intento de desacreditarlo. No estaba en casa en el momento del asalto y encerraron a su esposa en un dormitorio mientras las SS buscaban pruebas incriminatorias. Esta lo llamó desde el teléfono del dormitorio y Diels llegó rápidamente a su casa acompañado por un gran número de agentes de la Gestapo, que detuvieron a los hombres de las SS. Göring reaccionó a la presión de las SS ordenando el arresto domiciliario de su propio segundo al mando pero este, que para entonces estaba paranoico y aterrorizado por todas las intrigas que se producían alrededor, dimitió y huyó a Karlsbad, Checoslovaquia, temiendo por su vida. En realidad, Göring solo pretendía darle un nuevo destino, probablemente fuera de Berlín, para acallar el conflicto dentro de la recién creada Gestapo. Sustituyó a Diels por Paul Hinkler, un nazi leal pero inepto, bebedor y con poca experiencia administrativa. Fue un desastre; el pobre Hinkler estaba tan perdido que solo duró un mes en el puesto. Göring se percató demasiado tarde del engaño, de que los responsables de todo este lio eran sus enemigos en las SS y las SA y envió una carta al exiliado Diels suplicándole que regresara. Diels regreso y asumió nuevamente el mando con más ganas que nunca de deshacerse de sus enemigos públicos.
Y Göring actuó ahora con rapidez para frustrar los esfuerzos de sus enemigos; aunque era el responsable de la policía política prusiana, sin embargo el entramado institucional legado por la República de Weimar situaba bajo control jerárquico al que Göring debía someter sus decisiones y responsabilidad al ministro del Interior del Reich, Wilhelm Frick. Para mantener a la Gestapo bajo su control total, el 30 de noviembre de 1933 promulgará otro decreto, conocido como Segunda Ley de la Gestapo, en virtud del cual la organización quedaba fuera del control del Ministerio del Interior prusiano, y la situaba bajo su jurisdicción personal como Primer Ministro de Prusia. Las Direcciones provinciales LKPA debieron retirarse ante los nuevos cargos de la Policía gubernativa que siguieron subordinados a los gobernadores civiles, pero sólo oficialmente. La Gestapo pretendió ser, a fines de 1933, una organización representativa y autónoma, es decir, independiente de la Administración interna y responsable únicamente ante el ministro presidente. Cierto párrafo en los Estatutos de la Gestapo prusiana, publicados el 30 de noviembre de 1933, determinó expresamente que el jefe de un negociado de la Gestapo debía atender a los “ruegos” eventuales del gobernador civil mientras éstos fuesen compatibles con las instrucciones o directrices de la Policía secreta gubernativa. Ahora no estaba sometida a ninguna restricción que no emanara de la Göring o del mismísimo Führer. El decreto de noviembre supuso la ampliación de la jurisdicción de la Gestapo: la policía local y regional quedaba bajo sus estrictas órdenes como policía auxiliar siguiendo las instrucciones concretas que emanaba la central en Berlín. Además, todo lo que pudiese ser un acto “político” quedaba bajo su jurisdicción. Cualquier supuesto enemigo de la Patria debía ser investigado por la Gestapo o cualquier situación que la organización supusiese peligrosa tendría que ser investigada a través de una acción preventiva. La Administración interna quedó desprovista de toda jurisdicción sobre la Policía política: el 1.° de abril de 1934, se prohibió a las autoridades estatales de Policía que siguiesen manteniendo departamentos políticos. Y si se considera que el decreto- ley presidencial promulgado el 28 de febrero de 1933 para la protección del pueblo y del Estado derogó todos los derechos fundamentales y, con ello, permitió a la Policía practicar registros domiciliarios, confiscar propiedades, interceptar conversaciones telefónicas o abrir cartas sin mandato judicial, resulta difícil imaginar una Policía más poderosa que la Gestapo de Goering.
Aunque Röhm y sus SA nunca habían sido un rival serio a tener en cuenta en esta lucha por el control de la policía alemana, Himmler y Göring aparcaron sus diferencias para eliminar a las molestas SA. Con su desaparición de la escena política el 30 de junio de 1934 en la purga conocida como Nacht der langen messer, o noche de los cuchillos largos, la vertiente izquierdista del NSDAP será desarticulada y la Gestapo y las SS pudieron alcanzar cotas más altas de poder al hacerse cargo de varias de las atribuciones que tuvieron en otro tiempo las SA. Como parte de este acuerdo entre Himmler y Göring, Diels volvió a ser destituido de su cargo cerrando así la primera etapa de la Gestapo y en su lugar se colocó a Himmler como jefe delegado de la Gestapo. Con este nombramiento de 20 de abril de 1934, Himmler se hacía con el poder efectivo de todas las policías políticas del Reich. La decisión de imponer a Himmler como jefe directo de la Gestapo emanó del mismísimo Hitler (que raramente intervenía en las luchas fratricidas de sus sátrapas) impresionado por su labor al frente de las SS, labor que quedó reconocida al cedérsele el control personal de la Gestapo por encima de la figura de Göring, que permaneció hasta 1936 como jefe nominal de la Gestapo pero sin ningún poder efectivo. Así la Gestapo quedaba implantada por fin en toda Alemania. Una derrota agridulce para Göring, que a cambio pasó a ser comandante en jefe de la nueva Luftwaffe. Bajo su mando se aunaba ahora toda la policía de Alemania, lo que contribuyó a la unificación de las SS y la policía y a la jerarquización de la Gestapo a las autoridades del Reich.
Himmler desconfió cada día más de sus posibles rivales y, no obstante, jamás incluyó a su jefe SD entre los hombres que podrían hacer peligrar su puesto, pues el Reichsführer vio en Heydrich una naturaleza que tal vez conviniera a un chequista, pero no a un político ambicioso. Heydrich despreciaba a Himmler, a quien ridiculizaba en privado pero ante quien se comportaba servil como un lacayo en público. Idolatró el poder como tal, personificó la tecnología aplicada a una anodina razón de Estado y manifestó constantemente el recelo del déspota que le valió un apodo bastante significativo: «inspirador de sospechas». Heydrich no despreció a los judíos, éstos sólo fueron para él la meta de un itinerario proyectado técnicamente, personajes sin alma en una «operación de limpieza» escenificada con inconcebible crueldad por el Estado. Fue hasta su muerte un técnico del poder y un apóstol de la eficiencia. Su mera aparición en un lugar hacía dispersarse a todos los presentes. En torno suyo reinaba un ambiente glacial sin amistades ni acólitos leales siquiera. El comandante de la Leibstandarte SS Adolf Hitler,la guardia de corps de Hitler, Joseph “Sepp” Dietrich, comentó tras conocer la muerte de Heydrich (resumiendo lo que pensaban sobre él muchos miembros de las SS) “¡Por fin reventó la cerda; gracias a Dios!”. Pero ambos se necesitban; sin Himmler, sólidamente encajado en la jerarquía nacionalsocialista, el codicioso Heydrich vería cerrado su camino hacia arriba, y sin la dinámica perspicacia de Heydrich el pequeño burgués Himmler no sabría cómo atravesar la maraña de potentados nacionalsocialistas.
Los cambios implantados por Himmler no se hicieron esperar. Heydrich ocupó el cargo de jefe de la Oficina de la Gestapo el 22 de abril de 1934 y Heinrich Müller fue nombrado su ayudante. La figura de Müller fue un gran descubrimiento: su obsesión por la eficacia fue decisiva para el nuevo rumbo que tomó la Gestapo. Era además tremendamente estricto en el cumplimiento de sus objetivos y, lo que fue más importante, su ansia de poder no tenía límites. La policía política de Heydrich se diferenciaba de sus predecesores en un punto esencial: según los sistemas anteriores, la Policía se había contentado con atrapar in fraganti a los enemigos del Estado o atacar cuando se concretaba el peligro; por el contrario, la Policía de Heydrich debería seguir la pista al adversario y arremeter contra él antes de que se le ocurriera oponerse, por no hablar ya de hacer resistencia. Debía abarcar toda manifestación social del país. Los hombres de su SD ocuparían los puestos clave de la nueva Policía política y esa Policía especial se expandiría desde los dispositivos básicos de la administración interna para unificar la Policía ordinaria con las SS, formando un cuerpo preventivo del Estado.
Heinrich Müller, hombre corpulento y terco cuyos rasgos delataban su origen campesino, empleado desde 1919, en la Dirección general de Policía (Munich), era famoso como el más torvo anticomunista de la brigada criminal bávara. En los tiempos de Weimar, el Departamento político de lá Dirección general le confió la sección especializada «Comunismo». En lugar del cese, Müller y los miembros de la brigada criminal bávaros recibieron una promoción inesperada: todos ellos fueron destinados al SD, se cosieron ciertamente el rombo SD en la manga, pero aportaron, al mismo tiempo, una animadversión contra el SD que impidió hasta el fin del III Reich la proyectada anexión de la Gestapo al SD.
En Berlín hubo un grupo similar a la brigada criminal de Munich cuyo capitán, el consejero gubernamental Arthur Nebe, pudo codearse como técnico y oportunista con el bávaro Müller. Nebe, hijo de un modesto maestro berlinés, nacido el año 1894, ex teniente de Ingenieros y miembro de la brigada criminal de Berlín desde 1920, apartó siempre sin conmiseración todo cuanto se interpuso en su marcha hacia las alturas. Nebe fue nombrado miembro patrocinador de las SS, ingresó, además, en la SA y se hizo trasladar a la Gestapo, donde asumió la dirección de lo ejecutivo (departamento III de la Gestapo). Junto a los dos equipos de criminalistas de Munich y Berlín, Heydrich atrajo a un tercer grupo de hábiles peritos, funcionarios y juristas de toda Alemania.
Los departamentos de la Gestapa fueron agrupados en tres divisiones principales: mientras Nebe, como nuevo jefe de la LKPA, se reponía tras su fatigosa temporada en la Gestapo (no cayó nuevamente bajo la jurisdicción de Heydrich hasta 1936), el Obersturmbannführer SS Best dirigió la División I (administración y asesoría jurídica) desde la primavera de 1935 y luego, como sucesor del Standartenführer SS doctor Günther Patschowsky, destituido a instancias de la Wehrmacht, la división III (Policía judicial). Se dio absoluta prioridad a la lucha contra los llamados enemigos del Estado. La brigada de la policía bávara de Heydrich constituyó la Gestapo propiamente dicha. El Untersturmführer SS Flesch se hizo cargo de la división II, asignando a sus hombres los más importantes de los seis departamentos que compusieron, en principio, esa división:
-. Heinrich Müller se ocupó del Departamento “Marxismo”: la vigilancia y represión de los Partidos ilegales comunista y socialista.
-. Franz Josef Huber dirigió el departamento de “reacción, oposición derechista e Iglesia”: coya misión era la observación permanente de toda actividad antiestatal en instituciones ajenas al nacionalsocialismo, desde la Iglesia católica hasta los Cascos de Acero nacionalistas.
-. Josef Meisinger estará al frente del departamento “NSDAP, Expulsiones, y Escándalos raciales”: responsable deñ desenmascaramiento de los elementos antihitlerianos en el Partido, homosexuales, casos de aborto criminal y atentados contra la prohibición de relaciones íntimas entre arios y judíos.
-. El doctor Rhode administró el departamento de economía: vigilancia de sociedades legales y empresas mercantiles, incluyendo el Frente alemán del Trabajo
-. El magistrado del ministerio público Tesmer formará el departamento responsable de los arrestos preventivos e ingresos en campos de concentración.
-. El consejero gubernamental doctor Harl Hasselbacher se ocupó del departamento de masonería y sectas religiosas, responsable de la investigación de corrientes contrarias al nacionalsocialismo en comunidades religiosas seglares y represión de las logias masónicas.
Todo presunto adversario del Régimen será clasificado mediante un ingenioso sistema de listas y ficheros. La Gestapa de Berlín y sus delegaciones provinciales manipularon un llamado Fichero-A, donde quedaron catalogados en tres grupos todos los enemigos peligrosos del Estado según su propio concepto: al grupo A-l, reconocible por un guión rojo en el ángulo superior izquierdo de cada ficha, pertenecieron los adversarios del régimen que ya habían sido apresados por haber iniciado clandestinamente una movilización general; en el grupo A-2 (guión azul) quedaron incluidas las personas que deberían ser arrestadas cuando se proclamase esa movilización; y el grupo A-3 (guión verde) lo compusieron aquellos ciudadanos que, aun sin representar un peligro inmediato para la seguridad nacional, “entrañarían tal peligrosidad política en tiempos de prueba”, según rezaba una orden de Heydrich, y que deberían ser detenidos o sometidos a una vigilancia especial. Un segundo guion en el ángulo derecho de la ficha caracterizó al enemigo del Estado: bermellón al comunista, color amapola al “marxista”, pardo rojizo al “anarquista” y violeta al “derrotista”. Cada primero de abril y de octubre los expertos debían verificar si esa caracterización conservaba su vigencia.
Una vigilancia tan concienzuda de lo que entendía la Gestapo por enemigos del Estado requería de una expansión incesante de las sus funciones y sus poderes atribuidos. En 1933, su presupuesto anual se elevó a un millón de marcos del Reich, y en 1937 el Estado le asignó 40 millones como tope mínimo. También se aumentó el número de cargos de la Gestapo en cada área gubernamental, y los puestos directivos Gestapo (existentes en 1937) fueron equiparados al de un gobernador civil o un presidente de Gobierno regional. Sus agentes invadieron progresivamente el terreno del espionaje y contraespionaje militar. Asimismo, las fronteras nacionales cayeron poco a poco bajo el control de la Gestapo. Las comisarías fronterizas, hasta entonces administradas por la Policía criminal regional, pasaron al dominio de la Policía secreta gubernativa como negociados especiales en el Servicio exterior de la Gestapo. Más tarde, ésta creó su propia Policía fronteriza que, en lugar de vigilar la frontera desempeñó funciones exclusivamente policiales y gubernativas, tales como seguir el rastro a enemigos del Régimen y cazar traidores; por ello quedó subordinada al negociado G de la división Gestapa III, es decir, al Servicio secreto.
Pero cuanto más amenazador e inquietante se hacía el poder de la Gestapo, mayor era también el número de sus adversarios. Juristas y autoridades administrativas intentaron detener el avance arro llador de la Gestapo; arrebatarle su arma predilecta: el campo de concentración. Muchos abogados denunciaron incontables delitos y abusos en los KZ (campos de concentración o konzentrationslager). El ministerio público adujo que los Tribunales «tenían el deber de esclarecer tales hechos por la vía sumaria sin tomar en consideración quién o quiénes pudieran estar complicados», según reza un oficio dirigido el 2 de junio de 1933 al Ministerio bávaro de Justicia; La fiscalía levantó acta repetidas veces de los crímenes perpetrados en Dachau. El 1.° de junio de 1933 presentó una denuncia contra el comandante del KZ, Oberführer SS Hilmar Waekkerle, el médico del campo doctor Nuernbergk, y el secretario de la dirección Mutzbauer, por encubrimiento de asesinato. Himmler tuvo que desentenderse de su comandante KZ, pero él y Heydrich se opusieron con más violencia a todas las tentativas del fiscal para dar forma procesal a los demás casos. Ambos se pusieron al habla con el ministro de la Gobernación, Wagner, y le indujeron a proponer en el Gabinete que se suspendieran por “razones políticas de Estado” los sumarios contra los delincuentes KZ. El Gabinete bávaro rechazó por mayoría la propuesta de Wagner; Himmler logró parar los pies a la peligrosa fiscalía mediante un astuto movimiento. Primero propuso el ingreso en las SS del procurador general doctor Walter Stepp (nacionalsocialista convencido), líder de los opositores a Dachau como Hauptsturmführer SS, asegurándole que como mejor podría poner remedio a las anomalías de Dachau era desde dentro; un año después Stepp era subdirector de la Po-Po-Ba. El principal anatematizador de la Po-Po-Ba se convertía así en funcionario suyo. Pero no todos los juristas no se dejaron intimidar. Hacia principios de 1935, el procurador general de Sajonia doctor Walther denunció al jefe del KZ de Hohnstein, un militante SA, por brutalidades cometidas contra los prisioneros, en las que también estaba complicada la Gestapo; Walther se preparó también para procesar por separado al funcionario responsable de la Gestapo, consejero de Estado Erich Vogel. Cuando se dictaron condenas de varios años contra los verdugos KZ intervino el mismisimo Gauleiter de Sajonia, Mutschmann, y exigió al Tribunal la absolución general. Pero el ministro de Justicia del Reich, doctor Franz Giirtner formuló una protesta: “Esa crueldad que recuerda mucho el sadismo oriental no puede tener justificación ni disculpa ni en los momentos más amargos de lucha.” Así, pues, el Tribunal confirmó sus sentencias, pero la venganza de los nazis no se hizo esperar. Los jurados de ambos tribunales fueron expulsados del Partido y el procurador general tuvo que abandonar las SA. Entonces medió el árbitro supremo: Hitler indultó a los reos y sobreseyó la causa seguida contra Vogel, el funcionario de la Gestapo.
El 10 de febrero de 1936 se da el paso final para la nacionalización y centralización de la Gestapo a través de la Ley básica de la Geheime Staatspolizei, promulgada por Göring como ministro-presidente de Prusia y Frick como ministro de Interior del Reich. Ahora la Gestapo ya no estaba sujeta a ningún tribunal ordinario que pudiera juzgar sus actuaciones y su potestad para dirigir los campos de concentración. A partir de este momento, la organización tiene potestad para establecer medidas para todo el territorio que abarca el Reich. Para terminar con la multitud de denominaciones con las que se nombraban los diferentes cuerpos de la policía política en todo el ámbito nacional, Himmler emitió una circular en agosto de 1936 decretando que todas las policías políticas de las provincias que compusieran el Reich se denominarían Geheime Staatspolizei, y además en septiembre de ese año la estructura quedaba bajo las órdenes del cuartel general de Berlín. Con esta maniobra la Gestapo quedaba centralizada y unificada bajo un único mando.
El 17 de junio de 1936 Hitler firmará el decretó de unificación de todas las fuerzas policiales en el Reich, nombrando a Heinrich Himmler jefe de la Policía Alemana, bajo el título oficial de Reichsführer SS und Chef der Deutschen Polizei. También suponía la primera policía alemana unificada en toda su historia. Aunque Himmler todavía estaba nominalmente subordinado a Frick y al Ministerio de Interior del Reich, en la práctica la policía había caído bajo la influencia de las SS ya no estaría nunca más bajo el control de Frick. Este movimiento dio a Himmler el control operacional sobre toda la fuerza policial de Alemania y la autoridad total sobre las fuerzas uniformadas de policía, que en junio de 1936 fueron agrupadas en la nueva Ordnungspolizei (OrPo), bajo la dirección de Kurt Daluege. Como jefe absoluto de la Policía alemana creó dos nuevas Direcciones generales bajo su mando inmediato denominadas centrales:
-. La Policía de seguridad (Sipo o Sicherheitspolizei ), en la que se agruparon la Policía secreta gubernativa (Gestapo) y la Policía criminal (KriPo o Kriminalpolizei) a las órdenes del Gruppenführer SS Reinhard Heydrich que delegará el mando de la Gestapo en este momento en Heinrich Müller.
-. La Ordnungspolizei (OrPo): las fuerzas de orden público integradas por agentes de seguridad, gendarmería y guardia municipal, bajo la dirección del Obergruppenführer SS y general de policía Daluege.
La integración de los diferentes cuerpos policiales hizo que las tareas se diversificaran y especializaran; la Gestapo se encargará de aplastar toda la disidencia, en primer lugar de los enemigos políticos y más tarde de cualquiera que según el criterio nacionalsocialista fuese un enemigo de Alemania. Con la introducción de las nuevas medidas de organización y reconfiguración de las fuerzas policiales, la Gestapo obtuvo métodos de actuación más eficaces. La integración de los diferentes cuerpos policiales hizo que las tareas se diversificaran y especializaran y la Gestapo quedaba como garante de la ejecución de la limpieza en Alemania de todas las «impurezas» que la lastraban: raciales, culturales, sociales y políticas.
Himmler también procedió a una renovación de personal de la Gestapo, ya que el Reichsführer SS tenía una perspectiva muy diferente a la de Göring a la hora de reclutar personal. Así, mientras Göring se había servido de viejos policías de oficio que ya engrosaban las filas de la policía en la etapa republicana y conocían bien su territorio, Himmler introdujo universitarios, sobre todo, de clase media: licenciados en cualquier especialidad, sobre todo abogados, que simpatizaban con el nuevo Régimen y vieron en la Gestapo una salida profesional excelente por los buenos sueldos que se conseguían; jóvenes, que buscaron el funcionariado como carrera. No eran hombres inestables, psicópatas o sociópatas sino hombres y mujeres corrientes que tras imbuirse de la doctrina nacionalsocialista cometieron los actos más atroces. La presencia de las mujeres en puestos de campo fue casi inexistente. Estos nuevos agentes cambiaron por completo el modo de trabajar de la Gestapo, pasando de una rudimentaria sección política de la policía a una implacable y súperburocratizada maquinaria.
Los delitos perseguidos fueron numerosos al igual que lo serán las formas de represión que utilizaron contra ellos. Inicialmente la acción represiva se centró en la oposición política valiéndose de infiltrados, listas de afiliación a partidos políticos, sindicatos u otras organizaciones declaradas ilegales. Posteriormente la represión se focalizó en los enemigos de la nación alemana, es decir, los descontentos con el régimen primero y posteriormente con la guerra, además de las actuaciones especiales dentro y fuera de las fronteras del Reich. En la persecución de delitos, la policía política se sirvió de investigaciones propias, de denuncias de organizaciones nazis y de denuncias de terceros sobre cualquier conducta sospechosa. Respecto a la acción preventiva, como comentamos la Gestapo contaba con un arma poderosa para enfrentarse a sus enemigos que resultará fundamental: la Schutzhaft o “custodia preventiva”. Implantada tras el incendio del Reichstag en 1933 nunca será derogada. En 1938 se decidió que las actuaciones de la Gestapo quedaban también al margen de los tribunales administrativos y la custodia preventiva paso de los tres meses de reclusión ser a indefinida.
La llamada a la puerta por parte de la Gestapo despertaba automáticamente el terror más absoluto. Heydrich mismo diría que la Gestapo había sido concebida como “una máquina generadora de pavor”; su terrible reputación fue promovida deliberadamente porque sin la fama de omnisciente e inexorable, la Policía secreta gubernativa no habría podido ser jamás la principal arma disuasiva del caudillaje dictatorial ni ahogar todo brote de oposición contra el Régimen. Contra la opinión extendida, hay que subrayar que la Gestapo era una organización muy pequeña en lo referente a su plantilla de agentes de campo. En 1933 tenía solamente 1000 oficiales que llegaron a 6.700 en 1937 y alcanzaron un máximo de 15.000 durante la Segunda Guerra Mundial, en plena expansión alemana a lo largo y ancho de Europa. En las principales ciudades había un pequeño número de oficiales. Por ejemplo, en Düsseldorf, con una población de 500.000 habitantes había sólo 126 oficiales de la Gestapo. En Duisburg, con 400.000 habitantes, sólo tenían a 43 oficiales y en Colonia, en la que vivían 750.000 personas sólo había 69 oficiales. Con tan exiguos recursos, ¿Cómo era posible aquella omnipresencia por la que la Gestapo ha pasado a la historia?. Tan sólo el 15% de los detenidos provino de las actividades de vigilancia directas de la Gestapo; la gente común ayudó a la Gestapo en la localización de los oponentes, siendo utilizada por el público para resolver conflictos personales. Se denunciaba a amigos, a colegas del trabajo, a esposos y vecinos.
Conviene no olvidar que fue la gente común quien más ayudó a la Gestapo en la localización de sus oponentes;tan sólo el 15% provino de las actividades de vigilancia de la propia Gestapo, que fue utilizada por el público para resolver conflictos personales. Se denunciaba a amigos, a colegas del trabajo, a esposos y vecinos.Muchas personas denunciaron a otras por comentarios anti nazis después de haber estado bebiendo en cervecerías y restaurantes. Cualquier persona detenida por la Gestapo era conducida a sus instalaciones. El procedimiento comenzaba con la creación de una ficha con una fotografía del individuo, sus huellas dactilares, los datos específicos del arresto y el interrogatorio, otros datos de interés, así como la resolución de la detención y otros datos personales de todo tipo, como la descripción física, étnica o social. El sistema de archivo, creado por la empresa norteamericana IBM, permitía a los agentes encontrar rápidamente cualquier nombre o persona, con lo que la tarea de búsqueda superaba con creces los rudimentarios procedimientos manuales de cualquier policía del momento, que en el mejor de los casos consistía en almacenar cientos de folios con información personal en enormes archivadores que dificultaban la búsqueda y ayudaban a la pérdida constante de documentación. Las fichas se ordenaban alfabéticamente dentro de la máquina que encontraba la información deseada en pocos minutos. Se reunieron unos quinientos mil nombres solo en la sede central de la organización en Berlín, manejados por un solo operario.
Mientras todas estas tareas administrativas se desarrollaban, la Gestapo mantenía al reo encerrado, hasta el momento del interrogatorio, célebre en todo el mundo por los métodos utilizados durante el proceso para conseguir la máxima información posible, si fuese necesario. Como todas las policías políticas, despojaban al reo de cualquier humanidad desde su arresto, denigrándole hasta la extenuación sin mostrar ni un ápice de compasión ni empatía con ellos. Las muestras de desprecio, insultos, vejaciones y torturas eran reiteradas e ininterrumpidas mientras se encontraba en sus manos. Müller acuñó la frase Verschärfte Vernehmung o “interrogatorio intensificado” para referirse a sus técnicas eufemísticamente. Era habitual es que el detenido sufriera las torturas “corrientes” que se aplicaban sin que dejaran huella en su cuerpo: negación de alimento o bebida, exposición a frío o calor extremos, exposición a fuertes ruidos, posturas incómodas reiteradas, aplicación de gran estrés, privación de sueño o celdas de aislamiento continuado, simulación de ahogamiento (el torturado era introducido en una bañera llena de agua, a veces putrefacta, hasta casi quedarse sin aliento una y otra vez), pequeñas amputaciones o extracción de piel; palizas o heridas con diferentes armas blancas; dislocación de articulaciones, violaciones puntuales o rutinarias, entre otras. Para los agentes no existía límite en el proceso de la tortura y por ello utilizaron todo tipo de técnicas que pudieran infligir dolor o destrucción psicológica. Si el detenido presentaba resitencia, el interrogatorio podía alargarse semanas enteras, incluyendo la asistencia de familiares directos a la tortura o incluso detener y torturar a familiares y amigos.
Aunque no siempre se debía recurrir a estos métodos, ya que algunos delitos considerados como leves podían suponer una reclusión temporal, su paso a disposición judicial, si se podía demostrar la comisión de un delito o su puesta en libertad con una amonestación o multa. Entre los miles de procesos que llevaron a cabo los tribunales hubo algunos en los cuales los jueces incluso llegaron a enfrentarse a las acusaciones de la Gestapo, a favor del detenido; sin embargo, la Gestapo solía corregir estos errores por el simple método de hacer permanecer al detenido en sus dependencias, sin más.Fuera como fuese, independientemente de la “gravedad” del delito, desde el momento en el que una persona era detenida, con absolución o condena, su familia y amigos quedaban marcados y sus relaciones personales y profesionales quedaban destruidas, por miedo o por repulsa a los delitos que en muchas ocasiones ni habían cometido. Los métodos de la Gestapo no variaron ni un ápice en esta nueva etapa, si acaso fueron reforzadas sus prácticas con el apoyo de los demás departamentos que conformaron la Oficina de Seguridad. Müller utilizó todos los métodos a su alcance para desarrollar cada vez más la actividad policial de su departamento y prevalecer sobre los demás. De hecho, se planteó un esquema muy sofisticado para las diferentes secciones de la Oficina IV, que abarcaron todos los ámbitos de persecución para demostrar su eficacia. Que la Gestapo fuese sólida y capaz resultaba vital para llevar a cabo los planes del nacionalsocialismo.
Si bien es verdad que la mayoría de los hombres de la Gestapo no eran nazis, no se oponían al régimen nazi, al que estaban dispuestos a servir en cualquier tarea que tuvieran que realizar. Con el tiempo, la membresía en la Gestapo incluyó entrenamiento ideológico, particularmente una vez que Werner Best asumió un papel de liderazgo en abril de 1936. Best enfatizó una doctrina que alentaba a los miembros de la Gestapo a verse a sí mismos como «médicos» del cuerpo nacional en la lucha contra «patógenos» y «enfermedades»; entre las enfermedades implícitas estaban «comunistas, masones y las iglesias y encima y detrás de todo esto estaban los judíos». Ya fuesen formados como policías originalmente o no, los agentes de la Gestapo serían moldeados por su entorno sociopolítico. El historiador George C. Browder sostiene que hubo un proceso de cuatro partes (autorización, refuerzo, rutinización y deshumanización) que legitimó la atmósfera psicosocial que condicionó a los miembros de la Gestapo a la violencia radicalizada . Browder también describe un efecto sándwich, donde desde arriba los agentes de la Gestapo estaban sujetos a racismo de orientación ideológica y teorías biológicas criminales; y desde abajo, la Gestapo fue transformada por personal de las SS que no tenía la capacitación adecuada de la policía, lo que demostró en su propensión a la violencia sin restricciones. Esta mezcla ciertamente dio forma a la imagen pública de la Gestapo que intentaron mantener en lugar de su creciente carga de trabajo; una imagen que les ayudó a identificar y eliminar a los enemigos del estado nazi.
La Gestapo mantuvo para su personal los rangos utilizados por los oficiales de policía tanto los que eran miembros de las SS como para aquellos que no lo eran. A partir de junio de 1936, se realizó un esfuerzo concertado en reclutar policías del SiPo en las SS, y miembros de las SS en el Kripo y especialmente en la Gestapo, con un éxito limitado y para 1939 solo un pequeño porcentaje de agentes de la Gestapo eran miembros de la SS. Con la formación de la RSHA en septiembre de 1939, los oficiales de la Gestapo que también tenían el rango de la SS comenzaron a usar el uniforme de diario gris de la SS cuando estaban de servicio en la sede centroal (Hauptamt) o en la sede regional (Abschnitte). A pesar de la imagen machacona que Hollywood ha fijado en la retina popular, después de 1939, solamente los reservistas de Allgemeine SS llevaban el uniforme negro de las SS. Fuera de las oficinas centrales, los agentes de la Gestapo continuaron vistiendo trajes civiles para mantener la naturaleza secreta de su trabajo. A partir de 1940, la Gestapo usará el uniforme gris de las SS en los países ocupados del este, incluso aquellos que en realidad no eran miembros de las SS, para evitar altercados con el ejercito; se habían producido incidentes con la Wehrmacht que había disparado a los agentes vestidos de civil, al confundirlos con partidarios.
A diferencia del resto de las SS, el parche del cuello del lado derecho de la RSHA era negro sin insignias. Los agentes de la Gestapo que vestían uniforme no usaban los tableros de los hombros del resto de las SS, sino los tableros de la policía entubados o cubiertos con el waffenfarbe verde (giftgrün) de la policia. Un parche negro en forma de diamante (raute) con las siglas «SD» bordadas en blanco se situaba en la manga inferior izquierda incluso por hombres SiPo que no estaban en el SD. A veces este raute se canalizaba en blanco; existe cierto debate sobre si esto puede o no haber sido indicativo de que el personal pertenecía a la Gestapo.
Había protocolos estrictos que protegían la identidad del personal de campo de la Gestapo. y así, cuando se le solicitaba a un agente su identificación, este únicamente presentaba su placa de identificación que le acreditaba como agente de la Gestapo sin revelar su identidad personal. Los agentes no tenían la obligación de mostrar una identificación con fotografía, algo que solamente debía hacer a requerimiento de un funcionario autorizado. Sin embargo, la vista de abrigos de cuero oscuros y uniformes negros de las SS junto con la sola mención de la palabra «Gestapo» provocaba autentico temor entre la población en general.
Con la anexión de Austria (12 de Marzo de 1938) se crearon seis distritos administrativos donde la Gestapo actuaba de manera local y un gran centro en Viena a expensas de la Gestapa de Berlín. El personal de la Gestapo en Austria fue principalmente autóctono. El jefe de la policía austriaca, Ernst Kaltenbrunner, último jefe de la RSHA, consiguió muy buenos resultados en Austria, instalado en su despacho de Viena del Hotel Metropole, sede de la Gestapo austriaca. Le seguirá Checoslovaquia, dividida en 1939 entre el Protectorado Alemán de Bohemia y Moravia, al mando de Von Neurath, y Eslovaquia. Como ocurrió en Austria, no podemos hablar de una purga sistemática de la policía en Checoslovaquia ya que se mostraron extremadamente colaboracionistas con la Gestapo y las SS.El cuartel general se establecerá en Praga, en el Palacio Petschek, donde a los pocos meses se establecerá también todo el entramado de la RSHA. Karl Hermann Frank, segundo de a bordo del SPD y títere en manos alemanas,será el nuevo jefe responsable de la seguridad del Estado en el protectorado. Para finales de 1939, la Dirección de Seguridad creada en 1936 parecía obsoleta antes las perspectivas de futuro que se abrían ante una Alemania triunfante. Desde la cesión por parte de Francia e Inglaterra de parte de Checoslovaquia en 1938, estaba gestándose una nueva forma de organización del terror que llegase a cotas mucho más altas control, acorde a las nuevas circunstancias. La Reichssicherheitshauptamt (Oficina de Seguridad del Reich – RSHA) nació de este espíritu el 27 de septiembre de 1939 y supuso la integración de todos los servicios de seguridad de Alemania en una sola oficina, dirigida por Heydrich. Los departamentos análogos se fusionaron, sobre todo a nivel administrativo, creando grandes agencias estatales organizadas y con personal que venía de raíces muy diversas. Además, todos los miembros de la RSHA tuvieron de facto el derecho a ingresar en las SS, mantener su estatus y vestir sus uniformes.
La Amt IV, la Gestapo, dirigida por Müller, era uno de los departamentos de la RSHA que contaba con mas secciones y subsecciones; era la responsable de la persecución de los enemigos del Reich, verdaderos o presuntos, detenerlos, interrogarlos, confinarlos sin juicio o sin acusación específica y trasladarlos a los campos de concentración si fuese necesario a través de la custodia protectora (Schutzhaft). La Gestapo era el corazón de la RSHA y recibía información de los demás departamentos para llevar a cabo su labor y a su vez suministraba información a pie de calle de los arrestos, registros, informaciones, bienes, etc. Al estar supeditada a una estructura global dependiente del Ministerio del Interior, consiguió la legitimación como agencia estatal que hasta el momento no había tenido, estando parcelada por los distintos ámbitos regionales. Internamente, se subdividía en los siguientes departamentos:
-. VA: adversarios del Régimen, divididos en subgrupos según la raíz de la oposición (marxistas, reaccionarios, liberales, emigrados, contrasabotaje y medidas de seguridad general). Los subgrupos fueron variando y ampliando su campo de actuación según los acontecimientos bélicos y de interior.
-. IVB: actividad sectaria y eclesiástica. responsables de vigilar y perseguir los grupos religiosos y sus actividades, consideradas ilícitas (Iglesias católica y protestante, Testigos de Jehová, masones y, por supuesto, judíos). El subgrupo IVB 4, dirigido por Adolf Eichmann, fue el encargado de planear y ejecutar la llamada Solución Final al problema judío tras la conferencia de Wannsee.
-. IVC: asuntos del Partido nacionalsocialista, administración de los ficheros de la Gestapo, vigilancia de la prensa y responsables de los informes de las detenciones preventivas.
-. IVD: territorios ocupados por el Reich y mano de obra de extranjeros en Alemania. Según avanzó la guerra, se abrieron nuevas secciones para llegar a los nuevos países conquistados tales como Francia, Bélgica o Polonia.Entre sus funciones estaban la selección del personal, movilización, vigilancia en los puestos de trabajo para eliminar posibles opositores así como asegurar su manutención.
-.IVE: contraespionaje: Labores de contrainteligencia en todos los territorios de Europa, además de vigilar a la inteligencia militar.
-.IVF: policía de fronteras y policía de extranjeros, que tuvieron como misión vigilar todas las fronteras del Reich, la administración de los pasaportes y las tarjetas de identidad de los ciudadanos. Para ello, se sirvieron, de nuevo, de otros departamentos de la RSHA que emitían informes personales de alemanes y extranjeros.
-.Referat N: grupo complementario e independiente creado en 1941 que supervisaba la centralización de los informes.
Durante el curso de la guerra los departamentos variaron e incluso crecieron siguiendo las necesidades del Reich. Las oficinas centrales de la RSHA se centralizaron en la calle Prinz-Albrecht, sede de la Gestapo. Desde alí dirigió la vida de millones de personas en toda Europa. Se había completado plenamente el Estado policial y súperburocratizado que anhelaba el nacionalsocialismo desde su raíz. Tanto Himmler como Heydrich admiraban de Müller su fidelidad y su obediencia ciega. Tal era su efectividad que se ganó el apodo de Gestapo-Müller, él era como la Gestapo: rápido, impersonal, frío, implacable, leal y todopoderoso. A partir de 1939 obtendría el cargo de jefe directo de la Gestapo dentro de la RSHA de forma oficial, aunque las tareas las llevase a cabo desde hacía años. Solo quedaba un cabo suelto en el historial de Gestapo-Müller y era que en 1939 aún no se había afiliado al NSDAP. Aunque resulte inverosímil, el jefe de la policía secreta había sido reclutado en la antigua policía política de Weimar en Baviera y no tenía ninguna afinidad con el Partido Nazi.Así, Müller hizo lo que llevaba haciendo toda su vida: cumplió la orden de Himmler y se afilió al NSDAP.
Reinhard Heydrich será asesinado el 4 de julio de 1942 en Praga por miembros de la resistencia checa enviados desde Londres. Durante un año la RSHA quedó bajo las órdenes directas de Himmler, que posteriormente delegó su poder en Ernst Kaltenbrunner en enero de 1943. El nuevo jefe no tuvo las cualidades de su antecesor pero consiguió aplicar gran tenacidad a sus objetivos, que le sirvió para obtener el reconocimiento del Führer.
Una de las nuevas atribuciones de la Gestapo tras el inicio de la guerra consistió en avanzar con el ejército en los nuevos territorios para eliminar la disidencia y realizar una limpieza étnica y social. Con la invasión de Polonia,el Ejército alemán estuvo acompañado en su avance por miembros de las SS, el SD y la Gestapo. En Prinz-Albrecht strasse la actividad era frenética: se preparaban las listas de las personas que debían ser ejecutadas. se detendría al gobierno polaco y los partidos políticos quedarían abolidos.
Una vez roto el control político, habría que limpiar la sociedad polaca de elementos subversivos. Cualquier opositor o posible enemigo debía ser detenido, torturado para obtener toda la información posible y por último sería enviado a un campo de concentración. El departamento IVD dirigido por Hoffman fue el encargado del despliegue de la Gestapo por los territorios que Alemania fue ocupando durante la guerra. Se encargaba de realizar listas de opositores conocidos, investigar y localizar a los judíos y resto de «enemigos del Estado». Todo el entramado de la RSHA estaba presente en las nuevas oficinas que se fueron creando a lo largo y ancho del continente europeo. Cada uno de los Amt estaban representados en el exterior, para crear la misma red represora que en Alemania. No obstante, la policía política era la cabeza visible y piedra angular de toda la represión y su nombre fue el que transcendió y ha quedado estigmatizado hasta nuestros días, pero detrás de sus siglas se encontraba todo el entramado represor del Reich.
Entre junio de 1942 y marzo de 1943, menudeaban las protestas estudiantiles que pedían el fin del régimen nazi (la resistencia no violenta de Hans y Sophie Scholl, dos líderes del grupo de estudiantes Rose Blanca). Sin embargo, los grupos de resistencia y aquellos que se oponían moral o políticamente a los nazis estaban paralizados por el terror a las represalias de la Gestapo. Temerosas siempre de un derrocamiento interno, las fuerzas de seguridad del Reich se desataron contra la oposición. Los primeros cinco meses de 1943 fueron testigos de miles de arrestos y ejecuciones. Los líderes estudiantiles de oposición fueron ejecutados a fines de febrero, y una importante organización de oposición, el Círculo de Oster, fue desarticulada en abril de 1943. Los esfuerzos para resistir al régimen nazi eran muy escasos y tenían pocas posibilidades de éxito, especialmente porque la inmensa mayoría del pueblo alemán no apoyaba los movimientos de oposición. Asi pues, el movimiento de oposición alemana se encontraba en una posición poco envidiable a fines de la primavera y principios del verano de 1943. Por un lado, era casi imposible para ellos derrocar a Hitler por sus medios y por otro lado, la demanda aliada de una rendición incondicional de Alemania no significó ninguna oportunidad para un compromiso de paz, lo que dejó a los aristócratas conservadores y militares que se oponían al régimen sin otra opción más que la de continuar la guerra. A pesar del temor a la Gestapo después de los arrestos masivos y las ejecuciones de esa primavera, la oposición aún tramaba y planeaba. Uno de los actos más famosos, la Operación Valkyrie, involucró a varios oficiales alemanes de alto rango y fue llevado a cabo por el Coronel Claus Schenk Graf von Stauffenberg. En un intento de asesinar a Hitler, Stauffenberg colocó una bomba debajo de la mesa de conferencias durante una sesión informativa en la Wolfsschanze, en Rastemburg. Conocido como el complot del 20 de julio, este intento de asesinato fracasó y Hitler solo sufrió heridas leves. Los informes indican que la Gestapo no fue consciente de este complot ni tampoco tomó medidas preventivas. Stauffenberg y su grupo fueron fusilados el 21 de julio de 1944; mientras tanto, sus compañeros conspiradores fueron detenidos por la Gestapo y enviados a un campo de concentración.
También algunos miembros en la dirección de la inteligencia militar alemana,la Abwehr, emprendieron esfuerzos de sabotaje contra el régimen. Pero la Gestapo reprimió sin piedad a los disidentes dentro de Alemania, tal como también lo harían en cualquier otro lugar. La oposición se hizo aún más difícil. Arrestos, torturas y ejecuciones fueron comunes. El terror contra los «enemigos del estado» se había convertido en una forma de vida hasta tal punto que la presencia y los métodos de la Gestapo finalmente se normalizaron en las mentes de las personas que vivían en la Alemania nazi. Si la Gestapo era implacable con su propia población, es fácilmente imaginable como se desempeño en territorio extranjero… Los miembros de la Gestapo desplegados en el extranjero tuvieron que hacer grandes esfuerzos por llegar al control social que se asemejase a la Alemania que habían dejado en 1939.La nueva guerra no había sido del gusto de gran parte de la población alemana y mucho menos cuando los problemas en el campo de batalla fueron cada vez más y más difíciles de encubrir. La incursión en la guerra de Estados Unidos y la Unión Soviética por el bando aliado cedieron la balanza en contra de Alemania;la fidelidad de los ciudadanos alemanes se iba desmoronando lentamente.
Pero hacerse cargo de la seguridad de los países ocupados por Alemania no fue la única tarea de la Gestapo en Europa. Los aliados del Reich alemán anhelaban también una organización de seguridad tan eficaz como la que tenían los alemanes. En España, Italia e incluso en Japón, los enviados de la Gestapo ayudaban a reestructurar las policías políticas de cada país y redirigir sus políticas hacía la exclusión social, de los enemigos políticos. Cuando los Aliados rodeaban Berlín, la Gestapo seguía trabajando en sus oficinas centrales de la calle Prinz-Albrecht. En los primeros días de mayo de 1945, el asedio por parte del Ejército ruso había sido incesante en la capital de Alemania y el caos reinaba en la ciudad. Mientras, los funcionarios de la policía política siguieron revisando listas, ejecutando arrestos, realizando brutales interrogatorios y, por último, cuando la pérdida en la guerra fue una realidad, destruyendo las pruebas de sus crímenes. Centenares de personas que se encontraban en dependencias policiales fueron ejecutadas y se hicieron desaparecer miles de fichas e informes. El 29 de abril, un día antes del suicidio de Hitler, Müller coordinaba un interrogatorio contra un supuesto traidor de las SS cuando fue visto por última vez. Los testimonios de su amante de Berlín y su secretario no aportaron datos concluyentes sobre su paradero.El paradero de Müller resulta hoy confuso, las últimas investigaciones apuntan a un certificado de defunción emitido en agosto de 1945 que afirma que el jefe de la Gestapo murió en las inmediaciones de la sede del Ejército alemán en Berlín.
Tras la derrota alemana, las potencias vencedoras vieron en las distintas organizaciones nazis una oportunidad para modernizar y complementar sus servicios de seguridad interior y exterior en aras de fortalecerse frente a una guerra entre bloques. Los funcionarios nazis fueron cruciales a la hora de desarrollar estas políticas bélicas y compartir sus altos conocimientos en materias como la represión, el espionaje, las armas o el control social. Miles de miembros de las SS, la Gestapo o el ejército colaboraron con las nuevas autoridades de ocupación, mientras que otros obtuvieron un trabajo indefinido en los servicios secretos de la Unión Soviética o Estados Unidos. Sólo los principales dirigentes, los mas destacados, tendrían que pagar.
Entre el 14 de noviembre de 1945 y el 3 de octubre de 1946, los Aliados establecieron un Tribunal Militar Internacional (IMT) para juzgar a 22 de los 24 principales criminales de guerra nazis y seis grupos por crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad;19 de los 22 fueron condenados, y doce de ellos (Bormann [en ausencia], Frank, Frick, Göring, Jodl, Kaltenbrunner, Keitel, Ribbentrop, Rosenberg, Sauckel, Seyss-Inquart, Streicher) fueron condenados a muerte; los tres restantes (Funk, Hess, Raeder) recibieron condenas de cadena perpetua. El IMT también condenó como organizaciones criminales a el cuerpo de líderes nazis, las SS (incluido el SD) y a la Gestapo; sin embargo, el líder de la Gestapo Heinrich Müller nunca fue juzgado, ya que desapareció al final de la guerra. Hermann Göring, Ernst Kaltenbrunner y Arthur Seyss-Inquart fueron condenados individualmente y ejecutados.
Bibliografía de referencia
-.Burleigh,Michael. «El III Reich.(2000).Editorial Taurus»
-.Delarue, Jacques. «La Gestapo».(1963). Editorial Bruguera.
-.Gerwarth, Robert. «Heydrich, el verdugo de Hitler». (2011). Editorial La Esfera de los libros.
-.Höhne, Heinz. «La orden de la calavera (Historia de las SS) «. (1969) Editorial Plaza y Janés SA.
-.Lumsden,Robin. «Historia Secreta de las SS.»(2003) Editorial La Esfera de los libros.
-.Mcdonough,Frank. «The Gestapo. The myth and reality of Hitler´s secret police» (2017). Skyhorse Publishing
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