Cartago y Roma habían sido amigas desde hacía dos siglos y medio, pues tenían un enemigo común en los griegos. En 509 a. C., cuando Roma se hallaba aún bajo los Tarquines, Cartago había firmado un tratado comercial con ella. En 348 a. C. este tratado fue renovado y todavía en 277 a. C. Cartago y Roma formaron una alianza contra Pirro. Después de asegurar su dominación en Sicilia, Hierón II de Siracusa decidió en 265 a. C., y, en alianza con Cartago, arrasar para siempre la fortaleza mamertina de Messana. Los mamertinos, reflexionando en el hecho de que a fin de cuentas eran soldados italianos, pidieron ayuda a la potencia mundial italiana: Roma.
Y Roma siempre respondía a tales llamadas por lo que un ejército encabezado por Apio Claudio Caudex pasó a Sicilia y derrotó fácilmente a las fuerzas de Hierón, en 263 a. C. Hierón no esperó una segunda derrota. Vio bien dónde estaba el futuro; se retiró a Siracusa y firmó una paz separada con Roma. Hasta el fin de su largo reinado fue un fiel aliado de Roma. Pero la guerra entre Roma y Cartago continuó, la Primera Guerra Púnica.
Los romanos habían conseguido todas sus victorias frente a los cartagineses en tierra; tenían barcos, claro está, pero pequeños (ni siquiera sabían construir grandes barcos), ninguno que pudiese aproximarse a los barcos de guerra cartagineses. Por contra Cartago tenía una larga historia de habilidad marina,poseía la mayor flota del Mediterráneo Occidental y una tradición centenaria de comercio y de guerra en el mar. Por un golpe de suerte (para Roma) un quinquerreme cartagines naufragó y fue arrojado a la costa en la punta de la bota italiana. Los romanos, mediante lo que ahora llamaríamos ingeniería inversa lo analizaron detenidamente,lo estudiaron y aprendieron cómo construir un quinquerreme, proceso en el cual recibieron ayuda de sus súbditos griegos que también contaban con una larga tradición naval. Inmediatamente, los romanos comenzaron a construir su propia flota de quinquerremes mientras entrenaron a las tripulaciones en tierra.
Los romanos eran gente realista y conocedores de sus propias carencias no tenían ninguna intención de superar a los hábiles marinos cartagineses ya que lo mas probable es que hubiesen fracasado. Roma era una potencia terrestre y en tierra sus ejércitos eran imbatibles, así que decidieron llevar al mar su forma de combatir en tierra. Para ello, equiparon a sus barcos con una nueva arma que revolucionará la forma de combatir en el mar: el corvus. ¿Que es un corvus?.
Era una especie de garfio con que se enganchaba a los buques enemigos. Su intención era ir directamente en busca del enemigo, adherirse firmemente a los barcos cartagineses mediante estos garfios y luego hacer pasar sus hombres a ellos. Los romanos pretendían crear condiciones que les permitieran librar algo equivalente a una batalla terrestre, que tendría lugar en las cubiertas de los barcos. Según Polibio, el cónsul Cayo Duilio diseñó un un mástil de siete metros colocado en la proa del buque un poco inclinado hacia el mar. Con dos roldanas, y por medio de un cabo que pasaba por la primera de estas, se podía levantar o bajar una especie de puente levadizo de 1,2 metros de ancho y 11 de largo que se movía de arriba abajo mediante el pequeño mástil y se podía mover lateralmente por medio de los aparejos. Éste estaba sujeto, y por la segunda roldana pasaba otro cabo a cuyo extremo iba atado un pesado pilón de hierro que caía contra el buque enemigo, perforando la cubierta y sujetándolo. Cuando el arpón o pilón encadenaba los buques de tal suerte que se tocaban sus costados, los soldados romanos saltaban como podían al abordaje. Los primeros soldados en pasar a través de la pasarela colocaban sus escudos como protección a los lados de la barandilla. El resto de tropas podían abordar el barco bajo resguardo y una vez en el mismo, combatir con la tripulación como si de un combate naval se tratase y capturar la nave enemiga. Esta nueva técnica de combate desconcertó por completo a la flota púnica que no disponía de un elevado número de soldados destacados entre la tripulación de sus buques de guerra. A cada barco romano le fue asignada una dotación de 120 infantes de marina,fuertemente armados.
Desde hacia siglos se venían utilizando garfios atados a gruesas sogas para realizar el abordaje de los buques enemigos. Hay que tener en cuenta que uno de los principales problemas con que se podía encontrar el garfio era con que las cuerdas que lo sujetaban fueran cortadas. De ahí que más adelante la cuerda de soga fuera cambiada por cadenas de hierro para evitar este posible inconveniente.Para defenderse de ser atrapados por los garfios, se cubrían las proas y el resto de las naves con pieles. De esta forma el hierro resbalaba y el ingenio dejaba de resultar operativo. Parece que este ingenio se puso en práctica durante el ataque de los Pueblos del Mar contra Egipto en torno al 1.200 a.C. Durante la Guerra del Peloponeso su uso estaba muy extendido y Tucídides lo menciona en numerosas ocasiones, tanto usado por los atenienses y sus aliados, así como por los siracusanos.
En 260 a. C. los romanos estuvieron listos.El cuerpo principal de la flota romana, recién salida de los bosques italianos, zarpó bajo el mando de Cayo Duilio Nepote. Era él quien había diseñado los garfios. Eran vigas con largas púas fijadas por debajo. Se las levantaba cuando el barco romano se aproximaba y se las dejaba caer pesadamente cuando estaba junto al barco enemigo. Los pinchos se clavaban profundamente en la cubierta enemiga y los dos barcos permanecían unidos. La flota romana encontró a la cartaginesa frente a Milas, a 24 kilómetros al oeste de Messana. Los barcos se aproximaron, cayeron las vigas, se clavaron las púas y los soldados romanos se abalanzaron sobre los sorprendidos cartagineses, a los que derrotaron casi sin lucha. Catorce barcos cartagineses fueron hundidos y treinta y uno tomados. La reina de los mares fue derrotada por un recién llegado. Duilio Nepote obtuvo el primer triunfo naval de la historia romana.
El corvus contribuía a reducir la estabilidad de la nave y eso era más apreciable en los momentos de mala mar o tempestad. Ademas su peso comprometía la maniobrabilidad de la nave;al ser tan grande y pesado, desequilibraba los barcos, lo que hacía muy peligrosa la navegación fuera de áreas de calma. El Corvus tuvo un notable éxito contra los cartagineses, ocasionándoles grandes pérdidas en buques y tripulaciones y reduciendo drásticamente su poder naval. Tras la guerra, el corvus desapareció de las fuentes y ya durante la Segunda Guerra Púnica, los romanos lo habían abandonado en beneficio de las tácticas tradicionales de ataque con espolón
0 comentarios